domingo, 15 de mayo de 2011

Palco de Prensa: La desesperación

Por Gilberto Lavanant
El Presidente Felipe Calderón, está desesperado. Se acaba su sexenio y no le ve fin a su narcoguerra y no logra transmitir a los mexicanos, su percepción personal, que le indica que no obstante las miles de muertes, así como el grado de violencia e inseguridad nacional, con los daños colaterales que ello implica, está ganando esta batalla.
Ha de pensar que los mexicanos son muy ingratos, pues nadie le reconoce la lucha contra el crímen organizado, y todos le acusan de haber equivocado la estrategia. Que le ha faltado inteligencia, que cada día es mayor la violencia y por ende la ingobernabilidad del país. Que cada día persiste la idea de que México es un estado fallido.



Este fin de semana, en la capital del país, convocó a una reunión privada a los miembros de su gabinete y a los 1,800 delegados de todo el país, para tratar de motivarlos, a fin de que en esta última etapa de su administración sexenal, hagan el máximo de sus esfuerzos, para cambiar la percepción que los mexicanos tienen respecto a su administración, para sembrar la esperanza de que sí vencerá al narco, de que si se logrará la anhelada paz.



Ya se le fueron los primeros cuatro años. Estamos a mitad del quinto y prácticamente el sexto ya no cuenta, pues en el 2012 se llevará a cabo el proceso electoral, aunque él, desesperado, tratando de infundir seguridad y confianza a sus colaboradores, afirma que hasta los últimos minutos cuentan.



Esta consciente, que no logró, al igual que Vicente Fox, lograr el cambio que reclamaba el pueblo mexicano y que en el 2012 el PAN tendrá que abandonar la silla presidencial, con muy pocas esperanzas de retorno. Que dos sexenios fueron suficientes para decepcionar a los mexicanos. Por ello sus desesperación. Se refleja en su mensaje.



En un prolongado discurso, de aproximádamente 45 minutos, les dijo : “…Para muchas cosas que me gustan, las últimas partes son las mejores partes. Lo mismo en la fiesta taurina, donde el tercer tercio es el que cuenta. Las orejas y los premios, no se juzgan ni en el primero, ni en el segundo tercio, se juzgan en el tercero, que es en donde se arriesga más la vida, que es donde se pone a pulso y a plenitud la suerte, que es donde se templa el coraje, que es donde se hace la faena y se culmina. Este es para mi, el tercer tercio”.

“…O en el futbol americano, por ejemplo, que podrá pasar lo que se quiera, en los tres primeros cuartos, pero el definitorio es el último cuarto. E incluso los últimos dos minutos”, les dijo, como los fanáticos que conservan la esperanza de que su equipo gane, aunque la derrota sea clarísima para todos, menos para ellos que se niegan a reconocerla, a aceptarla, en espera de que surja el milagro.

Por ello les hizo el desesperado llamado : “…Yo les pido a ustedes, amigos y amigas, servidores públicos, que jueguen a fondo y que se entreguen sin miedo, con todo el corazón, por servir a Mexico, en este último cuarto que será el definitivo de la transformación del país”. Dicen que la esperanza muere al último, pero en el caso de México, el calderonismo casi nació muerto y ha agonizado a lo largo de los primeros cuatro años. Muchos ya lo han desahuciado.

En otra parte de su discurso, trató de emular al primer ministro de Gran Bretaña, Winston Churchill, cuando su país fue atacado por los nazis en la Segunda Guerra Mundial, comparando ese pasaje bélico con la narcoguerra mexicana.

“…Cuando al igual a Churchill le exigían, y no solo insinuaban, que lo mejor que podía hacer era ignorar el avance de los nazis, e incluso someterse a ellos. Cuando le exigían precisamente cuál era su política o estrategia, Wiston Churchill hablaba así a su pueblo y a su parlamento : -Ustedes preguntan, cuál es nuestra política y nuestra estrategia, y yo diré : es combatir por mar, tierra y aire, con toda nuestra fuerza y con toda la fortaleza que dios pueda darnos. -Y si ustedes preguntan : ¿y cuál es el objetivo ? ¿Qué buscas?...puedo contestar con una sola palabra, -decía Churchil- : La victoria. La victoria, sin menoscabo del terror”.

Entonces la comparación : “…Y yo puedo decirles, amigas y amigos, que nuestra estrategia es combatir y vencer a los criminales que asolan a nuestro país e igualmente buscamos, en una sola palabra, la victoria, la victoria de México sobre quienes pretenden detener su desarrollo, su paz y su justicia”.

Parece tardío el llamado de Calderón a sus colaboradores. Además desesperado. No es posible, que en este tercer tercio, como en una jornada taurina, o en el “último cuarto” de su sexenio, surja el milagro, no solo de alcanzar la victoria en su narcoguerra, que es solo una parte de la problemática que enfrenta su administración, sino el desempleo, la pobreza extrema, la impunidad, la corrupción y muchas otras tareas pendientes, sean resueltas.



Ciertamente su reciente viaje a Roma, el saludar al Papa, fue para pedirle ese milagro. Como si Dios pudiese resolver las fallas de gobiernos corruptos e ineficientes. Esto, no es cosa de milagros, ni un partido de futbol americano, ni mucho menos una corrida de toros, como pretende describir Calderón a esta última etapa de su gestión administrativa. Seguramente sueña con salir en hombros y en cortar rabo y orejas. Qué ingenuo. Si de cortar se trata, seguramente serán las propias.



gil_lavenants@hotmail.com

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