TIJUANA.- Baja California, donde hace 24 años dio inicio la alternancia política del país cuando el PAN arrebató al PRI la gubernatura, vive hoy la incertidumbre de quién gobernará ante un panorama cerrado y la posibilidad de que el resultado sea impugnado por la progresión de la llamada guerra sucia.
Para la jornada del próximo 7 de julio son dos los contendientes:
La coalición Unidos por Baja California que mezcló al PAN con el PRD, el Partido Nueva Alianza (Panal) y Partido Estatal de Baja California, con su candidato el panista Francisco Kiko Vega de Lamadrid.
Y Compromiso por Baja California (PRI, PVEM, PT y Partido Encuentro Social), abanderada por el priísta Fernando Castro Trenti.
La elección es vital, al punto que hoy, la plana mayor del PRI encabezada por los gobernadores de extracción priísta estará en Tijuana para apoyar a Castro Trenti con el pretexto de instalar la Comisión Política Permanente, la nueva máxima instancia interna de los priístas.
En la campaña se ve de todo. Contiendas sucias; ofensas; encerronas; apoyos desde el centro; mezclas ideológicas; mucha propaganda.
Encuestas locales reflejan que en los últimos días la contienda se ha comenzado a cerrar y no existe ya una mera certeza de quién se alzará con el triunfo.
"Esta elección es muy importante, porque es la primera que encara Enrique Peña Nieto y el PRI no puede darse el lujo de perder la elección.
"Para el PAN es muy importante porque es su último reducto. La victoria sería oxígeno, luego de que en 2010 perdió las cinco alcaldías y el Congreso", señala el politólogo Víctor Espinoza, catedrático del Colegio de la Frontera Norte (Colef).
Baja California, con 4 millones de habitantes, tiene 2.4 millones de votantes. "Hay muchos ojos vigilantes en esta elección", consideró Espinosa, "nadie puede ya cometer errores".
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