jueves, 9 de abril de 2015

Palco de Prensa: El ciudadano político (Javier Camarena Salinas, candidato por el V Distrito)

Por Gilberto Lavenant
Parece una incongruencia. Ante el creciente rechazo de los electores, hacia los políticos en general, parece sencillo optar por suplirlos con simples ciudadanos. Pero no lo es así. Es cierto, se requieren ciudadanos, pero que tengan nociones de política.

Un ciudadano, común y corriente, hombre o mujer, que no entiende nada de política, por más buenos propósitos que tenga, no tiene la capacidad, ni mucho menos la habilidad, para diseñar un proyecto de trabajo que sea convincente, de tal forma que motive o aliente a los electores a votar a su favor.
Un ciudadano, común y corriente, generalmente no sabe trabajar en equipo, coordinar esfuerzos, negociar, conciliar, ser líder. No tiene un enfoque social del esfuerzo humano. No es político, pues.
La política, permite aprender a manejar todos esos aspectos. El problema es que, generalmente por el medio en que se desarrollan, los políticos se corrompen. Les guía la codicia, se hacen cínicos, desvergonzados. De ahí pues el rechazo.
Ingenuamente, se piensa que la solución a la problemática que se afronta, es formar una especie de “ciudadano político”, individuos con solvencia moral, honrados, pero capaces de asumir y ejercer un liderazgo social.
Los políticos, son buenos para “tirar rollo”. Para diseñar y plantear escenarios fabulosos. Tan solo con la palabra, dominan a las masas, las encausan. Los problemas empiezan, a partir de que afloran sus debilidades, o sus excesos. Su apetito por el dinero fácil.
En cambio, los ciudadanos, comúnes y corrientes, generalmente se ven torpes al hablar. Titubean, no coordinan sus ideas. Ven las cosas de manera simplista y no logran motivar a nadie.
En el ámbito de las relaciones humanas, el político aprende a convivir y desplazarse, entre bichos, sapos y culebras. Dicho en otras palabras, entre individuos hipócritas, cínicos y traidores.
En cambio, el ciudadano común y corriente, tiene muchas dificultades para socializar. De ahí que generalmente es un solitario. No forma equipo con nadie. Ni confía en nadie.
El político, generalmente, es “chile de todos los moles”, es chambista y busca y acepta, cualquier posición en la administración pública, lo que le permite lograr bastante experiencia en áreas diversas.
El ciudadano, común y corriente, con solvencia moral, capacitado, con la experiencia lograda en sus labores profesionales o actividades cotidianas, tiene las “cartas credenciales”, para ser asignado, casi a cualquier área. Sin embargo, debido a su falta de “oficio político”, generalmente no da los resultados esperados.
Ese es el dilema : encontrar políticos honestos, o ciudadanos políticos. La honestidad en los políticos, es casi una utopía. Tal vez podría lograrse algo, si se erradica la impunidad. Político que robe, pues a la cárcel.
En cuanto a lograr que existan ciudadanos políticos, es menos complicado. Se le puede preparar, para que tenga una idea del objetivo social de la función pública. Aunque hay otros factores que les impiden lograr sus objetivos. Principalmente las estructuras sociales, económicas y políticas, que están afectadas por la corrupción, hasta los huesos, y que se resisten a renunciar a sus prerrogativas o actividades viciadas e ilegales.
El tema, es interesante y da para mucho. En este proceso electoral, con la creación de la figura de los candidatos independientes, o sea individuos ajenos a los partidos políticos, hubo quienes supusieron que bajo esa modalidad, podrían arribar a la administración pública, sin haber acreditado siquiera la solvencia moral, ni la capacidad o experiencia. Ni mucho menos el liderazgo social.
Sin embargo, las leyes son hechas por los políticos, y estos no son tan tontos para abrir la puerta y permitir que otros los desplacen. Por ello las restricciones o exigencias, para alcanzar una candidatura independiente o ciudadana.
Cabe hacer estas observaciones, para hacer referencia a la personalidad del priísta Javier Camarena Salinas, candidato a diputado federal por el V Distrto, en Tijuana. Miembro de una familia ampliamente estimada. Licenciado en Administración Pública, además de Contador Público. Con amplia experiencia empresarial y una incipiente carrera en la administración pública. Pero que no es político.
El miércoles estuvo como invitado especial, en la reunión semanal de la Agrupación Política de Baja California, que encabeza Armando López Acosta. Fue algo así como su exámen profesional, en su corta carrera política. La verdad, no le fue muy bien, que digamos.
Como priístas, los miembros de la APBC, se comprometieron a apoyarlo. Sin embargo, le hicieron señalamientos u observaciones contundentes en cuanto a sus planteamientos, a tal grado que el candidato tuvo que reconocer, que más que político, es ciudadano.
La tarea no es sencilla. No se es político, tan solo por formar parte de un partido u organización política. Es formidable, que los ciudadanos, se metan a la política. Pero es necesario blindarlos, prepararlos, para evitar que sucumban ante la corrupción.
Ahora que, la administración pública, no es una empresa privada. El ser un excelente empresario, no es garantía para ser un buen funcionario público. Se requiere oficio político.
gil_lavenants@hotmail.com

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