Por Ana Paula de la Torre
En México la violencia entre los cárteles de las drogas creció durante el sexenio de Vicente Fox, entre otros motivos porque el gobierno de E.U construyó, en respuesta a los ataques del 9/11, la barda fronteriza que hoy divide los dos países. Como consecuencia, la lucha entre estas organizaciones aumentó, aunado a que algunos grupos delictivos se separaron de sus bandos originales para independizarse: como el caso de los Zetas, quienes en algún momento fueron el brazo armado de defensa del Cártel del Golfo, o de Edgar Valdéz “La Barbie” y los hermanos Beltrán Leyva, quienes inicialmente formaron parte del Cártel de Sinaloa, y después fundaron el cártel del Pacífico.
A finales de los noventa el cártel de Sinaloa, dirigido por el famoso Chapo Guzmán, quien fue incluido como uno de los hombres más ricos del mundo por la revista Forbes, rebasó la influencia del Cártel de Juárez, hasta entonces el más poderoso de esa década –y desde ese momento se consolidó como una de las organizaciones ilícitas más poderosas del mundo.
En el 2006, cuando el expresidente de México, Felipe Calderón, declaró la “guerra contra el narcotráfico”, para capturar a los líderes y desestructurar a los cárteles, la violencia se desbordó y la lucha por las ganancias incluyó otros negocios como el tráfico de personas, la extorsión de comercios, y el secuestro a migrantes. Supuestamente el gobierno calderonista centró sus esfuerzos en combatir a los grupos más violentos, entre ellos La Familia, los Zetas y Los Caballeros Templarios. Tras seis años de esta guerra, donde han perdido la vida más de 80 mil personas, según cuestionables cifras oficiales, la mayoría de los líderes de las principales organizaciones criminales han sido capturados.
En este contexto, el periodista independiente Malcom Beith, autor del libro “El último Narco: La Caza del Chapo”,en un reciente artículo, publicó que los grupos delictivos como los Caballeros Templarios, La Familia, el Cártel de Jalisco Nueva Generación y sus ”matazetas”, están más desarticulados que nunca, incluyendo al temido cártel de los Zetas: el cual ha acumulado un increíble poder por sus métodos para incitar miedo.
De acuerdo con las conclusiones de Beith, productos de un estudio que realizó para el Combating Terrorism Center, es posible una alianza entre el Cártel de Sinaloa y el Cártel del Golfo, los cuales a su vez, podrían adoptar paulatinamente a los otros grupos (La Familia, Los Caballeros Templarios, y los Zetas, etc). Otra latente posibilidad, es que estas últimas agrupaciones, encontrarán cada vez más complicada la ruta por el tráfico, por lo utilizarían el caribe como zona de tránsito, lo cual, según este periodista, disminuiría la violencia.
Hoy está por comprobarse si la supuesta desarticulación de los cárteles disminuirá la violencia a largo plazo, en un contexto en que la frontera con E.U es cada vez más hermética. La legalización de las drogas se percibe aún lejana, aunque nunca había estado tan presente en la discusión pública. Estados Unidos por su parte, recalca continuamente el éxito en la estrategia implementada en Colombia sobre combate al narco: aparentemente en los últimos seis años el consumo de cocaína y mentanfetaminas en este E.U ha disminuido en un 50%, hoy en cambio, los estadounidenses están consumiendo drogas sintéticas, farmacéuticas y marihuana, generalmente producidas dentro de su país.
En resumen, los cárteles están enfrentando un contexto cada vez más complicado –como el cierre de la frontera, el aumento del consumo de drogas producidas en E.U. y la captura de importantes capos. A pesar de lo anterior, es aún imperceptible una disminución de la violencia. El gobierno de Enrique Peña Nieto continúa ejerciendo la misma la estrategia, que de no disminuir la violencia en el corto plazo, será difícil continuar justificando.
Twitter del autor: @anapauladelatd
Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad del autor y no necesariamnete reflejan la posición de Pijama Surf al respecto.
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