La aparente armonía y supuesta unidad partidista, en todos los partidos, se romperá en el momento en que se tenga que hacer la asignación de candidaturas a puestos de elección popular, para los comicios del 2016.
Claro, las formas o métodos, para ello, son distintas en cada organismo político. En el PAN, por ejemplo, la distribución o asignación de candidaturas, la hacen los grupos de poder y el Gobernador Kiko Vega.
Eso de que la elección interna de los panistas, será mediante un proceso democrático, es puro cuento. Lo saben perfectamente. Entre los blanquiazules, opera aquello de que el que “el que tiene más saliva, traga más pinole”.
Y no se discute el carisma de cada quien, ni la popularidad. Lo que vale, es determinar a qué grupo pertenecen y la clientela política que maneja cada quien.
En cuanto a la clientela política, la captan, quienes tienen mayor facilidad de acceso a las nóminas de gobierno o la disposición de recursos de programas sociales.
En el PRI, las cosas son diferentes. Tradicionalmente las candidaturas se han asignado, por cuotas de poder, entre las organizaciones que lo integran.
Estando en el poder, opera casi igual que el PAN. Las posiciones se distribuyen a discreción. Las cosas se complican, cuando el PRI es oposición. Se reduce considerablemente el número de posiciones a repartir.
Por ejemplo, en el caso de las planillas a munícipes, las regidurías se reparten, en orden de supuesta preponderancia política. Los líderes de las centrales obreras, escogen las primeras regidurías. Son casi seguras, en caso de una derrota electoral.
Tratándose de las diputaciones locales, si bien es cierto que también se asignan por preponderancia política, son a riesgo de cada quien. Aunque desde hace tiempo, las dirigencias partidistas tienen qué rogar a los posibles prospectos, para que se animen a participar.
Esta semana, durante el evento en que se llevó a cabo la adhesión formal de la Agrupación Política de Baja California, a la CNOP, hubo apebecistas que advirtieron al dirigente estatal del sector popular, Jesús García Castro, que ya están hartos, de ver, en la integración de las planillas a munícipes, como candidatos a regidores, “a los Eligios y a los García Vázquez”.
La idea, fue darle a conocer, que no es posible que los mismos personajes priístas, sean los que en cada elección, acaparen regidurías, dejando fuera a muchos otros que tienen méritos para ocupar esas y otras posiciones.
Por eso, es válido decir, que las candidaturas a puestos de elección popular, serán las manzanas de la discordia, que vendrán a romper la aparente o pretendida unidad priísta.
Entonces, aquellos que atribuyen una serie de virtudes y capacidades políticas, al nuevo dirigente estatal del PRI, Chris López, ahijado de Manlio Fabio Beltrones, seguramente cambiarán de opinión y dirán todo lo contrario, cuando a la hora del reparto de candidaturas, no les toque ni una sola.
Y aunque Chris afirme que ahora solamente habrá un grupo, el Beltronismo, todos los priístas están a la expectativa, para observar quien acaparará más candidaturas. Si los castrotrentistas o los hankistas.
Vale la pena señalar, porque eso es cierto, que algo similar va a ocurrir con los aspirantes a candidaturas por la vía de los independientes.
Ya han reconocido que tampoco con ellos opera aquello de que la unión, hace la fuerza.
Nadie reconoce, ni acepta, solidarizarse con un solo aspirante, en tanto que hay varios, para cada posición y unos se sienten mejor preparados que los demás y que por lo tanto, el trabajo en equipo debe ser a favor de ellos.
Les duele aceptar, que ninguno reúne el perfil de Jaime Rodríguez “El Bronco”. Y la mayoría, aunque se ostentan como ajenos a los partidos políticos, la verdad es que tienen marcados antecedentes partidistas. Ninguno puede “negar la cruz de su parroquia”.
La aparente armonía persistirá, en tanto no se tomen decisiones. Después de eso, cada quien jalará por su lado. Por el momento, solamente están operando, quienes escudan sus anticipados actos de campaña, bajo alguna fundación, que ha sido la moda en este proceso electoral.
Otros, a lo más que se atreven en a recorrer, de incógnitos, el distrito electoral, que supuestamente tengan mejor controlado.
Sin embargo, les desalienta recordar los resultados electorales de las elecciones federales de este 2015, en las que el PRI, no logró ni una sola diputación, de mayoría relativa.
La redistritación, que había establecido el INE, bajo la fórmula de la población asentada en cada área, fijando similares cantidades de electores, de menos de 200 mil habitantes, en cada uno, había motivado a varios, a contender. Al retroceder y precisar que las elecciones del 2016, serán con los distritos vigentes en el 2013, seguramente disminuirán los aspirantes. Mejor se esperan hasta el 2019.
gil_lavenants@hotmail.com
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