viernes, 17 de junio de 2011

Palco de Prensa: La civilidad

Por Gilberto Lavenant
Se dice que la civilidad, es quizá el atributo más significativo de la cultura urbana, que consiste en el reconocimiento que se dá entre quienes se ubican en un territorio y un espacio cultural determinado, en el que concurren las diferencias y el acuerdo expreso de superar las discrepancias mediante la identificación de reglas comúnes para compartirlo.

No es lo mismo, vivir en la ciudad, que en una zona selvática, conviviendo obligadamente con animales, o con individuos agresivos, casi salvajes y de costumbres primitivas, que usan como norma de conducta y dominio el uso de la fuerza bruta. La civilización, es armonía, cordialidad, respeto mútuo.

Para vivir en ciudad, se requiere capacidad de tolerancia, el saber aceptar a los demás tal y como son, el respetarlos y exigir respeto, el entender y acatar las normas jurídicas y sociales en lo más extenso de la palabra.

Imaginen nada más, si en la ciudad –aunque ocurren casos- pareciera que vivimos en plena selva, tratando de eludir a individuos irracionales, gorilescos, con temor a ser agredidos en cualquier momento y sin motivo alguno.

Esas son condiciones extremas, obviamente, pero también se da la incivilidad, cuando individuos comúnes y corrientes, se conducen de manera irreverente, se sienten superiores a los demás, los ven pequeños y consideran que ellos son el eje central de todo, el punto de atención, quienes merecen todo tipo de atenciones, los únicos capaces de dominar a los demás. De tales pretensiones y formas de conducta, sin duda alguna, nacen las dictaduras, las monarquías, los abusos de poder, las vejaciones.

Quizás piensen que el columnista le está dando demasiadas vueltas al tema, sin ir al punto clave o central, pero cabe señalar que viene al caso hacer estas observaciones y reflexiones, para apuntar que en el XX Ayuntamiento de Tijuana, se estaban dando condiciones de incivilidad.

Los regidores, de todos los partidos políticos, se sentían incómodos, pues el Alcalde Carlos Bustamante Anchondo, no les guardaba el mínimo respeto, no los consultaba, no pedía, ni recibía sus comentarios o puntos de vista sobre tal o cual tema. Sus colaboradores hacían lo mismo. Cuando les solicitaban  alguna información, les contestaban con evasivas, o simple y sencillamente no les contestaban.

Cuentan que en días pasados, el Alcalde mandó llamar a un regidor. El aludido, hasta cierto punto se sintió privilegiado, pues le emocionó que por fin don Carlos se había acordado que existía y le llamaba para solicitarle su opinión respecto a algún tema de interés o quizás para encargarle determinada misión. Ni lo uno, ni lo otro, cuando estuvo frente al Presidente Municipal, este le conminó a que no estuviera molestando al Secretario de Desarrollo Urbano, el Arq. David Navarro, que no le anduviera quitando el tiempo solicitándole información sobre tal o cual tema y que lo dejara trabajar. El regidor, guardó silencio y simplemente respondió : –Sí señor.

Un regidor, al que el Alcalde le prohíbe solicitar informes a los funcionarios municipales, propios o necesarios para conocer determinado asunto, que le permita estar en condiciones de razonar y distinguir ventajas y desventajas, además de estar en condiciones de votar a favor, o en contra, cuando se someta a votación alguna propuesta. Resulta absurdo, casi insólito, pero cuentan que es el trato que el Alcalde había venido dando a todos los regidores, casi sin distingo alguno, sean del partido que sean.

Esto fue lo que les llevó a integrar una alianza por la dignidad, y respecto de la cual, al ser cuestionado por los periodistas, don Carlos respondió que le daba risa tales hechos. Decía el columnista, al observar tal respuesta, que pareciera que el Alcalde les vió cara de payasos o que las inquietudes le hicieron gracia.

Ayer jueves 16 de junio, por la tarde, hubo sesión de cabildo. Además de los integrantes, regidores, síndico, alcalde y secretario general, estaban por ahí los auxiliares y periodistas, y algunos otros, que acudieron pensando que habría espectáculo. Creían que las cosas se iban a poner interesantes, cuando los regidores le reclamaran el reírse de ellos y el Alcalde respondiera con carcajadas.

Para quienes no tuvieron oportunidad de estar ahí, vale la pena decirles que reynó la civilidad entre los presentes. Se sometieron a votación varios dictámenes relativos a presupuestos, se aprobó el declarar a Tijuana como ciudad heróica, una reforma legal para que los vehículos de transporte público no porten imágenes que denigren a la mujer, y hasta ahí. El cabildo actuó como lo que es legalmente : un órgano de gobierno colegiado. Los acuerdos se tomaron por votación y no por orden directa del Alcalde.

Nadie se sacó la lengua, ni dijo improperios.No hubo reclamos y aunque el Alcalde estuvo sonriente, para nada les dijo que le causaban risa. Fue la regidora priísta, Miriam Ayón, quien sin hacer alusión a un posible reclamo, ni referir la alianza, reconoció que se había mejorado el trato, que les proporcionaron oportunamente la información requerida o necesaria respecto a los temas a tratar. 

Total, ayer los integrantes del cabildo dieron muestras de civilidad y eso es de reconocerse. Tan sencillo que es respetarse, no subestimarse y no reírse de nadie. Este fue el principio para hacer bien las cosas, dejando a un lado los pleitos y desencuentros. No es lo mismo, reírse con alguien, que reírse de alguien.
gil_lavenants@hotmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario