Dos horas después, en medio de confusiones y miedo, fue llevada a un centro de detención de Los Ángeles, California, y ocho horas más tarde fue deportada a Tijuana solamente con su teléfono celular y 40 dólares en su cartera.
Cuatro años después y sin poder regresar a Estados Unidos, país que consideraba su hogar, o poder estudiar en México una maestría, ya que las universidades no le hacen válidos sus estudios, Nancy vuelve a migrar, esta vez voluntariamente: en dos meses partirá con una beca a Londres para cursar una maestría.
Nacida en el Estado de México, sus padres la llevaron a California cuando tenía nueve años en abril de 1990. Cruzó la frontera por Playas de Tijuana cuando todavía no estaban las rejas o los ostentosos sistemas de seguridad. La odisea desértica la realizó con su madre y su hermano, ya que su papá los esperaba 'del otro lado'.
Se instalaron en Los Ángeles, donde Nancy se graduó en 2004 de la Universidad Estatal de California con honores; además fue la presidenta de la Asociación de Estudiantes.
Sus padres estaban conscientes que Nancy y su hermano querían salir adelante, pero por ser "sin papeles" su esfuerzo se vería truncado. Sin embargo, buscaron opciones. Una notaria y un abogado les dijeron que si demostraban a las autoridades correspondientes que volver a México les provocaría una situación de "dificultad extrema", podrían conseguir una residencia temporal en lo que se solucionaba su estado legal.
En 2005 Nancy recibió un permiso de trabajo y un número de seguro social y con esto pudo obtener su licencia de manejo y trabajar en el sector público. En 2008 participó como voluntaria en la primera campaña electoral de Barack Obama.
La ilusión duró poco tiempo: ese mismo año su residencia fue negada. Un año después, el primer día de septiembre de 2009 fue llevada involuntariamente en un camión blanco de Los Ángeles a Tijuana, un trayecto de cuatro horas de camino, y fue abandonada a su suerte, en un país que vagamente recordaba.
Su historia está documentada en el libro "Dreamers" [soñadores], de la periodista Eileen Truax. La publicación aborda casos de estos jóvenes indocumentados, conocidos así por la fallida ley Dream Act, que daría la ciudadanía a migrantes matriculados en alguna universidad o alistados en el Ejército.
Los "dreamers" son "jóvenes que llegaron a EU siendo niños por decisión de sus padres y que forjaron su identidad cantando el himno nacional ante una bandera de barras y estrellas en las escuelas estadounidenses", como los denomina la periodista Inés Santaeulalia en su nota de El País de España.
DEL OTRO (O DE ESTE) LADO
"Aunque es tu país, no sientes que es tu país", se lee en el libro de Truax, quien entrevistó a Nancy en un café de Tijuana. "Todavía hoy, tres años después, la gente me dice que no sueno como mexicana cuando hablo; hace tres años era peor".
En entrevista para Noticieros Televisa, Nancy Landa recordó que lo más difícil de todo fue establecer su vida desde cero. Conseguir un trabajo era la prioridad, algo que se tardó seis meses, llenos de angustia y tristeza.
Un mes después de ser deportada, Nancy recibió una noticia ambivalente: su familia iba a ser deportada en Tijuana. Sintió tristeza porque se frustraban casi 20 años de un proyecto de vida. También felicidad porque iban a estar juntos otra vez.
"En Tijuana consulté con abogados sobre mi caso y enviamos una apelación, pero Migración de EU la rechazó. No había manera de regresar. No pensé retornar de manera ilegal, por la situación de la frontera. Es horrible. Además, ya también estaba cansada de vivir como una indocumentada", dijo Nancy.
Prefirió establecerse en Tijuana y salir adelante en México. Trabajó durante tres años en una empresa estadounidense que maquila equipo electrónico y se interesó en estudiar el fenómeno de la migración y ayudar a las personas que corren su misma suerte.
Quiso revalidar sus estudios de licenciatura en Baja California para cursar una maestría, pero las cuatro universidades a las que aplicó (privadas y públicas) le dijeron que no era posible, que debía cursar de nuevo un número significativo de materias.
Nancy no se detuvo y buscó otras soluciones: aplicó en Inglaterra, donde no le pidieron ningún tipo de revalidación, al compartir un esquema de estudios similar al de Estados Unidos.
"Mis opciones para cursar el posgrado fueron la Universidad de Oxford y la University College London (UCL), la cual me aceptó como estudiante. La beca me la otorgó una organización posteriormente".
Nancy, de 32 años, se va a especializar en migración global, y se interesó por esa maestría porque basa sus estudios en el fenómeno en Europa. "Conozco por mi experiencia la situación en América del Norte y con lo que aprenda en Londres, podré tener una perspectiva internacional de la migración".
La duración de los estudios es de un año. Cuando termine, quiere regresar a México para ayudar a los "dreamers" en su proceso de integración a la sociedad. No obstante, aseveró, puede ser flexible y aceptar alguna oferta en Europa.
En la presentación del libro "Dreamers" en la Ciudad de México, Eileen Truax comentó que "hay muchas Nancys, talento que dejó ir Estados Unidos y México. [Jóvenes] binacionales, bilingües, biculturales y que tienen ganas de estudiar".
El 15 de junio de 2012, el presidente de EU, Barack Obama, ordenó detener las deportaciones de cientos de miles de estudiantes indocumentados. Afirmó que "no es justo expulsar a jóvenes talentosos que son estadounidenses de corazón y han hecho contribuciones extraordinarias al país".
Esta iniciativa llegó muy tarde para Nancy Landa. Hoy, prepara sus maletas para irse a Londres.
"ME CONSIDERO DE AQUÍ Y DE ALLÁ"
Nancy Landa fue enfática que las deportaciones resultan negativas en las personas y en las familias.
"Si tuviera a Obama de frente le diría que pare las deportaciones. Que no separe familias o lastime a personas hasta que no se apruebe una reforma migratoria integral. Que reforme los procesos del Departamento de Migración, ya que no se sigue adecuadamente el proceso. Su prioridad es expulsar a los migrantes lo antes posible", consideró Nancy en entrevista.
Admitió que en Londres extrañará a su familia, sus amigos, el clima y la comida. "La vida que pude reconstruir en Tijuana. Ya me siento en casa".
El 20% de los casi dos millones de mexicanos que han sido deportados en los últimos 10 años han cruzado la garita de San Ysidro, en Tijuana: son más de 350 mil personas que llegaron a un sitio que la mayoría no conoce y sin saber qué hacer, abordados por el miedo. Nancy es uno de esos casos que no se quedó con los brazos cruzados. En unos años será maestra.
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