* Originaria de El Rosario, se le entregó el Galardón a la Trayectoria Turística* Fundadora del restaurante Mamá Espinoza's, lugar famoso en el mundo entero por sus deliciosos burritos de langosta
TIJUANA.- Domingo 14 de junio de 2009.- El Gobierno del Estado de Baja California, por conducto de la Secretaría de Turismo (SECTURE) entregó un reconocimiento a Doña Anita Grosso Viuda de Espinoza, por dedicar toda una vida a la atención al visitante en su natal poblado de El Rosario, unos 60 kilómetros al sur de San Quintín.
El Secretario de Turismo del Estado, Oscar Escobedo Carignan mencionó que Anita Grosso es un ejemplo para todos los bajacalifornianos por su extraordinario espíritu de servicio a la comunidad y atención al visitante por lo que se hizo acreedora al llamado Galardón a la Trayectoria Turística.
“Me llena de satisfacción estar aquí en El Rosario entregando este reconocimiento a una bajacaliforniana como Anita Grosso, ya que por gente como ella nuestro estado es hoy una tierra de oportunidad y desarrollo, que destaca en el plano nacional e internacional”, puntualizó.
El titular de SECTURE recordó que desde mediados del siglo pasado, Doña Anita atendía la última bomba de gasolina disponible antes de atravesar cientos de kilómetros por el llamado Valle de los Cirios hacia el sur de la península, lugar en el que además servía café y unos exquisitos burritos de langosta, los cuales aún pueden disfrutarse en el ya mundialmente conocido restaurante Mamá Espinoza’s.
La excelente atención de Doña Anita y los suculentos platillos que preparó durante tantos años a base de langosta, camarón y pescado permitieron que el poblado de El Rosario sea hoy reconocido no solo por su riqueza histórica, sino por contar con uno de los lugares en donde se encuentra la cocina más tradicional de Baja California.
Oscar Escobedo mencionó que el degustar estos platillos en el restaurante de Mamá Espinoza’s, es considerado hoy en día como una experiencia única, por lo que además del reconocimiento se entregó a Doña Anita una placa que distingue a este lugar como un Ícono Turístico de Baja California.
Al momento de recibir dichos reconocimientos, acompañada de sus hijos Santiago y Elvia, Doña Anita agradeció la distinción y, con una extraordinaria lucidez a sus 102 años de edad, narró a los presentes algunas anécdotas y recordó que el trabajo, la honradez, así como el gran amor a su tierra natal, son los valores que ha practicado a lo largo de su vida.
En la entrega de este reconocimiento a Doña Anita Grosso Viuda de Espinoza estuvieron presentes también el delegado de la Secretaría de Turismo del Estado en San Quintín, Ramón Villavicencio Aguilar, así como el Coordinador de la Promotora Turística de San Quintín, Luis Rodríguez Hernández.
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RESEÑA BIOGRÁFICA DE ANITA GROSSO
Hija menor de Don Eduardo Grosso (italiano llegado a la península de Baja California a finales de los 1800) y Dona Tecla Peña Duarte (mujer indígena Pima de El Triunfo, BCS), Anita Grosso nació un 16 de octubre de 1906, viendo su primera luz bajo el hermoso cielo de El Rosario, donde según contaba ella misma su familia llegó en un “tren” de burros.
Desde chiquita se caracterizó por se una niña brillante y vivaz que gustaba platicar con los adultos y generalmente iniciar la conversación.
Al inicio de la Revolución su padre decidió enviar a su familia a Caléxico, California, en un trayecto que tomó 22 días, localidad en la que residieron de 1913 a 1922. Fue allí donde aprendió el idioma inglés.
Después, luego de que su padre sorteara algunos problemas financieros a causa de la caída en el negocio de la minería, a lo cual se dedicaba, la familia vendió su casa en Caléxico para mudarse a El Encanto en San Diego, California, en donde criaron conejos, sin embargo la actividad fue poco redituable.
Tratando de rehacer fortuna Don Eduardo viajó a Sonora y luego a Nayarit a las diferentes zonas mineras, tiempo en el que perdió comunicación con la familia por lo que Doña Tecla regresó con algunos de sus hijos a El Rosario. Anita entonces se fue a vivir por tres años a Mexicali con su hermana Teresa.
En 1926 Anita volvió a El Rosario en donde al poco tiempo de haber regresado conoció a Heraclio Espinoza, hijo del considerado “Patriarca del Pueblo”, de quien se enamoró a primera vista, casándose el 28 de agosto de 1931 en una boda que hizo época.
Del matrimonio que formaron nació Aurora del Socorro, Mario, Lucio, María del Rosario y Eugenio.
En 1937 se mudaron a vivir al rancho de los Espinoza (El Metate) pero Anita continuó con sus lazos en El Rosario donde ayudó siempre a parientes y amigos, asimismo en El Rosario nacieron sus otros cinco hijos; Heraclio Manuel, Santiago, Elvia (mejor conocida como Rolly), Sergio y Marco Antonio.
Luego del ataque a Pearl Harbor en 1941, la familia se mudó nuevamente a El Rosario, ya que el gobierno instruyó a los civiles a concentrarse en los pueblos. Durante esos años de la Segunda Guerra Mundial, Anita auxilió a los oficiales del ejército mexicano como interprete en sus comunicaciones de radio con sus similares norteamericanos.
Al lugar en que tenían el radio, que es la misma casita en que ahora tiene su alacena le empezaron a llamar “Anita’s Place”.
El matrimonio de Anita y Heraclio inició en ese lugar atendiendo una pequeña tienda y la bomba de gasolina (artefacto llegado a la zona en 1917). Entonces le vendían gasolina a los lugareños y a los 8 o 10 carros con norteamericanos que pasaban por año. Después por los cincuenta vinieron más “y luego muchos y muchos más”, según narra la propia Anita.
A Doña Anita se le atribuye la frase “Malas carreteras, buenas personas… Buenas carreteras, todo tipo de personas…”
Así, siendo El Rosario paso obligado de los viajeros, nació la tradición de parar en Anita’s Place para saborear una taza de humeante café o disfrutar de los deliciosos Burritos de Langosta que siguen siendo la especialidad aún en la actualidad.
Por mucho tiempo Doña Anita se dedicó, además de atender su establecimiento, a ayudar a los demás. En 1961 un avión tripulado por cinco norteamericanos realizó un aterrizaje forzoso en El Rosario, por lo que los residentes al ver la nave corrieron a auxiliar a los viajeros, a quienes llevaron a la casa de Anita pues ella era la única que hablaba inglés. Doña Anita los atendió y les preparó una machaca de venado, lo único que tenía ese día.
Los norteamericanos escucharon de Anita que en El Rosario había una clínica pero estaba abandonada y sin medicamentos. Los norteamericanos al ver las necesidades regresaron a San Diego para luego volver a El Rosario en nueve aviones con regalos para los niños.
Poco después se incluyó en estos vuelos el Dr. Dale Hoyt, quien en una primera visita atendió en la cocina de Anita a 20 pacientes, naciendo así los llamados “Samaritanos del Aire”.
Fue en los años noventa en que este lugar considerando una posada se convirtió en un Restaurante, mismo que ha conservado la tradición aunque ha sido dotado de un mayor número de mesas y sillas. El platillo clásico de igual manera sigue siendo la langosta estilo El Rosario y entre otros el lenguado frito, el caracol, y el omelet de jaiba.
La esmerada atención de Elvia “Rolly” Espinoza hacen del lugar el sitio ideal para disfrutar una deliciosa comida, lo cual ya les ha valido de fama internacional, al grado de que no hace mucho tiempo recibieron la visita de unos periodistas enviados por National Geographic.
De la misma forma, el restaurante Mama Espinoza ha sido un sitio predilecto de los corredores de la Baja 1000 a lo largo de los años, recibiendo en este lugar a los más famosos corredores del mundo del “Off Road”.
Doña Anita Grosso Viuda de Espinoza ha contribuido enormemente para hacer de Baja California una experiencia única en el mundo y por ello el lugar que lleva su nombre es considerado un ícono turístico de Baja California.
Con información tomada del libro “Anita; la leyenda de El Rosario” de Martín Barrón, así como de la página web: www.bajaquest.com/espinosas
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