viernes, 10 de enero de 2014

Palco de Prensa: Cuando un amigo se va

Por Gilberto Lavenant
Escribir respecto a cosas cotidianas, como política o problemática social, es algo relativamente sencillo. Pero escribir de alguien a quien se estima y que ya se ha ido, es algo sumamente difícil. ¿Cómo describirlo, en unas cuántas palabras, sin exagerar, por la estimación, pero a la vez sin restarle méritos?


En días pasados -y conste, no es común para el columnista, escribir en primera persona, pero hay excepciones y esta es una de ellas, que vale la pena- falleció un gran amigo. Su nombre, Jesús Arteaga Aguiluz.

Chuy nació en Mazatlán, Sinaloa, donde nació el día 20 de enero de 1929. En unos días más cumpliría 84 años. Tijuanense por adopción, a donde llegó en la década de los 40´s. Contrajo matrimonio civil con Doña Juana García Delgado (qepd), con quien procreó cuatro hijos, Elda Lourdes, Laura Ruth, Cecilia Edith y José de Jesús, excelente abogado. Todos de apellidos Arteaga García.

Para quienes no tuvieron oportunidad de conocer a Chuy, es importante referirles que entre otras muchas cosas, fue uno de los promotores de la creación del Grupo Los Madrugadores de Tijuana, integrado por destacados personajes de la sociedad, en su mayoría expresidentes de la Cámara de Comercio, así como periodistas.

Preocupados por participar en la solución de la problemática social, a partir de dialogar con los funcionarios correspondientes, allá por 1973, o sea hace 40 años, se reunían cada jueves. Los cuestionamientos, duros, pero positivos, representaban, para los invitados, algo así como presentar un exámen profesional. Ufff.

Los jueves de cada semana, los periodistas tenían nota segura. Acudían con Los Madrugadores, a donde tendrían la oportunidad de que observar cómo determinado personaje exponía los programas públicos a su cargo y además respondía a los cuestionamientos que se le hacían.

Por ahí, siempre dinámicos, Jesús Arteaga, César Reyes, Alejandro Limón, Gustavo Almaraz, Julio Torres Coto, Víctor Flores, Pablo Gutiérrez, Genaro López Laborín, Zósimo Mora, Mario Enrique Mayans Concha, Sergio Aragón, César Cázares, RobertoCastro y muchos otros. Hoy su ejemplo, ha sido reproducido en muchas partes de la República Mexicana, al grado de que Madrugadores ya es considerado como un movimiento nacional.

Chuy Arteaga desempeñó un papel importantísimo en todo esto. Con quien el columnista tuvo oportunidad de convivir y dialogar en innumerables ocasiones. Por ello la nostalgia y la necesidad de hacer referencia a su trayectoria y lucha social. Fue todo un personaje. Que sea esto un modesto homenaje.

Su vida profesional, la desarrolló en instituciones bancarias. Trabajó en Banco del Pacífico, incialmente, cuando fue gerente el señor Juan Alessio. Después ingresó al Banco Mexicano de Occidente, y empezó desde abajo. Fue ascendiendo en la medida en que mostraba sus capacidades, hasta ocupar la gerencia de la sucursal y posteriormente la Gerencia Regional. Un par de años trabajo en Banco Internacional.

Chuy era dinámico. Fue miembro activo de diversas organizaciones sociales, tales como el Club Kiwanis, además de Los Madrugadores. También fue presidente del Centro Bancario, y presidente de Ejecutivos de Ventas.

Pero también participó en otros temas de interés social. Junto con Alberto Limón, en el Patronato del Tecnológico de Tijuana, cuando era una escuela vocacional, a nivel preparatoria técnica. A través del patronato, lograron crear una gran institución educativa y luchar por la superación de la juventud de Tijuana.

Durante la administración del Gobernador Roberto de la Madrid, con el apoyo del gobierno estatal, formó y presidió la llamada “Casa del Niño Voceador”, institución que se dedicó a recoger a niños de la calle, sin hogar, para protegerlos, organizarlos, para que con seguridad en las calles vendieran periódicos en horas libres de la escuela. Se les brindaba cobijo, alimentación, deporte y disciplina con elementos del Pentatlón. Operó en el Centro de Salud, en Avenida Constitución, en la zona centro de Tijuana.

Incursionó en diversas actividades como comerciante, tienda de ropa, restaurante, estacionamiento y por último operó el Hotel Laffayet, ubicado en la Avenida Revolución, entre tercera y cuarta.

A fines de los ochenta, enviuda y posteriormente contrae matrimonio con Yolanda Cons Cosío, reconocida funcionaria bancaria, actualmente jubilada, con quien vivió hasta sus últimos días.

En todas sus actividades, Chuy mostró siempre un enorme cariño por Tijuana, en donde cultivó infinidad de relaciones y amistades en todos los círculos sociales, pues era gran conversador, de ideas y brillantes, siempre mostró una gran jovialidad y calidad humana, por las que se distinguió y fue estimado.

Lamentablemente, nuestro amigo Jesús Arteaga Aguiluz, ya se ha ido. Siempre lo recordaremos. Porque, como dice Alberto Cortez, cuando un amigo se va, queda un espacio vacío, que no lo puede llenar, la llegada de otro amigo.

Cuando un amigo se va, queda un tizón encendido, que no se puede apagar, ni con las aguas de un río.

Un amigo madrugador, a quien algún día, volveremos a encontrar.

Aún queda, un tizón encendido, que no se puede apagar, ni con las aguas de un río. Qepd.

gil_lavenants@hotmail.com

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