Por Jose Gonzalo Cruz Silva
"Tijuana, ciudad reflexiva, de suspiros y anhelos, de historias míticas y entrañables, de inolvidables recuerdos, de veranos mágicos y secos, de heladas tormentas decembrinas, de ilusiones y murmullos, ciudad que no ha dejado ser ciudad por sus habitantes los cuales seducidos por el coqueteo de su belleza no la dejan agonizar, mucho menos morir".
Tijuana espuma dulce, paisajes cruzados, metamorfosis constante, crecimiento acelerado, drama fugaz, sueño, ilusión, pensamiento, ansiedad desesperante, sonrisa que se distingue entre el humo ondulante que viaja de oriente a poniente, una ciudad de aglomeradas calles por el día, húmedas, románticas y silenciosas de noche, trimegisto decibel, cómplice de personajes anónimos, de sombras grises y moradas, lujuria no arraigada, ciudad de novias casuales, de parques frescos y taciturnos, frontera post-futurista, una ciudad de sismos y apagones sorpresivos, cuna del rock.
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