BERLÍN.- Son la última moda en Alemania y se repiten todos los fines de semana desde principios de mes: concentraciones multitudinarias que empiezan con una simple invitación a través de Facebook y acaban en enfrentamientos casi campales entre policías y jóvenes con muchas ganas de fiesta.
La policía alemana está completamente desbordada y pide más efectivos para lo que espera que sea “el verano de Facebook”. En Alemania no son “indignados” que en España se movilizan a través de las redes sociales, sólo gente que quiere bailar, beber y pasarlo bien.
La señal de alarma la dio el primer fin de semana de junio la ya conocida Thessa: una chica de 16 años que anunció su fiesta de cumpleaños en Hamburgo a través de esa red social y olvidó marcar el evento como privado.
El resultado fue fulminante: mil 600 personas se presentaron en el barrio residencial en el que vivía con sus padres. La policía tuvo que intervenir a caballo, con porras y chorros de agua. Volaron piedras, botellas y objetos inflamables y finalmente, muchos se fueron a casa mientras otros marchaban a comisaría o al hospital.
Días después, el ejemplo era seguido en todo el país. En Baviera, en el sur del país, dos adolescentes de 15 años lograron celebrar un macrobotellón de 600 personas con comas etílicos y detenidos.
En un lago cerca de Hamburgo, en el norte del país, se concentraron 650 personas equipadas con potentes altavoces. Los vecinos denunciaban el ruido y los destrozos en sus propiedades mientras los jóvenes bailaban tecno de madrugada.
En Berlín, famosa por sus fiestas, festivales y quedadas colectivas, más de 2,000 personas invadieron un edificio del barrio multicultural de Kreuzberg, al no quedar ya espacio en la vivienda en la que se había convocado el encuentro. Los vecinos, despavoridos, abandonaban sus casas por la escalera de emergencia.
En Múnich, sur del país, una de estas fiestas se organizó en una estación de metro y colapsó durante horas el tráfico de trenes.
El pasado sábado, se convocó a una reunión aparentemente pacífica en Wuppertal, en el estado federado de Renania del Norte-Westfalia, que fue disuelta por 100 agentes al detectarse que en realidad era un llamamiento de hinchas radicales.
Más de 800 personas se dieron cita en esa fiesta callejera que tuvo como saldo a 16 heridos y 41 detenidos, y dejó claro lo difícil que es a veces identificar quién es en realidad el usuario de Facebook que organizó la fiesta.
En la pequeña localidad de Lünen no pudieron prohibir la celebración de una concentración, porque estaba convocada presuntamente como manifestación para pedir más espacios públicos para los jóvenes. En realidad fue una fiesta en toda regla, sólo que con un par de manifestantes.
Por otra parte, en Düsseldorf, un hombre quiso celebrar una parrillada colectiva a orillas del Rin.
Todo esto demuestra el poder del boca a boca que tienen hoy en día las redes sociales y que ha pillado desprevenidas a las autoridades alemanas, sin manos para sofocar tantas aglomeraciones fuera de control.
“Se trata de un nuevo fenómeno”, reconoció Ralf Jäger, ministro del Interior de Renania del Norte-Westfalia. “Es una nueva forma de cultura juvenil”.
El sindicato de la policía ve a sus agentes sin fuerzas suficientes para hacer frente a semejante desafío y teme que los radicales se aprovechen de la situación.
Además, denuncia que la policía del país no dispone de agentes ni de coches suficientes para controlar tantas macrofiestas a la vez. Los últimos fines de semana quedó demostrado que no tenían automóviles para acudir a lugares en los que se estaban cometiendo delitos.
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