Tal parece que Rosarito es una ciudad que no acepta la presencia de Fernando Castro Trenti, mejor conocido como ¨El Diablo¨, quien aspira a la gubernatura del estado a través de la alianza ¨Compromiso por Baja California¨, como si este municipio intuyera lo oscuro que es este personaje y el daño que le puede causar.
De sus cinco apariciones por esos lares, cuatro fueron un completo desastre, ya que terminaron los eventos programados por sus operadores, Antonio Serret y Mauricio Aguirre, para su lucimiento y promoción, en mítines del ¨Diablo¨ dirigidos a los brigadistas de los candidatos a alcalde y diputado local, la ausencia de ciudadanos interesados en escucharlo, la razón.
El pasado domingo, los tricolores le diseñaron un encuentro de Castro Trenti, con priistas y sus familias para celebrar el día del padre, evento en el que esperaban contar con una asistencia de 1500 personas, sin embargo, solo acudieron al llamado, menos de la mitad de lo programado, para colmo, ¨El Diablo¨ cuando arribo al sitio del festejo, no se habían apersonado arriba de cien personas, lo que genero el berrinche de Castro Trenti.
Pero este hecho fue lo de menor embargadora, lo pesado para el aspirante a la gubernatura del estado, fue el presenciar y atestiguar el match entre el exalcalde de Rosarito, Hugo Torres Chabert, y el actual titular del ejecutivo municipal, Javier Robles Aguirre, ambos personajes no se aguantaron las ganas de escupirse sus verdades, el primero, reclamando la ausencia de apoyo de la actual administración a la campaña de su hija Laura, quien aspira a la diputación local por el XVII distrito.
Robles Aguirre, ante el reclamo del decrepito político y fracasado empresario Hugo Torres, le espeto que su actitud era en correspondencia a la ayuda que él recibió en su campaña política en el 2010 por parte de la administración municipal del IV Ayuntamiento que encabezo Torres Chabert, respuesta que encolerizo al exalcalde y orillo a que se desataran los dimes y diretes entre ambos personajes demostrando la estatura política que tienen.
Ante este panorama, Castro Trenti se vio en la necesidad de convertirse en réferi e intervenir tratando de que limaran las asperezas los protagonistas del bochornoso zipi zape, sin embargo, la ¨agarradita¨ de manos que obligo a Robles y Torres hacer, solo sirvió para las fotos, el resquemor y la sed de venganza, quedo latente y la guardaron ambos personajes para mejor ocasión.
En fin, los hechos en contra de Castro Trenti en Rosarito le recomiendan que considere seriamente el ya no asistir a esa comunidad, tal parece que no es terreno político fértil para él, que sus actos de campaña en la comunidad no le han sido benéficos, al contrario, le han restado capital político, o tal vez sea, que no cuenta con operadores eficaces y efectivos, que le garanticen resultados positivos.
Sera bueno que lo piense.
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