Por Teresa Gurza.
Desgraciadamente así es; en todo el mundo maridos y novios continúan matando a sus mujeres..
Y pese a los llamados de la ONU para que gobiernos y sociedades tomen en serio este problema, los números rojos de la violencia familiar no decrecen.
Acaba de pasar otro día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, sin registrar avances en la materia. Por eso es urgente que todos hagamos algo.
Datos de la ONU indican que una de cada tres mujeres del mundo ha sufrido violencia intrafamiliar; y que el número de asesinatos de mujeres es mayor y genera más discapacidad que los efectos combinados del cáncer, la malaria, las lesiones de tránsito y la guerra.
Por eso la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay pidió a las mujeres tener un papel activo en la lucha contra la impunidad.
El año pasado la ONU había urgido a sus países miembros, que llevaran a cabo acciones para paliar este grave problema que se está convirtiendo en epidemia.
Y había advertido que agredir a las mujeres responde a una "cultura violenta de la masculinidad"; y que quienes no implementan acciones para evitar esos crímenes y procurar a las víctimas justicia eficaz y expedita, se convierten en cómplices de los asesinos
Pero en México y en muchos otros países, la respuesta a esa petición no ha sido buena.
No se han establecido mecanismos eficaces para atender la problemática; ni políticas públicas que garanticen a las mujeres acceso a la justicia y a una vida libre de violencia.
Un estudio de la UNAM anota que en México una mujer es asesinada cada seis horas; y la prensa precisa que en los últimos 19 meses se reportaron mil catorce feminicidios; siendo el Estado de México, el Distrito Federal, Morelos, Chihuahua y Jalisco, las entidades con más víctimas.
Más de la mitad de las muertas tenía menos de 40 años. Cuatro de cada 10 murieron asfixiadas, acuchilladas, o a golpes; y una de cada cuatro baleadas.
Para algunas autoridades esas muertes fueron tan intranscendentes, que en el 26 por ciento de los casos las procuradurías de Justicia del Distrito Federal, Guanajuato, Tabasco y Chihuahua no proporcionaron siquiera el método de los asesinatos.
Es muy triste que alrededor del 74 por ciento de esos crímenes, se hayan cometido en los hogares de las agredidas. Por contraste, los delitos contra hombres se consuman en su mayor parte en la vía pública.
En lo que respecta a Chile, una de cada dos chilenas dice ser víctima de violencia intrafamiliar; y este año fueron asesinadas 56 mujeres. Lo que indica que los esfuerzos del gobierno también han sido insuficientes para bajar las cifras de un problema que afecta a todos los grupos sociales.
Los reportes de ese país indican, que oficialmente se sigue pensando en la violencia familiar como algo "normal", porque en respuesta a más de 100 mil denuncias hechas durante el año, únicamente se dictaron mil medidas de protección.
Lo que muestra de que la policía no creyó al 90 por ciento de las mujeres que pidieron ayuda; y eso, a muchas les costó la muerte.
Guatemala no se queda atrás en estos horrores; también ahí hay incapacidad del gobierno para frenar la situación.
El periódico guatemalteco Prensa Libre dice que en lo que va del 2008, han sido asesinadas 597 mujeres; número superior a las 590 victimadas el año pasado.
Ante esta epidemia mundial de asesinatos de mujeres, es necesario insistir en lo que significa la cobardía de que hayan sido victimadas precisamente por las personas que más debieran amarlas y protegerlas; como son sus novios, maridos o parejas.
Y que sus muertes ocurrieron tras años de terror, maltrato, humillaciones, golpes, y violaciones.
Hoy éste es un problema que involucra a toda la sociedad y a todo el mundo; por eso, su solución requiere de una vez por todas de respuestas integrales.
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