miércoles, 2 de junio de 2010

COLUMNA: Palco de Prensa

* Los traidores
Por Gilberto Lavenant
Se les conoce como “chaqueteros”, por aquello de que cambian de “chaqueta” sin rubor alguno. No son de fiar. Son meros oportunistas. En ellos no hay ideologías, sino negociación, ventajas, transacciones. Son capaces de “vender su alma al diablo”. Esos son los traidores.

Es muy común que en todo proceso electoral, surjan los llamados traidores. Les gusta lucirse en las contiendas políticas, como tratando de mostrar valor o coraje, por decidir pronunciarse a favor de tal o cual candidato del partido de enfrente, distinto al que venían militando durante más o menos bastante tiempo.

Y los candidatos, aprovechan la ocasión. También se lucen, porque supuestamente esas adhesiones les hacen ver como que son mejor opción política que sus contrincantes. No entienden que los traidores, no son leales ni a sí mismos.

Solo que los traidores son correspondidos. Les hacen creer que son bienvenidos sus pronunciamientos, pero en realidad los utilizan, los muestran como “trofeos de campaña”. Después de los comicios, ganen o pierdan los candidatos por los que se pronunciaron y dieron el “cambiazo”, ni en cuenta los toman.

Nadie puede confiar en alguien que durante cierto tiempo vistió los colores de determinado partido político, y de pronto, cuando las cosas no andan muy bien en esa organización, o no les cumplen sus caprichos y exigencias, se cambia a la que piensa tiene mejor futuro.

Nadie, en el partido al que arriba un traidor, se va a atrever a platicar de cosas más o menos delicadas, estratégicas, frente al traidor. Puede ser un espía, un informador, un “oreja” de los enemigos políticos. Al final de cuentas, se quedan en meros apestados. Los relegan y los mantienen a distancia, hasta que solos se retiran, cuando comprenden que no tienen cabida. Que el cambio no les dará ventaja alguna, ni nuevas oportunidades.

Esto es más o menos lo que pasará con individuos como el Regidor priísta, Carlos Guzmán Bayardo, suplente de Eligio Valencia Roque, quien esta semana se lució pronunciándose a favor del candidato panista Carlitos Torres Torres, quien tampoco dejó pasar la oportunidad y lo mostró como una “pieza de caza” o como un trofeo.

Claro, lo mismo se puede decir de varios panistas que recientemente también se pronunciaron a favor del candidato priísta, Carlos Bustamante.

Otro caso diferente, que no puede considerarse propiamente como traidores, sino meramente “chaqueteros” u oportunistas, lo es el del gremio de taxis amarrillos, que encabeza Oscar Morales, adherido a la CROC, que luego de tratar de chantajear al PRI, para que le otorgaran una regiduría en la planilla de Bustamante, ahora se pronuncia abiertamente a favor de Torres Torres.

Los priístas están felices por esa adhesión a favor del rival panista, e incluso están sumamente agradecidos con Carlitos Torres. Les quitó un lastre de encima, sujetos que se conducen como verdaderos criminales, que no fortalecen a organización alguna, sino que la desprestigian, la denigran.

Adhesiones que obviamente no son gratuitas. De ninguna manera. Estos individuos son una verdadera lacra social. Le han servido al actual Alcalde de Tijuana, Jorge Ramos, en algunas maniobras políticas y a cambio gozan de impunidad. Nadie los controla. Sus desmanes son constantes y públicos. Se comportan como si fuesen los propietarios de la zona cercana a la Puerta México.

Si Carlitos piensa fortalecer su programa “Tijuana en positivo”, con tipos como Oscar Morales, pues sencillamente está cometiendo la peor de las torpezas. Sin duda alguna le están fallando sus asesores. El dirigente de los taxis amarillos, de positivo, no tiene absolutamente nada. Es negativo al cien por ciento.

Eso indica que eso de “Tijuana en positivo”, es puro verbo, puro slogan de campaña. Es evidente. No cabe duda.



gil_lavenant@hotmail.com

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