Por Gilberto Lavenant
Los políticos, en general, son incongruentes por naturaleza propia. Esto, además de ser pésimos administradores, es la causa principal de las crisis financieras que afrontan, tanto los gobiernos estatales como municipales.
Hace muchos años, muchísimos, la premisa fundamental para los gobernantes, era lograr unas finanzas sanas. Ciertamente, todos pregonaban que tratarían de hacer más que sus antecesores, pero sin dejar pasivos a sus sucesores. El buen político, se distinguía por ser buen administrador y la constancia de ello era no dejar adeudos.
Ahora, es todo lo contrario. La presunción es hacer más, pero no tanto con el afán de resolver necesidades ciudadanas. El objetivo es recuperar lo gastado en sus respectivas campañas y hacer “un guardadito” para la siguiente. El beneficio social es secundario.
Al mismo tiempo, disfrutar las “mieles del poder”, viviendo como príncipes o monarcas, con asistentes personales para todo, lindas chicas a sus alrededores, guardaespaldas, celulares, viajes al extranjaro. Cualquier empresario les envidiaría el excesivo gasto de recursos públicos, como si fuesen propios.
Para ellos no hay límite. Si los presupuestos no bastan, recurren a los créditos. Gastan, que es un contento. En casi todos los casos, hipotecan el futuro de las administraciones a sus cargos, para los siguientes 25 o más años. Al fin y al cabo, ellos concluyen sus gestiones, se retiran a descansar o a buscar nuevas posiciones políticas y quienes sufren son sus sucesores. En especial los ciudadanos, que son los que finalmente “pagan los platos rotos”.
Recientemente trascendió que, según un informe de la Secretaría de Hacienda, la suma de la deuda municipal en el país, asciende a 44 mil 859 millones de pesos hasta junio de 2012, de lo cual el 35% lo afrontan diez ayuntamientos. Entre ellos Mexicali y Tijuana.
El Ayuntamiento más endeudado, es el de Guadalajara, Jalisco, con un monto de 2 mil 680 millones de pesos, seguido en segundo lugar por el de Tijuana, con 2 mil 539 millones. De un total de 2 mil 450 municipios, ocupar el segundo lugar, no es algo que pueda ser motivo de orgullo para los tijuanenses. El de Mexicali, “no canta mal las rancheras”, pues su deuda asciende a 797.1 millones de pesos.
Los alcaldes bajacalifornianos, se la pasan lamentándose de que no tienen recursos para cubrir las necesidades más elementales de sus administraciones. Sobre todo, para cubrir aguinaldos y sueldos de fin de año. Esto propició que el Gobernador José Guadalupe Osuna Millán, implementara, con el auxilio de la Secretaría de Hacienda, un programa de rescate financiero de los ayuntamientos locales.
Este consistiría en proporcionarles recursos, vía créditos, a pagar a 20 años, sin intereses, pero bajo la condición de que reduzcan su nómina al 55%, y que eliminen su déficit financiero para el 2012 y 2013. Le llaman “Cupón Cero”.
Es algo así como un salvavidas en altamar. Sin embargo, no obstante que aún no se concreta dicho programa, el cual al final de cuentas parece que no operará, los alcaldes, al menos el de Mexicali, Francisco Pérez Tejada y el de Playas de Rosarito, Javier Robles Aguirre, acudieron ante la Comisión de Hacienda del Congreso del Estado, que preside la diputada Rosana Soto, para que les permita contraer nuevos adeudos.
Mexicali dice necesitar 550 millones de pesos y Playas de Rosarito 100. El Alcalde de Tecate, Javier Urbalejo, sin precisar monto, dice que también solicitará un préstamo. Pero cabe aclarar que no son precisamente para pagar las prestaciones de fin de año a sus empleados. No, eso es aparte. Dizque los quieren para realizar obras diversas.
No solamente es incongruente, sino absurdo, que por falta de recursos, advierten que reajustarán personal, pues sus finanzas son caóticas, por las deudas que afrontan, y todavía quieren hacerlas más grandes. Falta un año para que concluyan sus gestiones, y siguen endeudando a los gobiernos que encabezan. Qué irresponsabilidad y cinismo.
Pero, como dicen, no tiene la culpa el indio, sino quien lo hace compadre, o bien, que tanto peca el que mata la vaca, como el que le agarra la pata. Los legisladores locales, también actúan de manera irresponsable e incongruente, pues en lugar de poner un alto a las pretensiones de endeudamiento, les autorizan para que sigan adelante.
Si los gobiernos municipales, no tienen recursos, pues que cubran al menos sus necesidades más elementales. Que dejen de pedir prestado, para hacer obras, que serán más costosas si se le agregan los intereses que generen.
En Baja California se requiere un verdadero programa de rescate financiero de los gobiernos municipales, pero no a base de otorgarles nuevos préstamos, sino impidiendo que continúen endeudándose. Que ajusten sus gastos a lo más elemental.
Al paso que van, dentro de poco tendrán que declararse en quiebra. Ya no tendrán recursos para pagar ni siquiera la nómina de sus empleados. Pero nadie mueve un dedo en ese sentido.
Apenas en abril pasado la legislatura estatal autorizó al ayuntamiento de Playas de Rosarito, para que realizara las gestiones administrativas y financieras necesarias, a fin de contratar una línea de crédito hasta por 45 millones de pesos. Ahora pretende que le autoricen otros 100 millones.
A los gerentes de cualquier empresa, que por ser pésimos administradores, la llevan a la quiebra, les despiden en forma fulminante. Los alcaldes, no reciben sanción alguna. Ya es tiempo de legislar al respecto. Que las administraciones dejen de ser “barriles sin fondo”.
gil_lavenants@hotmail.com
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