viernes, 13 de diciembre de 2013

Palco de Prensa: El petróleo nuestro

Por Gilberto Lavenant
Por fin, luego de negociaciones “en lo oscurito”, seguramente, porque los políticos mexicanos no operan por convicción, sino por conveniencia personal o partidista, fue aprobada la reforma energética, propuesta por el Presidente Enrique Peña Nieto, como la “tabla de salvación” de México.


Por el momento, la controversia no llegó más lejos. Según los políticos que la propusieron y avalaron, los mexicanos deben estar felices, porque el petróleo seguirá siendo “nuestro”. Como si la palabra de político, fuese confiable. Ni siquiera se puede decir que quienes la propusieron y los que votaron para aprobarla, lo hicieron pensando en la mejoría socioeconómica de los mexicanos. Simples mercenarios.

Ese sentimiento de dizque propiedad, suena igual al chiste del regiomontano aquel, al que su hijo le pregunta : ¿papi, puedo ver la televisión? Y el padre, un tanto “generoso”, le responde : “si, mi´jo, nada más no la prenda”.

Al menos constitucionalmente, el petróleo es de los mexicanos. Pero en la práctica, los políticos lo dilapidan, lo usufructúan, se lo roban, pues, como si fuese de su absoluta propiedad.

La supuesta propiedad del petróleo, a favor de los mexicanos, es una de tantos dogmas que aún prevalecen en la Carta Magna. Como aquella establecida en el Artículo 39, que afirma : “La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”.

Hermosa, fabulosa, expléndida, maravillosa expresión. Pero los buenos deseos quedan simplemente en eso, cuando la manifestación y ejercicio de dicha voluntad, se la adjudican los políticos, como de su absoluta exclusividad y competencia. El pueblo, al que se refiere la Constitución, no tiene derecho, ni siquiera a pensar en ejercer en su beneficio la soberanía nacional. También aquí es aplicable el chiste del regiomontano que concede a su hijo el “privilegio” de ver la tele, pero con la condición de que no la prenda.

Cuando se habla de que el petróleo es de los mexicanos, es peor que una burla. A muchos mexicanos les gusta presumirlo, expresarlo o escucharlo, aunque saben perfectamente que eso es una soberana mentira. Lo comprueban, cada vez que se anuncia un nuevo “gasolinazo”.

Son muchos los aspectos que se pueden comentar respecto a la mentada reforma energética. Uno de los principales, es que no contempla el expulsar y castigar a los ladrones incrustrados en Pemex. Como simples empleados, como líderes sindicales o funcionarios de cualquier nivel. Ellos sí que parecen propietarios de la paraestatal. La ostentación de riqueza personal, no deja lugar a dudas de que si no precisamente son dueños de Petróleos Mexicanos, sí roban descaradamente y presumen con cinismo el producto de sus hurtos.

Lo más encomiable de dicha reforma, que se logró de última hora, fue sacar al sindicato, que dirige Carlos Romero de Champs, del consejo de administración de Pemex. Hasta ahora, habían venido teniendo voz y voto en la toma de decisiones de la institución. Como si fuesen socios de la misma. Qué descaro.

Lo preocupante es que no solamente la mayoría de los políticos mexicanos están felices por la aprobación de la reforma energética. También lo están los mexicanos más poderosos, como los Slim, acostumbrados a hacer negocios a gran escala, con la complacencia de los gobernantes que les otorgan todo tipo de facilidades. Incluso la de no pagar impuestos.

Sin embargo, quizás lo más preocupante es que, los más felices de todos, son los extranjeros, que ya se preparan para venir a saquear el subsuelo mexicano. Las crónicas relativas a declaraciones de extranjeros, sobre este tema, indican que están sorprendidos. Dicen que los legisladores mexicanos fueron más lejos de lo que esperaban.

Por ejemplo, una nota proveniente de Dallas, Texas, indica que los especialistas norteamericanos, en las ramas de petróleo y electricidad, indica que estos calificaron como audaz e innovadora la reforma energética de Peña Nieto. En especial, George Baker, editor del boletín México Energía Intelligence, la calificó de “atrevida y valiente” y comenta que en lo que respecta al petróleo, la reforma fue más allá de lo que se esperaba.

Así mismo, se mostró sorprendido de que los legisladores mexicanos hayan logrado separar el marco comercial del sector petrolero, del marco constitucional bajo el que estaba sujeto. Enfatizó que durante muchos años Pemex estuvo limitado, porque sus criterios de comercialización estaban regidos y limitados por un marco constitucional.

El que alguno o muchos mexicanos, hablen a favor o en contra de dicha reforma, podría no ser tan trascendente, como lo son las observaciones y calificaciones de los expertos en la materia. En especial de aquellos dedicados a la explotación del petróleo. Están que se lamen los bigotes por los negociazos que van a hacer con “nuestro petróleo”.

A la mayoría de los mexicanos, los chamaquearon con el supuesto de que bajarán de precio la gasolina y la energía eléctrica. Argumentos fantasiosos y falsos, como los que se manejaron cuando se estableció el Tratado de Libre Comercio. Muchos ya veían a México, con una economía en Jauja, hablándose de tú a tú, con los estadounidenses, donde el nivel económico, y por lo tanto el poder adquisitivo, es sumamente superior.

Lo único que ocurrió, es que México se inundó con franquicias extranjeras, que permiten a los mexicanos soñar que están viviendo en un primer mundo. Empero, las pequeñas y medianas empresas, netamente mexicanas, tuvieron que cerrar y muchos mexicanos quedaron sin empleo. El sueño de riqueza, se convirtió en una amarga realidad de pobreza. Volverá a pasar.

gil_lavenants@hotmail.com

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