sábado, 11 de diciembre de 2010

COLUMNA: Palco de Prensa

* Los derechos humanos
Por Gilberto Lavenánt

Ayer viernes, 10 de diciembre, se celebró el 62 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Una declaración, que después de tantos años, continua siendo letra muerta. Nadie la lee, nadie la conoce, nadie la respeta, nadie la cumple.

Precisamente en este aniversario, el Dr. Raúl Plascencia, Presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, lamentaba el poco cumplimiento que le dan a esta declaración los funcionarios públicos, a todos los niveles.

Deben saber que Plascencia es tijuanense, egresado de la Escuela de Derecho de la Universidad Autónoma de Baja California. Siendo originario de esta ciudad, cualquiera podría imaginar que Tijuana es modelo en materia de garantía y respeto a los derechos humanos. Pero, lamentablemente, es todo lo contrario.

En Tijuana, no se ve mal que se violen los derechos humanos, si los ofendidos son presuntamente delincuentes.

En Tijuana, pasa desapercibida la violación de derechos humanos, si los afectados, son humildes mexicanos que llegan aquí en busca de hacer realidad el sueño americano.

En Tijuana, y en Baja California en general, no se castiga a los presuntos violadores de derechos humanos. Por el contrario, se les premia, manteniéndolos en puestos públicos e incluso otorgándoles otros de mayor jerarquía, donde sin duda alguna seguirán cometiendo vejaciones y torturas, bajo el supuesto de que lo hacen en ¨bien¨ del resto de la sociedad.

En Tijuana, y en Baja California en general, los grupos organizados e incluso las autoridades, hacen reconocimientos públicos a los violadores de derechos humanos e incluso les cuelgan medallas, cual si fuesen héroes.

En Tijuana, y en Baja California en general, a los violadores de derechos humanos, no se les ejerce acción penal por sus actos ilícitos, sino por el contrario, se les encubre y se les ¨blinda¨, para que nadie los toque, para que nadie los moleste.

Para ellos la impunidad es una patente similar al fuero. Si agreden, denigran, maltratan, insultan, privan de la libertad e incluso interrogan mediante sistemas de tortura, como cubrir la cabeza de los detenidos con bolsas de plástico, que asfixian, a fin de obligarlos a ¨confesar¨, o los tunden a golpes, ¨merecen¨ el reconocimiento público, porque lo hacen ¨en cumplimiento de su deber¨.

Se tienen dos casos concretos de todo esto. Julián Lezayola, ex Secretario de Seguridad Pública Municipal de Tijuana y Gustavo Huerta, exDirector de la Policía Municipal de esta ciudad.

Ambos, fueron acusados de haber detenido ilegalmente y torturado a cinco personas. Luego de meses de investigaciones, la Procuraduria de Derechos Humanos emitió la Recomendación 6/10, dirigida al entonces Alcalde de Tijuana, Jorge Ramos Hernández, para que procediera a remover del cargo a los citados funcionarios policiacos.

Ramos Hernández desdeño los señalamientos e hizo caso omiso de la recomendación.

El 30 de noviembre, precisamente el mismo día en que Carlos Bustamante, estaba tomando posesión como nuevo Alcalde de Tijuana, y Ramos Hernández concluía su gestión, allá en la ciudad de México, el Dr. Raúl Plascencia, Presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, suscribía una nueva Recomendación, reiterando el contenido y alcance de la emitida meses antes por la Procuraduría de Baja California.
La Recomendación 68/2010, de la CNDH, fue dirigida a la Presidente de la XX Legislatura Estatal, Nancy Sánchez Arredondo, para que se iniciara investigación a fin de determinar la responsabilidad de quienes incumplieron la Recomendación 6/120 y a los integrantes del Ayuntamiento de Tijuana, insistiendo en el cumplimiendo de la misma, o sea en la remoción del cargo, de los involucrados en los hechos de tortura.
Lamentablemente, los señalados, en lugar de ser destituidos, fueron ascendidos de cargo. Gustavo Huerta es el sustituto de Leyzaola en la Secretaria de Seguridad Pública Municipal de Tijuana. Julián Leyzaola, fue designado por el Gobernador Osuna Millán, como Subsecretario de Seguridad Pública Estatal. Quizá por su ¨calidad¨ de torturadores.
¿Qué se puede esperar, de un Alcalde, Carlos Bustamante Anchondo, y de un Gobernador, José Guadalupe Osuna Millán, que desdeñan o subestiman las violaciones a los derechos humanos y por el contrario premian y protegen a los violadores de derechos humanos, como Huerta y Leyzaola ?
¿Qué se puede esperar, de funcionarios que desdeñan y descalifican a instituciones protectoras de derechos humanos y desatienden las recomendaciones que éstas emiten ?
¨Bonito detalle¨, para celebrar el 62 aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos de Naciones Unidas.
¡Qué desverguenza! O habría que decir ¡Qué cinismo!
gil_lavenant@hotmail.com

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