Por Teresa Gurza
En Chile aumentan a diestra y siniestra, en participantes y frecuencia, las manifestaciones por una educación gratuita y de calidad; y al mismo tiempo baja como en tobogán, la aprobación ciudadana al presidente Sebastián Piñera, sus ministros, la Concertación opositora y los políticos en general.
La de Piñera está ya en 29 por ciento, la cifra menor que ha recibido cualquier presidente desde que volvió la democracia en 1990; y que no refleja siquiera, los votos que obtuvo.
Y día a día la polarización crece y la situación se enrarece, sin que se vislumbre una solución.
Muchos piensan que participando en caceroleos masivos, que antes eran sello de protesta de la derecha más derechista, lograrán que el gobierno acoja la demanda de una mejor educación para todos, que hacen decenas de miles de estudiantes, padres de familia, profesores y hasta rectores que marchan en las principales ciudades de este país andino.
Pero Piñera dejó claro que “nada en la vida es gratis y no lo será la educación”.
Cientos de encapuchados que los universitarios afirman nada tienen que ver con ellos, se han colado en algunas de las dos mil y tantas marchas, provocando disturbios, saqueando comercios, apedreando edificios, agrediendo Carabineros y destrozando lo que encuentran.
Con las correspondientes detenciones, gases lacrimógenos y gente empapada con agua sucia que lanza la policía desde los “carros guanacos”; lo que no es nada agradable en este frío y lluvioso invierno austral.
La influyente jerarquía católica se ha ofrecido como mediadora, pero fue rechazada a través de la máxima dirigente estudiantil Camila Vallejo, una comunista preciosa de 23 años, que habla muy bien, es inflexible en sus planteamientos contra el lucro en educación y tiene que andar custodiada y dormir fuera de casa por las amenazas que recibe.
Y como si todo fuera poco, el senador Carlos Larraín presidente del más derechista de los partidos que llevaron al poder a Piñera y famoso por atizar el fuego de muchos infiernitos con sus desplantes orales, afirmó: "No nos va a doblar la mano una manga de inútiles subversivos instalados muchos de ellos desgraciadamente, en un Parlamento que no supimos ganar".
Declaraciones parecidas a las que casi cuatro décadas atrás hizo el almirante José Toribio Merino, integrante de la Junta Militar pinochetista.
Avivó también el baile, el diario El Mercurio al publicar que una agenda de la Federación de Estudiantes de Chile distribuída a fines del año pasado, había programado desde entonces “disturbios y manifestaciones por la educación” para este mes de agosto.
A lo que los editores de la misma respondieron, que lo aparecido no es lo que se haría este año, sino un recuento de lo que se hizo el pasado; y que así está especificado en las primeras páginas.
Hay que añadir a lo anterior que si no hay solución, miles de estudiantes perderán el año; y sus padres habrán tirado a la calle millones de pesos gastados en colegiaturas.
Agregue lector, el enojo de la mayoría por la desigualdad que persiste en Chile luego de 20 años de gobiernos de centroizquierda, y podrá imaginar lo que está ocurriendo.
Los datos oficiales indican que alrededor del 20 por ciento de la población más rica, se lleva el 56 por ciento de lo que se genera en el país; mientras que los más pobres, se quedan con apenas el cuatro punto tres por ciento; cifra semejante a los primeros registros locales sobre desigualdad que datan de 1965, y que será difícil mejoren en este gobierno.
En tanto, la Concertación opositora sigue sorprendida por haber perdido el poder hace año y medio; y está más ocupada en sus rencillas, que en ofrecer un proyecto político en beneficio de los más necesitados.
Y un nuevo foco de conflicto se abrió esta semana; porque Piñera mandó al Congreso un “Acuerdo de Vida en Pareja” que legaliza las del mismo sexo y contra el que se han manifestado hasta diputados y senadores de su partido.
Por donde se mire la situación es peligrosa; y la gente común lo resume en lo dicho por Lulo, un jardinero que al enterarse que estaba escribiendo este artículo me dijo: “triste que por no cuidar Chile, estemos ahora en la hablada de otros países”.
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