Por Gilberto Lavenant
La mayoría de los mexicanos, e incluso a nivel mundial, saben y están conscientes, que el combate al crímen organizado, por parte del gobierno que encabeza Felipe Calderón, es una guerra. La violencia incontrolable que prevalece en el país y los 50 mil muertos o más que ha dejado, no permiten las dudas al respecto.
Dicen, en una campaña mediática, del propio gobierno federal, que si Felipe no se hubiese animado a combatir a los mafiosos, las cosas estarían peor. Y responde el interlocutor, aparentemente sorprendido : No lo había visto así.
Pero no hay que ir muy lejos, ni buscar demasiado, para conocer las ineficiencias de las acciones oficiales. El problema no es haber emprendido esta narcoguerra, el problema es haberla iniciado, con la simple fuerza bruta, con enviarles al ejército por delante, sin un análisis previo. Las cosas estaban difíciles, si es cierto, pero no tan peores como ahora. Felipe le dió patadas al panal y alborotó el avispero. Ahora, no halla como controlarlo.
Además, a propósito de que las acciones, por la magnitud de los resultados, equivalen a una guerra, debe observarse que al frente del equipo se colocan a los mejores elementos y se les dota de las mejores armas. El equipo de Calderón, no porta cañones, ni armamento sofisticado. Su estratégica “bélica” se basa en la sorpresa, en las denuncias anónimas, pero en lugar de cañonazos, generalmente lanza simples “petardos”. Esos que hacen más ruido, que daño.
Esto se observa con mayor claridad, cuando apunta sus “cañones” hacia sus rivales políticos. La mayoría de las acciones aparatosas, lucidoras, ejecutadas generalmente al márgen de la ley, con cateos ilegales, detenciones sorpresivas, concluyen con resoluciones judiciales que le son contrarias y que muestran plenamente sus ineficacias. El asunto del ”michoacanazo” es el ejemplo más contundente. Por cierto, como si esto hubiese pasado desapercibido en esa entidad, la hermana de Felipe pretende gobernarla. Muestra de cinismo o exceso de confianza.
Dos casos más recientes, de los “petardos” de la guerra calderonista, también con tintes políticos, evidentemente también muy contundentes, que ponen de manifiesto la excesiva ineptitud e ineficiacia, son la detención y liberación del empresario priísta, Jorge Hank Rhón, aquí en Tijuana, y el encarcelamiento y liberación del exalcalde de Cancún, Gregorio
Sánchez, con quien se inauguró el método de los “brazaletes electrónicos”, aberrantes y denigrantes. Tanto como colocarles un grillete, con una bola de acero, que les impide movilizarse.
En el caso de Greg, en plena campaña electoral, el 25 de mayo del 2010, cuando ostentaba la candidatura del PRD, PT y Convergencia, a la gubernatura de Quintana Roo, lo detuvo la PGR en el aeropuerto de Cancún, acusado de lavado de dinero, delincuencia organizada y delitos contra la salud. Un año después, en junio pasado, fue puesto en libertad, por resolución judicial, al considerar insuficientes las pruebas aportadas en su contra. No obstante, la PGR insistió en sus acusaciones y le colocó el brazalete.
Presúntamente la medida cautelar se solicitó, en tanto se relamaba una nueva orden de aprehensión. El viernes 19 de Agosto, se anunció públicamente la negativa del juez a la petición de aprehensión. Aún así, la PGR insiste en que tiene elementos para lograr procesar al político. Como si la justicia fuese un juego.
Algo similar ha ocurrido con el asunto del empresario priísta, Jorge Hank Rhon, detenido la madrugada del 4 de junio, cuando elementos del ejército allanaron su vivienda, se metieron hasta su alcoba y lo exhibieron como el peor de los criminales. Acusado inicialmente por crímen organizado, lo turnan al juez federal por mero acopio de armas y es liberado por haberlo detenido ilegalmente. Acciones ilegales estas secundadas por la Procuraduría de Justicia del Estado, que inútilmente intentó arraigarlo, pero que finalmente se vió obligada a liberarlo. Ejemplos claros de “petardos”. Los “generales” de esta guerra, merecen el cese fulminante e incluso deberían ir a prisión, cuando menos por ineptos. Es más, debe legislarse, para que la ineptitud gubernamental sea elevada a la categoría de delito. Cobran elevados sueldos y no sirven para nada. No merecen otra cosa, más que la cárcel.
Rayando en el absurdo, con un cinismo que desespera, tanto la Procuraduría federal, como la estatal, anuncian intenciones de emprenderla de nueva cuenta contra Hank Rhon. Ya preparan los “petardos” y apuntan hacia su víctima, para aniquilarla. Para fortuna del presunto culpable, contra quien todo ha quedado en meras presunciones, tiene recursos económicos para su defensa. Además de recursos políticos.
A los felipillos, les preocupa que se les acaba el tiempo para continuar jugando a las guerritas. En unos 3 meses se destapan los precandidatos de todos los partidos a la Presidencia de la República, cuya postulación formal será a principios del 2012. La “pólvora”, no les alcanzará para entonces. Por mera lógica, seguramente estallarán sus “petardos”, antes de que concluya el 2011. Aunque podría ocurrir que les salga “el chirrión por el palito”.
Cada día, dados los hechos, evidenciadas las intenciones y el fracaso de sus pretensiones, se fortalece la hipótesis de que Felipe Calderón, al concluir su mandato, saldrá por la puerta posterior. Incluso hay quienes llevan la advertencia a un escenario peor, dicen que Felipillo ni siquiera asistirá a la entrega de la banda presidencial y en caso de acudir, requerirá de los servicios de un helicóptero, para salir huyendo del país, al destierro voluntario, pero obligado. Que a eso se debe la desesperación manifiesta, que será mayor en la medida en que se acerque el final de la dupla sexenal trágica de México.
Los mexicanos, aguantaron 70 años a los priístas, pero a los panistas, a duras penas 12 años. Las comparaciones son odiosas, pero dicen que “más vale malo, que bueno por conocer”. Hoy, ya no hay esperanza de cambio. Fox y Calderón, fueron bastante. Ya no habrá un tercero.
gil_lavenants@hotmail.com
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