La situación de apremio y oprobio que viven cada día la mayoría de los elementos de la policía municipal de Playas de Rosarito, al interior de la corporación y en su actuar con la ciudadanía, respectivamente, ha ido degradando la imagen, credibilidad y confianza de los rosaritenses hacia la institución, todo, gracias al deshonroso y corrupto desempeño de su director, Carlos Meza Ávila.
Meza Ávila, llegó presidido al cargo de director con serios señalamientos de estar involucrado en situaciones ilícitas, de acuerdo a las crónicas periodísticas en las que se manifiestan declaraciones del entonces titular de PGJE, Antonio Martínez Luna, pese a ello, Meza Ávila fue arropado y protegido por la presidente municipal del VIII Ayuntamiento, Araceli Brown Figueredo.
Con base a un trabajo de los reporteros Javier Valdéz y Jorge Cornejo, el Procurador Martínez Luna, les declaró con relación al resultado de los trabajos de investigación sobre el secuestro de varias personas, en las que señaló que, “agentes de la Unidad Especializada Estatal contra la Delincuencia Organizada detuvieron al secretario de Acuerdos adscrito a Tijuana, Rigoberto Flores González, quien habría participado en el cobro de un rescate por la libertad de Hugo Abel Ávila Rubio, ocurrido el 22 de enero de 2002. Flores González fue puesto a disposición de la PGR, cuyos agentes lo trasladaron a la ciudad de México donde rendirá su declaración como indiciado, que podría llevar a ubicar el paradero del resto de los participantes en el secuestro.
Agregó, que los policías ministeriales José de Jesús Murillo Hernández y Carlos Meza Ávila, adscritos a Tijuana, fueron arrestados por haber participado en el secuestro de cinco personas el 9 de junio de 2002, entre ellas César Armando Raygoza Tirado, quien fue asesinado el 4 de julio siguiente por sus captores. Indicó que los testimonios de los otros secuestrados sirvieron para capturar a Murillo Hernández y Meza Ávila”.
Lo anterior, no representó un inhibidor para Meza Ávila y su protectora, al contrario, de acuerdo a los agentes consultados, el halo de protección de la alcaldesa, ha hecho que el director de la corporación preventiva rosaritense, presione y exija cada vez más a los elementos de la corporación a que cumplan con el arancel que les ha asignado diariamente, bajo la amenaza de que, quien no cumpla y contribuya con su “cuota", será sujeto a acción punitiva inmediata.
La presión para los elementos de la corporación ha ido en aumento, están consientes, la mayoría, de que no pueden seguir cazando a los rosaritenses y ciudadanos que visitan el quinto municipio, y que por cualquier razón son detenidos por los oficiales preventivos, y sin importar la falta cometida, los ciudadanos son presionados al punto de que los obligan a ofrecer una cantidad de dinero a fin de que les permitan continuar con su camino, o librarse de una acción punitiva de carácter administrativo o del orden penal.
Por desgracia, para los rosaritenses y visitantes, el gobierno municipal ha fallado en su promesa de campaña de “no tolerar ni permitir la corrupción”, un slogan que solo resultó una impostura para engañar a la mayoría de los escasos electores que el pasado dos de junio salieron a elegir titular del ejecutivo municipal, para que votaran en favor de Morena y sus coludidos, y lo lograron, llegaron para cambiar la forma de hacer gobierno, para que todo siguiera igual, y en algunos rubros, peor.
Solo resta cuestionarnos, ¿Cuánto le costará a Meza Ávila, la protección que le brinda la presidente municipal, Araceli Brown Figueredo?.
¡Y apenas va hacia el quinto mes de su administración!.
Y mientras tanto….
Muchos ciudadanos se preguntan, ¿por qué, el fiscal compadre-carnal, Guillermo Ruíz, no va en contra de Las Pulgas por perversión de menores?, si tanto cacarea que es uno de sus principales tareas, el combatir ese delito
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