Para la mayoría de la gente la palabra Junior proviene de la lengua inglesa, nada más alejado de ello, el vocablo pertenece al latín (iunor), cuya empatía es con ¨Juvenis¨, que significa joven, por lo que entonces Junior significa ¨el más joven¨ y se aplica comúnmente en las familias cuyo padre e hijo llevan el mismo nombre de pila.
Sin embargo, en la jerga de nuestro país el vocablo guarda una connotación de rechazo y se les asigna a aquellos que no solo llevan el mismo nombre de su progenitor, sino a todos los que descienden de padres de gran poder económico, político, o ambos, cuyo comportamiento en la mayoría de las ocasiones se encuentra ligado a escándalos, abusos e ilegalidades, sin que ello les acarree consecuencia alguna.
Que por su irresponsable, consentido y protegido comportamiento no son capaces de ganarse la vida por sí mismos y dependen de que su progenitor los mantenga, o les regale un cargo, ya sea en la empresa familiar o en la administración pública, esto último ha venido siendo en la última década, el deporte favorito de los Juniors de la fauna política.
Tal es el caso del joven Eligio Valencia López, quien es hijo del líder estatal de la CTM, Eligio Valencia Roque, quien en uso de sus potestades políticas incrusto a su vástago como suplente de regidor del VI Ayuntamiento de Rosarito, Arturo Granado Juárez, de extracción priista y que por las precarias condiciones de salud que guarda éste, confían en que pronto el Junior asuma el rol de legislador en un municipio del que ni siquiera es residente.
Mientras eso sucede, Eligio padre quiere que su Junior aprenda las artes de la burocracia gubernamental, es decir, cobrar sin hacer nada, para ello nada mejor que hacer un amarre de orden político con el titular del ejecutivo municipal, Silvano Abarca, para que coloque a su retoño en un cargo de jerarquía, pero, que no exhiba sus limitaciones.
Y como en política, si los amarres y acuerdos políticos son de utilidad se respetan, el alcalde giro sus instrucciones para que en la próxima sesión de cabildo se suba la propuesta para su aprobación, de la creación de la Delegación Municipal Centro, en otras palabras, se creara nueva dependencia, con más burocracia, al fin que el dinero es lo que sobra en el gobierno de Silvano Abarca..
En la nueva delegación municipal no incrustaran al Junior, seria exponerlo al escrutinio y critica de los rosaritenses, no, ahí colocaran al actual coordinador de delegaciones Marco Antonio Morales Nava, mejor conocido como ¨Tony¨, quien es el representante ante autoridades y sociedad del centro de rehabilitación denominado ¨El Campito¨ y a su puesto arribara el Junior Valencia López, donde campeara haciendo como que hace, eso sí, cobrando sus respectivos emolumentos.
Es obvio que ninguno de los delegados, los dos ya existentes y el que está por aparecer en el organigrama gubernamental, prestaran atención al Junior, por dos simples razones, no radica en este municipio y por tanto desconoce su geografía y su dinámica, y por ser antagónicos a su presencia por la forma en que arriba al barco de la administración municipal, haciendo de lado su militancia tricolor.
Vivan los acuerdos políticos.
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