Por Gilberto Lavenant
No se trata de Calderón, de ninguna manera, sino de Felipe Cuamea Velázquez, Rector de la Universidad Autónoma de Baja California. Hay quienes afirman que es muy huena onda, tranquilo, bien intencionado. Y así parece.
Lo cierto es que las apariencias engañan. El “Caso Solorio”, es una prueba irrefutable de eso. Y una más por ahí, aunque de corte político, que fue el permitir que el Gobernador José Guadalupe Osuna Millán libremente hiciera labores proselitistas, al interior de las instalaciones universitarias, obsequiando pulseritas con la leyenda “Que la UABC nOSUNA”. Este tipo de “ingenuidades”, no se olvidan.
Pero volviendo con el llamado “Caso Solorio”, el del Licenciado Daniel Solorio Ramírez, quien, cual si fuese un empleado de intendencia, flojo y faltista, después de 37 años de labores al servicio de la Universidad Autónoma de Baja California, maestro de tiempo completo, exdirector de la Escuela de Derecho, ampliamente reconocido académica y socialmente, las autoridades universitarias le rescindieron la relación laboral, dizque por faltista.
Para muchos, fue un simple acto de revanchismo, pues Daniel fue un puntual y severo crítico del accidentado proceso de la sucesión rectoril. La pretensión de Felipe, de mostrarse ante la sociedad como un buen hombre, se echa por tierra. El “Caso Solorio” lo muestra como un individuo insensible y arbitrario. Prácticamente un dictador.
Cuando se decide rescindir la relación laboral del maestro Solorio, surge la consigna de hacerlo, a como diera lugar. Daniel, independientemente de que observó una serie de deficiencias en el procedimiento, planteó abiertamente la posibilidad de encontrar un punto de conciliación, que le permitiera regresar a impartir clases.
La consigna rectoril, se ha reflejado en todas y cada una de las instancias a las que ha acudido Daniel. Definitivamente , no lo quieren en la UABC. Es un elemento que genera incomodidades. Han de suponer que estando fuera, cesarán las críticas. Qué equivocados.
En todas las instancias, adoptando posturas formalistas y legaloides, han desechado los reclamos de Daniel, bajo supuestas omisiones. Le quieren dar clases al maestro de Derecho. Les dijo que su intención era que esto se arreglara al interior de la UABC, y no al exterior, que podría dar lugar a un largo proceso, con una resolución que podría implicar una fuerte erogación económica, en perjuicio del presupuesto universitario.
Pero no lo entendieron. Mejor dicho, no lo quisieron reconocer así. La consigna rectoril sigue vigente. Pareciera que se trata de sentar un precedente, para que ningún otro empleado universitario, haga reclamos o críticas. Como diciendo : -si se la hicimos a Daniel, se la podemos hacer a cualesquier otro. Presumiblemente ese es el mensaje.
Cuando se supo del injustficado despido de Daniel, nadie lo podía creer. De inmediato se generó la idea de que, -conociendo a Solorio Ramírez-, Felipe Cuamea Velázquez, Rector de la UABC, escogió el camino fácil para sacudirse a Daniel. El maestro de Derecho que ha sido para Cuamea más que una piedra en el zapato. Quien cuestionó abiertamente y señaló en voz alta, las irregularidades del procedimiento de renovación rectoril. Todos coincidían en que ese era el meollo del asunto.
Cabe recordar que Solorio Ramírez, fue el abogado del Maestro Leonel Cota Araiza, en su lucha por evitar ser retirado de la Junta de Gobierno. Cuestionó abiertamente la designación de nuevos miembros de la Junta de Gobierno y acusó en todo momento la injerencia del Secretario de Desarrollo Económico del Estado, Alejandro Mungaray. Sus análisis, sus reflexiones, sus críticas, los hizo por escrito.
Saben que Daniel es de los que hablan de frente. No es de los que tiran la piedra y esconden la mano. Dicen que quizás por eso resultaba incómodo para Cuamea Velázquez. Pero eso de rescindirle la relación laboral de Maestro de tiempo completo, luego de una trayectoria universitaria de 37 años, dizque por faltista, eso sí que es una grosería. Una acción vulgar.
En sus reclamos, Daniel ha sido sereno, explícito, un tanto académico y sobre todo ha puesto de manifiesto que confía en las instituciones y en quienes las representan, en especial en aquellos que han sido sus compañeros de labores. No lo dice, pero seguramente ha de reconocer que el chambismo, se dá en todos los niveles y actividades. Incluso en las universidades.
Individuos con grados académicos, renuncian a sus derechos y a sus libertades. Se someten a la voz de sus superiores jerárquicos, como han de haberlo los esclavos ante sus amos, sobre todo cuando escuchaban el sonido del látigo surcar los aires. Ahora, no se necesita tanto, la simple consigna, basta para someter a cualquiera. La chamba, ante todo.
La confianza de Daniel en las instituciones universitarias, se fortaleció cuando en días pasados logró que se reviviera la especie de tribunal universitario. El mismo se constituyó, pero solamente para validar el despido de Daniel.
En base a ligeros argumentos legaloides, asumiendo posturas insensibles y arrogantes, el miércoles 18 de abril, o sea esta semana que concluye, luego de hacer un repaso “a vuelo de pájaro”, del procedimiento y los reclamos de Solorio, determinaron que no podían entrar al estudio del asunto porque había sido omiso en plantear algunos aspectos, como pruebas ante el Director de la Facultad de Derecho, al impugnar el aviso rescisorio.
Solorio señala que dos de los integrantes de este órgano universitario, denominado Comisión Mixta de Conciliación y Resolución, que está visto que no anima a sus integrantes ninguna intención conciliatoria, son subordinados de la coordinadora de recursos humanos que emitió el oficio rescisorio. Participa también Alejandro Moctezuma, hermano de la esposa del exRector Alejandro Mungaray, quien también ha sido objeto de las críticas de Solorio.
La resolución de la multicitada Comisión, consta en 11 hojas y concluye con cuatro puntos resolutivos, que básicamente determina como “infundados, inoperantes e insuficientes los argumentos” de Solorio. La consigna rectoril, se aplicó al pìe de la letra. En la UABC, la palabra del “buen” Felipe es Ley. Cualquiera diría : -Tan modosito que se ve. Como que no mata ni una mosca. No cabe duda que las apariencias engañan.
gil_lavenants@hotmail.com
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