Por Sergio Anzures.
En 1989 ganó Ernesto Ruffo Appel y los ciudadanos, el PAN fue beneficiado, decir lo contrario es no conocer la realidad política de Baja California.
Se reconoce que el PAN tenía una intensa lucha en Baja California encabezados por Salvador Rosas Magallón y Héctor Castellano en Tijuana, y Eugenio Elorduy, Héctor Terán y Norberto Corella en Mexicali.
Habían peleado con todo la alcaldía de Mexicali con Eugenio Elorduy, pero hasta ahí.
El alcalde de Ensenada, Ernesto Ruffo Appel y su “Ruffomanía” vino a cambiar la historia del PAN en Baja California y en el país, primer partido político de oposición al PRI gobernaría un Estado.
En dos años y medio como presidente municipal de Ensenada, Ruffo Appel se convirtió en la esperanza de los bajacalifornianos que sencillamente estaban hartos del PRI.
Ejemplo, un año antes (1988),
Cuauhtémoc Cárdenas le ganó en Baja California al candidato del PRI, Carlos Salinas de Gortari la presidencia de la República.
Esa derrota del PRI y el imparable crecimiento de Ruffo Appel en Baja California, se lo atribuyeron al mal gobierno de Xicoténcatl Leya Mortera, y semanas después de rendir protesta como presidente de la República, Carlos Salinas saca del estado y del país al entonces gobernador.
La “Ruffomanía” para principios de 1989 era imparable a pesar de los intentos del gobierno de Salinas de Gortari de detenerla y poner como candidata del PRI a la gubernatura una mujer mexicalense, Margarita Ortega Villa.
No resultó y Ruffo fue avanzando, y el PAN empoderado, sus dirigentes estatales y en los cuatro municipios —Playas de Rosarito era una delegación de Tijuana— veían de cerca el tan anhelado triunfo, estaban a punto de lograr lo impensable.
El semanario Zeta fue un factor trascendental en el avance político de Ruffo Appel desde que fue candidato a la presidencia municipal de Ensenada en 1986, porque lo que en esos momentos decía su director Jesús Blancornelas, era tomada como una verdad para los ciudadanos.
Mientras el periódico El Mexicano fue utilizado para golpear a Ruffo desde antes de la campaña y en una ocasión publicaron de ocho columnas “Ruffo Gringo”, acusándolo de haber nacido en San Diego, California.
La “Ruffomanía” ganó y llevó al PAN nacional y bajacaliforniano al poder político, no a las sobras.
El PRI a través de su dirigente nacional, Luis Donaldo Colosio Murrieta tuvo que reconocerlo y el presidente Carlos Salinas de Gortari aceptarlo.
A semanas de rendir protesta Ernesto Ruffo como gobernador, se le habían acabado los panistas que iba meter a su gobierno.
Hay que recordar que 1989 el PAN tenía en Baja California 450 militantes, de esos 139 eran del municipio de Tijuana.
Además de tener que llenar puestos en el gobierno del Estado debían hacerlo también en los municipios de Mexicali, Tijuana y Ensenada que habían ganado.
Por lo que tuvieron que adoptar a priistas —José Guadalupe Osuna Millán era uno—, supuestos empresarios, abogados, y “líderes sociales” que luego se convirtieron en neopanistas.
Además trajeron gente de otras partes del país para integrarse al gobierno del Estado como Ricardo García Cervantes, político del CEN del PAN.
El primer procurador de Justicia del Estado del gobierno de Ruffo Appel, fue un reconocido abogado priísta Eduardo Krauss Coronel.
Señoras, señores y jóvenes:
Treinta años después no todos los que integrarán el gobierno de Jaime Bonilla son de MORENA, como en aquella ocasión hay priistas, empresarios, abogados sin partido, panistas y neomorenistas.
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