lunes, 23 de mayo de 2011

¡Cómo no te voy a querer!

Por Jairo Calixto Albarrán
Un sol implacable de domingo que bañaba la tribuna con sus incandescencias. El estadio universitario era un horno de microondas y nosotros las palomitas.
Ni en las más rudas manifestaciones del SME y de los 400 Pueblos se habían expuesto tanto las pieles humanas a tantas posibilidades cancerígenas. Aquello no lo habrían resistido ni los más profesionales del acarreo en los mítines de Eruviel Ávila, el amo y señor de las encuestas imposibles: ¿no es curioso que alguien que tiene menos carisma que una botarga del Doctor Simi siga encabezando las preferencias de personas que, aunque usted no lo crea, de veras esperan que cumpla 6 mil promesas de campaña?



Seguramente lo que le da credibilidad a Eruviel es que surca raudo y veloz los cielos en un humilde helicóptero.



Como quiera que sea, los priistas del Edomex quizá deban contratar a Yeidckol Polevnsky para que los asesore en materia de propaganda política como hizo con Alejandro Encinas, cuyos spots fueron calificados por esta distinguida perredista de “Baratitos y horribles”. O pueden esperar que Presidencia censure la publicidad del Santa Claus en primavera como ocurrió en el Pumas-Monarcas.



En el graderío se vivía un abrupto agotamiento de líquidos vitales frente a las urgencias de una afición sedienta de goles, pero sobre todo de chelas y chescos. No era como las fiestas chiapanecas del ministro de la tremenda Corte, Sergio Valls, cuyas capacidades para la hidratación reunieron a distinguidos representantes del recontraespionaje: el ajonjolí de toda los complots, Charly Salinas, o el secre particular de Calderón, Roberto Gil Zuarth, enviado seguramente con unos shots de tequila.



Ya hubiéramos querido los fanáticos Pumas que Marchelo Ebrard, ya que estaba de quedabien con las multitudes azul y oro, nos hubiera dado trato de spring breakers.



¡Dale, dale, oh, dale Pumas campeón! coreaba la banda como si no hubiera sido cocida lo suficiente en aquel sartén. Aunque nunca tan chamuscada como la institución aduanera que en cinco años apenas decomisó mil armas rápidas y furiosas. O como el chúntaro Moreira que afirma que ya se acabaron “los madrazos en el PRI”. Sí, ajá, se me hace que le van a meter unos golazos comos los de Javier Cortés.



Hoy, Memo Vázquez, campeón en su primera temporada, sin duda recibirá toda clase de propuestas indecorosas, incluyendo la de director del FMI, en lugar del catarriento Carstens, el mañosísimo Gurría y el multichambista Zedillo.



Como si las radiaciones no hubiera sometido a las carnes de los espectadores a incineraciones de tercer grado, celebramos la victoria cantando a lo cabrón el “Cómo no te voy a querer”.



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