miércoles, 7 de julio de 2010

COLUMNA: El Azote

* Bustamante aplastó a Torres
* Regresa el PRI a palacio
* Osuna y Blake los culpables
* Hank preparado para la gubernatura
Por El Chicotito
“Y eso ya empieza a estar bueno”, fue la frase en señal de mofa que utilizó más de un priísta, minutos antes de que Carlos Bustamante Anchondo fuera declarado como virtual presidente electo de la jornada electoral efectuada el pasado 4 de julio en Tijuana.

“Caballo que alcanza gana” dijo el dueño de las torres ante militantes y medios de comunicación, quienes fueron testigos del triunfo contundente del PRI-PVEM, pese a la campaña de estado emprendida por los tres niveles de gobierno para respaldar a Carlos Torres Torres.

La derrota del PAN y el regreso del PRI a palacio municipal es cuestión de un estudio multifactorial que enunciaremos a continuación:

Torres Torres ganó la candidatura en medio de un proceso interno dividido. Entre traiciones y el despendio de recursos.

Su cercanía con Felipe Calderón Hinojosa, Presidente de la República; José Guadalupe Osuna Millán, gobernador del estado y la adhesión de Jorge Ramos Hernández, alcalde de Tijuana en los últimos días le dieron el triunfo en la primera ronda.

Sin embargo, sus adversarios Alejandro Monraz Sustaita y Javier Castañeda Pomposo no cesaron en su intento por exigir un proceso limpio y transparente. No tuvieron eco y fueron aplastados en la convención.

Ahora el panismo de Tijuana está resentido, dividido, fúrico. El descontento hacia Osuna Millán y Francisco Blake Mora es evidente. En Baja California perdieron todas las alcaldías y casi todas las diputaciones.

Impusieron a sus candidatos y los resultados saltan a la vista.

Carlos Torres Torres, el joven que se ostentó como “El próximo presidente municipal” arrancó con una ventaja de 20 puntos porcentuales sobre Bustamante.

La falta de propuesta lo estancó. Nunca creció durante la campaña. En contraparte, el anuncio de Bustamante en donde amenazó con abandonar la candidatura fue el golpe mediático que le ayudo a crecer.

Al denunciar públicamente que Beatriz Paredes Rangel, presidente del CEN del PRI lo había abandonado le abonó gran crecimiento a su candidatura.

El cambio en su propaganda fue un plus bien utilizado.

Bustamante repuntaba y Torres se mantenía. Una semana antes de la elección, el semanario Zeta publicó un empate técnico entre el PAN y el PRI. Frontera publicó que Torres aventajaba un punto sobre Bustamante.

El mensaje era claro y los priístas redoblaron el paso. Los panistas incrédulos se durmieron en sus laureles.

El equipo de Torres en todo momento se comportó como un “dream team”, se ahorcó solo. No escucharon consejos ni propuestas de los panistas que conocen de operación política en Tijuana.

La estrategia de comunicación fue lineal. El discurso pésimo. El contacto con la gente nulo. Torres no recorrió las colonias de la ciudad. La campaña “en positivo” fue dirigida a la clase pudiente.

Lo único rescatable, fue el reconocer su derrota. Eso habló bien de Torres, quien aceptó que el tomó las decisiones y que asumía el costo de los errores cometidos.

Aunque su futuro en la política es incierto. Seguramente se incrustará en un cargo federal en fechas próximas.

Ahora lo que más de un panista y priísta se preguntan es: ¿Quién será el candidato a la gubernatura que se enfrentará a Jorge Hank Rhon?.

Lo anterior, salta a relucir porque los suspirantes que se han mencionado en reiteradas ocasiones como Francisco Blake Mora, Jorge Ramos Hernández y Héctor Osuna Jaime actualmente son blanco de severos cuestionamientos y ataques entre el panismo bajacaliforniano.

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