Por H. E. Cavazos Arózqueta
Todo indica que el PRI, con Enrique Peña Nieto como candidato presidencial, llegará como puntero y favorito a los próximos comicios federales; incluso, a resultas de que echará andar la maquinaria electoral que lo ha venido ganando casi todo en la mayoría de las elecciones que se han llevado a cabo últimamente, con probabilidades considerables de ganar en el Distrito Federal.Sin embargo, considero que pecan de ilusos quienes califican como inexorable el triunfo priista en la elección presidencial, en la elección a Jefe de Gobierno del Distrito Federal y en la de diputados y senadores; ya que, como se ha visto con anterioridad en diversos procesos electorales en México y en el mundo, los humores sociales cambian, los candidatos tropiezan, los jóvenes, que representan al sector del electorado más volátil, cambian de opinión, entre otros factores que han traído sorpresas junto con sus resultados.
Así las cosas, infiero en que no comete un error quien le apuesta a un candidato distinto al ex mandatario del estado de México. Pues, como se dijo en el párrafo anterior, cualquiera, incluso Ernesto Cordero, tiene alguna posibilidad de triunfar en 2012. No obstante, los resultados arrojados por la mayoría de las encuestadoras coinciden en que los aspirantes a la Presidencial de la República con mayores contingencias de superar al candidato priista son López Obrador y Marcelo Ebrard Casaubón, y en ese orden. Y es por esto último que quienes se opongan al regreso del PRI a Los Pinos tendrán que ejercer su sufragio contra el tricolor y, en algunos casos, sacrificando el voto por su opción predilecta. Y dicho voto, el ‘Voto AntiPRI, posiblemente será necesario destinarlo al candidato izquierdista; aunque éste llegase a ser, aunque le disguste a algunos panistas, Andrés Manuel.
Por otro lado, anular el voto también constituye una de las opciones que un elector puede tomar. Mas me parece puntual señalar que aunque algunos sostengan que una gran masa de sufragios anulados representa una protesta contra la clase política, el sistema y el Estado mexicano. Sin embargo, en mi opinión, la anulación del voto es un ejercicio democrático, afortunada o desafortunadamente, inútil y obsoleto en nuestro país; pues la realidad es que no ha habido Presidente ni gabinete ni Congreso que haya hecho cosa distinta que no sea ignorar los problemas de abstencionismo y de anulación electoral que aquejan a la participación ciudadana de México. Además, los votos nulos siempre han de beneficiar al candidato puntero en las encuestas, al candidato favorito; en este caso, a Enrique Peña Nieto; por lo que todos aquellos que en 2012 anulen su voto estarán votando tácitamente por el candidato del PRI. Dicho esto, me parece que en 2012 se deberán hacer las ponderaciones pertinentes.
Me queda claro que mucha gente ajena a la política se opone al retorno del Revolucionario Institucional al Poder Ejecutivo de la Federación; así como una importante masa popular, conformada por priistas, analfabetas políticos, ignorantes, fans de La Gaviota y mujeres enamoradas, está dispuesta a votar por Enrique Peña Nieto, que no necesariamente es sinónimo de PRI, pues muchos de los que desean que el ex gobernador de Edomex sea el próximo Presidente, ni siquiera conocen el significado de esas tres siglas que tanto daño le han traído al país a lo largo de la historia. Del mismo modo, están los perredistas, los petistas, los panistas –los de verdad, no los de dientes para afuera –, los integrantes de MC, de Morena y los independientes, que harán lo posible para evitar que se consuma la victoria electoral priista en 2012. Y por hacer lo posible me refiero a invitar al sector de la sociedad, libre y consciente, a que, con la ayuda de la memoria y la inteligencia, a participar en los próximos comicios federales ejerciendo el Voto AntiPRI y, antes del primero de julio, dedicarse a crear conciencia.
En conclusión, quienes reconozcan la amenaza a la vida democrática e institucional de México que representa el inminente retorno del PRI a Los Pinos, y pretenda evitarlo, deberá votar el próximo año por quien quiera que se sitúe en el segundo lugar en las encuestas el día de la jornada electoral, es decir, el primero de julio; u otorgar el voto a un candidato con posibilidades serias de triunfar el mismo día; a no ser que la tendencia electoral cambie, y Peña Nieto pierda de manera drástica la ventaja de la cual hoy goza frente al resto de sus contrincantes emparejando así la elección, situación que parece complicada a 8 meses de la elección, lo expuesto será, en mi opinión, lo que se tendrá que hacer para crear el multicitado Voto AntiPRI. Sin embargo, insisto, todo puede suceder. Mientras tanto, a crear conciencia.
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