lunes, 8 de marzo de 2010

COLUMNA: Palco de Prensa

El “Aplausómetro”
Por Gilberto Lavenant


Siendo Alcalde de Ensenada, Ernesto Ruffo Appel, primer gobernador panista de Baja California, y en toda la República Mexicana, comentaba que tenia un método muy sencillo para saber si estaba haciendo bien las cosas como funcionario público, o si estaba fallando.

Le llamaba el “aplausómetro” y explicaba : -Cuando voy a un evento, de preferencia donde hay mucha gente, los aplausos de la gente me indican si ando bien, o ando mal. Si las cosas iban bien, según don Ernesto, seguia por el mismo camino. Pero si los aplausos eran convertidos en abucheos o rechiflas, pues entonces se preocupaba y trataba de saber en qué se habia equivocado. Y a rectificar.

Ruffo Appel puede jactarse de que en su época, el “aplausómetro” siempre le otorgó muy buena calificación. Siempre despertaba entusiasmo y no habia manifestación alguna de desaprobación. La “ruffomanía” fue un fenómeno social y político, que difícilmente se vuelve a repetir.

Viene al caso comentar esto, porque en el acto inaugural del Campeonato Mundial Juvenil de Tae kwon do 2010, que tuvo lugar la tarde del pasado sábado en el Gimnasio de Usos Múltiples del deportivo Centro de Alto Rendimiento, en esta ciudad de Tijuana, el Alcalde Jorge Ramos Hernández y el Gobernador José Osuna Millán, pasaron momentos bochornosos.

Cuentan que eran poco después de las 6 de la tarde cuando ambos funcionarios llegaron al recinto del evento y al ser anunciado su arribo, los asistentes les dieron un enorme abucheo.

Bochornoso, porque además de ser las máximas autoridades de Tijuana y de Baja California, respectivamente, se trata de un evento de corte internacional. Dicho de otra forma, habia visitantes y participantes, de diversos países, que nada saben sobre las funciones o el desempeño de ambos funcionarios, pero que se percataron que no son del todo bien visto.

Probablemente no sea la primera vez –ni la última- que a Ramos Hernández o a Osuna Millán les ocurra algo parecido. El pueblo, cuando tiene la oportunidad de manifestarse, como en esta ocasión, no se detiene. Simplemente lo hace.

Ojalá que ambos funcionarioa le saquen lo positivo a esto, como decia Ruffo Appel. Que entiendan que estos abucheos son una especie de reclamo popular, pues presuntamente no están haciendo las cosas del todo bien, tanto en el gobierno municipal, como en el estatal.

Y entonces, también como decía el autor de la “ruffomanía”, hay que analizar en qué se están equivocando, o en qué están fallando, para corregir y superar. Para bien de todos, obviamente.

Lo que pasa es que generalmente los políticos, cuando andan en busca de los puestos públicos, son todo amabilidad. Son atentos, amables, permiten el acceso de gente común y sencilla, parecen entenderlos y tratan de dar respuestas a sus inquietudes y solución a sus problemas.

Pero luego de resultar electos, difícilmente vuelven a las colonias populares en donde los colonos podian abordarlos de manera sencilla y directa. Esto, aunque hay eventos oficiales en los que se supone que reciben a todo aquel que desea hacer algún planteamiento.

Incluso, en campaña, los reclamos y señalamientos, no parecen incomodar de manera alguna a los políticos que andan a la caza de electores. Una vez en el cargo, se hacen de piel sensible y no soportan reclamo o señalamiento alguno.

Ramos y Osuna, ante tal abucheo, deben reconocer que algo está fallando en sus administraciones. Que no son del todo bien visto por el pueblo y que deben de darse a la tarea para saber qué es lo que tienen que corregir y mejorar. El área de seguridad pública, sobre todo y el de procuración de justicia, por ejemplo. La impunidad sigue prevaleciendo. Está en todo su apogeo.

Si le preguntan a Ernesto Ruffo, tal vez aún conserve por ahí su “aplausómetro” personal y a lo mejor se los presta. Pregúntenle, pregúntele. Sería bochornoso que los abucheos se repitan.
gil_lavenant@hotmail.com

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