lunes, 23 de agosto de 2010

COLUMNA: Palco de Prensa

* Los “escobazos”
Por Gilberto Lavenánt
Los gobiernos panistas de Baja California, presumen como sus máximos logros, la labor de limpia o depuración de las corporaciones policiacas. Así es que a los ceses o detenciones constantes, en especial las detenciones masivas, de policías o expolicias, es a lo que más relavancia o proyección le han dado.

Sin embargo, una y otra vez, se ha puesto en entredicho la supuesta labor de limpieza, cuando se han pusto en libertad, a los presuntos delincuentes, sean civiles o militares, cuyas detenciones han sido espectaculares, pero que finalmente son puestos en libertad, precisamente porque no se acreditan los elementos básicos de los delitos, ni mucho menos la presunta responsabilidad de los detenidos.

El caso más reciente de tales liberaciones, lo es la de 13 policías de Tijuana que estaban recluidos en una prisión del estado de Nayarit. Fueron liberados la madrugada del pasado sábado, por resolución de un Tribunal Unitario de Chihuahua, al considerar que se cometieron irregularidades al detenerlos, así como torturas. Precisamente esto de las torturas, sigue siendo el método más frecuentemente utilizado para arrancar confesiones a los detenidos. Pregunten a Leyzaola, sobre tales “métodos científicos”.

A finales de marzo del 2009, dentro de los operativos de depuración policiaca que determinaron las autoridades locales, fueron detenidos dos grandes grupos de elementos e inclusive agentes ministeriales y del Ejército Mexicano, que según se dijo, favorecían las labores criminales de los grupos de narcotraficantes que operaban en la región.

Entonces, fueron arraigados, y luego consignados, 27 elementos de la Policía Municipal. Su traslado hacia Tepic desde el aeropuerto de Tijuana se vió escandalizado, dada la presencia de un nutrido grupo de familiares, que estuvieron en las instalaciones aéreas, desesperados por la detención de jefes de familia, esposos y hermanos.

Ahora, sin siquiera un “usted dispense”, fueron liberado 13 de los 27 detenidos. Lo menos que se puede decir de ellos, es que recuperaron su libertad, pero no recuperarán su dignidad pisoteada, su integridad física y moral, lesionadas, minadas. Su economía y las de sus familias, sumamente deterioradas. Sin empleo en la corporación para la que laboraban, porque la regla es que debido a la pérdida de confianza, ya no pueden ser reintegrados.

Lo malo para ellos es que aunque, en un expediente, una resolución judicial determine que son inocentes y ajenos a los hechos delictivos que se les imputaban, la duda persistirá en quienes se enteraron de su detención. Losa liberados, difícilmente podrán volver a ver con la frente en alto. Muchos seguirán pensando o diciendo, que efectivamente andaban realizando actividades ilícitas.
Todo, debido principalmente a que las autoridades bajacalifornianas, de todos los niveles, más con afanes de lucimiento, que de efectiva depuración de las corporaciones policiacas, frecuntemente se dedican a dar meros “escobazos”, y no precisamente una real labor de limpieza.

Y surge entonces otro aspecto importante en estas acciones ineficientes. No utilizan el cerebro, solo la fuerza bruta. No hacen labores de investigación, sino que se basan en el “pitazo”, en el chisme, en la supuesta denuncia anónima, muchas de las veces hechas por los propios delincuentes, para afectar a quienes no cedieron a sus propuestas. En la tortura, que arranca confesiones inverosímiles.

Lamentablemente, casi seguro que echan fuera de las corporaciones a los elementos que aparentemente están involucrados en actividades ilícitas, pero dejan dentro, en activo, a los que realmente se dedican a eso, los informadores, colaboradores, auxiliares, empleados de los delincuentes.

No es lo mismo, realizar una labor de limpieza “a tontas y a locas”, con simples “escobazos”, que efectivamente revisar conductas, expedientes, riquezas personales, condiciones de vida, relaciones. La liberación de estos policías, agregada a la de otras personas, supuestos delincuentes, evidencia claramente que no se están haciendo bien las cosas en el área de seguridad pública en Baja California.

Lean las Cartas de Aponte Polito. En ellas el militar describe muchos actos de corrupción. Léanlas. Léanlas. Dejen de dar simples “escobazos”. Si de limpieza se trata, deberían retirar de los cargos al Procurador Rommel Moreno Manjarrez y al Secretario de Seguridad Pública, Daniel de la Rosa. Precisamente, por ineficientes, por pérdida de confianza.


gil_Lavenant@hotmail.com

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