Por Alex D’ Negro.
TIJUANA (B&N).- Ya nadie la quiere cerca. La evitan como si fuera la peste negra, porque su mal olor confirma el abandono y la intemperie que ha sufrido su vida. Le ponen mala cara e incluso muchos le avientan agua en plena vía pública. Todos le han dado la espalda. Todos menos la calle…
Se arropa con vestido de tirantes y pantalón de mezclilla. Carga un costal donde guarda sus únicas pertenencias, y trae consigo una montaña de sueños aun sin cumplir. Sus mayores tesoros: un pequeño radio de pilas, y un bebé de juguete que arrulla en sus ratos de cordura o de delirio más extremo, ¿quién lo sabe?
Sin embargo, cada vez que notan su ausencia, se crea un gran revuelo en las redes sociales acerca de su posible fallecimiento. ¿Puede algún ser humano generar tantas emociones encontradas? Tijuana conoce a esa persona. Su nombre es ‘’Maguana’’.
Según trabajadores y transeúntes de la Calle Segunda y Avenida Constitución, en la Zona Centro, el pasado domingo 25 de febrero, María Luisa Castro Valenzuela, alias ‘La Maguana’’, fue trasladada de urgencia por la Cruz Roja, al comenzar una bronco aspiración. Luego de haber sido estabilizada, se transfirió al albergue "El Refugio", ubicado en la colonia Flores Magón.
Jesús Mondragón, director de dicha institución hospitalaria, ratificó que la paciente fue recibida efectivamente en sus instalaciones y que actualmente se encuentra en recuperación.
Distantes quedaron aquellos días en los que “La Maguana”, hacía disfrutar con su baile exótico y su belleza a muchos de los habitantes de esta ciudad. Cuentan que americanos, venían del “otro lado” con la esperanza de verla o invitarla a bailar En el Antro ‘’Mi Ranchito Bar’’, que era donde ofrecía sus espectáculos, hacían fila solo para ver a la reina de la danza.
Mucho se ha especulado acerca de la vida de esta mujer, que se ha convertido en un verdadero ícono de esta ciudad. Una leyenda viva que atrapa, preocupa…convoca.
Casi todas las versiones coinciden en que su nombre oficial es María Luisa Castro Valenzuela, su edad es desconocida, aunque se presume ronde los 60 años. A todo el mundo le ha contado con orgullo que su madre era cubana, y su papá de Filipinas, y que ambos la abandonaron cuando su padre fue a luchar en la Guerra de Vietnam. También con orgullo, relata que aunque ha tenido varios abortos, dio a luz a par de gemelos, que le fueron arrebatados dado las precarias condiciones en que vive.
Cuenta la leyenda que “La Maguana” era la bailarina exótica más buscada en los años 70 en los antros de la ciudad. Si bien en varias entrevistas, niega haber sido una prostituta, dice que le encantaba bailar en todos los bares de Zona Norte y beber botellas de licor ella sola.
Luego de alcanzar la fama, una potente droga en su bebida, o una desilusión amorosa, (ya poco importa) hicieron que María Luisa Castro Valenzuela, quedara trastornada mentalmente de por vida. Desde entonces comenzaría su largo andar por las calles de esta norteña ciudad.
‘’La Negra Maguana’’ es paciente confirmada de VIH, y con el paso del tiempo su salud mental se ha deteriorado a tal punto, que en ocasiones la han visto caminando completamente desnuda en la Zona Centro. A veces grita y molesta a los transeúntes, pero a menudo se la puede ver pidiendo dinero o bailando en cualquier esquina.
La historia de su vida aún es un misterio. Su paradero a veces también se desconoce y genera falsas noticias de su muerte en redes sociales. Inspiración de músicos y grafiteros, ‘’Maguana’’ ya es una leyenda que traspasa fronteras.
Así, con su rebelde y descuidada cabellera, su mal aspecto, su simpatía y espontaneidad; aparece y reaparece en la zona centro de Tijuana, ciudad que la acogió para siempre como uno de sus más elocuentes hijos.
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