TIJUANA.- Don ERNESTO JIMENEZ OROZCO murió dejando un legado de bondad al paso de quienes pudieron acercarse a su humanidad, en vida, de manera que becados universitarios pasando por escuelas primarias, secundarias y preparatorias, le están más que agradecidos: muchos hasta le deben, moralmente hablando, el patrimonio que tienen y ya no hablemos los trabajadores, sobre todo los viejos, que contaban con su dotación de lácteos Jersey que durante muchos años fueron únicos en Baja California.
De hecho, cuando se pregunta a un bajacaliforniano de esos que por adopción se quedaron en la tierra más bendita de cuantas existen en el mundo, que es la coqueta, violenta y pecadora Tijuana, el por qué los hijos crecieron de estatura tanto, la respuesta es que tomaron leche Jersey.
Hace casi nada murió ese emprendedor hombre de negocios, víctima de la edad y por supuesto, como se dice en estos casos, de una añeja enfermedad.
Bendita muerte que permite a la vida llegar.
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