Por Gilberto Lavenant
En principio, con todo y que no hubo edecán, el debate presidencial, efectuado ayer en Guadalajara, Jalisco, superó notablemente al primero.
Más limpio en cuanto a su formato, con menos ataques o descalificaciones, con propuestas, no del todo convincentes, pero que al final de cuentas permitirán a muchos mexicanos reiterar o rectificar su intención de voto.
Quienes esperaban un “desgreñadero”, se quedaron con las ganas. Seguramente el morbo de muchos se frustró. Aunque difícilmente se puede decir que hubo algún ganador, la postura de cada quien se eclipsó por la fama o sombra de sí mismos, o de sus respectivos partidos o correligionarios.
En lo que muchos acertaron es que cada uno actuaría conforme a la posición que guardan en los resultados de las encuestas y además de acuerdo a su propia personalidad, ya bastante definida. Podría decirse que en estos momentos cada candidato presidencial es perfectamente predecible.
Gabriel Quadri, del Panal, aunque presumió ser un candidato ciudadano, mostró que ha avanzado bastante en su perfil político. Casi obligó a sus rivales a asumir compromisos específicos en relación a sus propuestas. Cual si fuese catedrático de matemáticas, le dijo a Andrés Manuel que no le cuadraban los números que señalaba para combatir la corrupción y la creación de empleos y al final aseguró ser el mejor candidato.
Sin embargo, se evidenció claramente que Quadri es un teórico de salón de clases, pues además de que hizo propuestas básicamente de corte científico o ambientalista, otras como la de establecer un tratado de libre comercio con China, no resultó nada convincente.
La panista, Josefina Vázquez Mota, que iba bastante preparada para atacar, más que para proponer, se lanzó con todo contra sus rivales. De Quadri dijo que cada voto por el candidato del Panal, sería un voto para una familia poderosa, refiriéndose obviamente a la lidereza magisterial Elba Esther Gordillo, propietaria del partido político que abandera el académico y ahora político de bolsillo.
La candidata blanquiazul llevaba bastantes argumentos para el ataque y la descalificación de sus rivales. Advirtió a los mexicanos el riesgo del retorno del PRI, con dos rostros, representado por un lado por el priísta Enrique Peña Nieto y por la otra, por Andrés Manuel López Obrador.
Incluso, acusó a Andrés Manuel de ser de orígen priísta y le imputó la autoría del himno del partido tricolor en Tabasco. El “peje”, sin exhaltarse, le dijo –con todo respeto, le aclaró- que estaba mintiendo, pues en 1971 era apenas un niño. Que no es tan viejo como parece.
Ya se esperaba la postura agresiva de doña Josefina. El problema para ella es que no puede deslindarse de los gobiernos panistas, tanto el de Vicente Fox como el de Felipe Calderón y le echaron en cara los efectos de la narcoguerra y los millones de mexicanos que viven en pobreza y sin empleo.
Por cierto, Josefina pareció no escuchar cuando Quadri le recordó que siendo titular de la Secretaria de Educación Pública, se refería Elba Esther Gordillo como su buena amiga y ahora la denosta cuantas veces puede. A manera de defensa respondió que en dicho cargo no aceptó el chantaje, y que tampoco lo aceptará si llega a ser Presidente.
De Andrés Manuel, al igual que Quadri, Josefina dijo que no le cuadraban las cifras que señaló para ahorrar y acusó al PRI y al PRD de endeudar a los Estados. Planteó su proyecto, como la única opción para lograr la estabilidad económica y superación del país. Le recordaron, como era de esperarse, los millones de mexicanos en pobreza y sin empleo.
El candidato de las izquierdas, López Obrador, pese a los cuestionamientos, básicamente de Josefina y Quadri, logró mostrarse sereno. Aguantó la presión y concretó sus propuestas en ahorrar 800 mil millones de pesos del gobierno, en tres formas : 300 mil millones de pesos por combate a la corrupción, otros 300 mil millones de pesos por aplicar austeridad, y 200 millones de pesos, eliminando los privilegios fiscales.
Josefina y Quadri señalaron que no les cuadraban los números de Andrés Manuel, y Vázquez Mota le dijo además que ni siquiera despidiendo a todos los empleados del gobierno podría lograr tales ahorros económicos, como acusándolo de fantasioso.
El priísta, Enrique Peña Nieto, se concretó a reiterar sus propuestas de desarrollo económico del país, que centró en la posibilidad de que los mexicanos ganen más por su trabajo, garantizar educación al menos hasta el nivel medio superior, cobertura médica universal y otras cosas en el mismo tenor. Evidentemente molesto por señalamientos de Josefina, logró mantener la calma y le respondió que era incierta la información que manejaba la panista. Quizás lo que más le pesa al mexiquense, lo es la sombra del llamado viejo PRI.
En términos generales, éste segundo debate superó en todo lo positivo al primero. Menos ataques, menos descalificaciones, más propuestas. Quadri se dió el lujo de darles “cátedra política”, al señalar que los políticos pierden el tiempo en ataques y hablando de lo que pretenden hacer, pero no dicen cómo pretenden hacerlo.
Lo que si se puede afirmar, sin error a equivocaciones, es que los cuatro candidatos presidenciales, en el afán de captar votos, hacen promesas a diestra y siniestra. Así mismo, dan casi como un hecho que si logran el triunfo en los comicios del 1 de julio próximo, convertirán a México, casi en un paraíso.
Un México sin pobres, sin desempleados, sin hambre, sin corrupción, sin impunidad. Seguramente han de hablar de otro país, en el que no haya priístas, perredistas, panistas, ni panelistas. Un país sin políticos, entonces sí, casi el paraíso.
gil_lavenants@hotmail.com
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