martes, 31 de diciembre de 2013

Palco de Prensa: Los buenos deseos


Por Gilberto Lavenant
Hoy que concluye este 2013, bastante agitado, con enorme desconcierto, con perspectivas deslumbrantes para políticos y empresarios, pero bastante deplorables para el resto de los mexicanos, es momento propicio para reflexionar, respecto de todo lo que no se hizo y que se pudo haber hecho. Sobre todo, para hacer el mayor de los esfuerzos para hacer realidad los buenos deseos, al menos en la medida de las posibilidades de cada quien.


Lo peor que le puede pasar a cada individuo, y al pueblo mexicano en general, es empezar un nuevo año, ahogados en pesimismo, colmados de negativismo. Es tanto como renunciar a luchar, a darse por vencidos antes de iniciar una nueva contienda.

La solución de los problemas de México, empieza en la medida en que cada quien, en nuestro ámbito personal, luchemos por resolver nuestra problemática, la problemática que afecta a nuestra familia, a nuestros seres queridos, a nuestras amistades, a los vecinos, a los conciudadanos todos.

Basta ya de apatía, de desinterés por la problemática social. Es imprescindible eliminar el valemadrismo. Esa actitud de aislamiento, de dejar pasar las cosas nocivas que ocurren cada día, tan solo porque no nos afectan en forma personal y directa. Formamos parte de una sociedad y lo que a esta afecta, nos atañe a todos en su conjunto.

Todos pueden. Mejor dicho, todos podemos. A partir de que luchamos por lograr la cohesión familiar, la cordialidad. Fomentar el positivismo, la solidaridad, la buena vecindad.

Sin duda alguna, la crisis económica, estará presente en la mayoría de nuestras actividades. Si al menos nos preocupamos por preservar nuestra salud física y mental. Adquirir y practicar buenos hábitos alimenticios, nos permitirán gozar de mejores niveles de vida.

La preparación y capacitación constante, en actividades productivas, nos darán la posibilidad de aprovechar cuanta oportunidad se nos presente. Porque, tenemos que reconocerlo, más que buena o mala suerte, es estar capacitados para aprovechar una situación favorable. La suerte no cambia las circunstancias, sino estamos listos para hacerles frente de la mejor forma.

Los valores humanos, son fundamentales para vivir mejor. Gran parte de los problemas que afrontamos, son cuestiones de valoración. Tenemos qué valorar, todo lo que tenemos. La familia, los bienes e incluso los males. Si más de 40 millones de mexicanos, viven en pobreza extrema, y no estamos dentro de esas estadísticas, ya es una ventaja enorme.

Para quienes piensan o consideran que el dinero lo es todo, o casi todo, deben entender que la riqueza da satisfactores, pero no precisamente felicidad. Muchas veces es más feliz un individuo que todos los días lucha por sobrevivir, pero que al final del día convive con sus hijos, repasa sus tareas, se sientan a la mesa a bromear y a disfrutar sus modestos alimentos, que un rico que aparentemente tiene todo, pero que vive aislado, desconfiado, pensando que quienes se le acercan pretenden robarle o despojarle de sus bienes.

Tenemos que ser realistas. Soñar, no cuesta nada y da enormes satisfacciones, pero debemos conservar el sentido común y ajustarnos a nuestra propia realidad. Podemos soñar en tener un auto último modelo, pero si no tenemos dinero para adquirirlo, soñemos mientras podamos, pero despertemos a tiempo, para no vivir enajenados. Es saludable ser realistas, pero sin pesimismo.

Si alguien sueña con lograr la perfección estética, pues que nadie le rompa el sueño. Pero que nunca olvide que la belleza física, tanto en hombres como mujeres, es pasajera. Que hay otros valores mucho más valiosos, como la nobleza, la lealtad, la sinceridad. Los feos, o no agraciados, físicamente, también son -somos diría el otro- seres humanos y como tales, tenemos múltiples valores. Además, como dicen por ahí : “nunca falta un roto, para un descocido”.

Para aquellos que anhelan las riquezas mal habidas, deben reconocer que, generalmente, así como se logran, se pierden. E incluso se pierde hasta la vida. Seguramente lo primero que pierden es la tranquilidad, ante el temor de ser aniquilados por los rivales o de ser capturados por la autoridad y pasar el resto de sus vidas en prisión.

Si hay a quienes les molesta que exista tanto político ladrón, mañoso y tramposo, que no se traguen el coraje. Que se armen de valor y empiecen por señalarles sus pillerías. Las redes sociales, son instrumentos valiosos para combatir a los fascinerosos. Y claro, también lo son las urnas. Los corruptos avanzan, porque tienen de su lado al abstencionismo. El que no vota, por omisión, es cómplice.

Son muchas las cosas que se pueden hacer, para combatir los males que nos aquejan. Nada más que combatir, implica acción. Los flojos o los apáticos, no ganan guerras. Siempre viven rumiando sus carencias, postrados, sumisos, cobardes. Nadie les va a resolver sus problemas.

Que las últimas horas de este 2013, les sirvan para reflexionar sobre lo que hicieron o dejaron de hacer durante los 365 días del año que termina. Si fueron cosas buenas, comprometerse a hacerlas al doble. Si fueron cosas malas, o simple apatía o flojera, erradicar esas actitudes nocivas e improductivas.

Se empieza a partir de verse en un espejo y reflexionar sobre si se es capaz de luchar por ser mejores. Por ver detenidamente a cada uno de los miembros de su familia, sobre todo a aquellos que dependen de uno, y reconocer que es muy poco lo que se ha hecho y aceptar que es mucho lo que se puede hacer por ellos. Ante todo, que nunca muera la esperanza de lograr una vida mejor. Que la fe y el optimismo siempre estén presentes. Que no baste con decir ¡feliz año nuevo! sino que se haga todo lo posible por alcanzar esa felicidad y brindarla a quienes nos rodean. Los simples buenos deseos, no bastan.

gil_lavenants@hotmail.com

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