En las elecciones recién celebradas en Baja California no ganó el mejor, se impuso el menos peor. Entre el abstencionismo y la apatía de los electores, el verdadero peligro para el estado fronteriza era que una persona de tan escasa capacidad y honestidad como Fernando Castro Trenti se hiciera con la máxima magistratura de BC.
No es la gran cosa “Kiko” Vega. El también conocido como “el rey de las casas de empeño” no pudo ni echar a andar un relojito electrónico con el que pretendía adornar Tijuana, lo que era la gran obra de su presidencia municipal, que apenas funcionó unas semanas antes de .
Más que felicidad, los bajacalifornianos que votaron en las pasadas elecciones del 7 de julio, sienten alivio al haber prevenido, retrasado quizá durante 6 años más, el regreso del PRI a la entidad que tan mal gobernaron durante varias décadas.
Cuando termine el mandato de Vega se habrán cumplido 3 décadas del PAN en el poder en Baja California. Y pocas cosas habrán cambiado. Una verdadera lástima para un estado con tanto, tantísimo potencial.
¿Y el PRD? Festejan por todas partes su “triunfo” como comparsas del PAN y apenas obtuvieron una diputación de las 25 en juego. Hasta Movimiento Ciudadano obtuvo más. Vaya ridículo.
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