Por Pedro Martínez Serrano
El destino de Enrique Pelayo Torres, el corrupto presidente municipal de Ensenada, anuncia dos finales: rico y apestado o solo y en la cárcel. No hay que ser adivino para adelantar el vergonzoso final, del malagradecido extorsionador que desgobierna el puerto.
Hoy, se frota las manos en espera de la jugosísima comisión que le reportará la tramposa renovación de luminarias, con la que pretende endeudar al ayuntamiento con 160 millones de pesos.
En Ensenada, el robo del siglo lo preparan el síndico municipal, el taimado, ladrón e hipócrita Carlos Escobar Hernández, en complicidad con un par de regidores, de los que ofrezco dar a conocer su largo listado de estafas, especialmente de aquel que, desde un cargo tercerón, en la desarrolladora Casas Geo, se enriqueció engañando, estafando a incautos que confiaron los ahorros de toda su vida a la constructora de casas (casi) de cartón.
Y en el colmo del cinismo, el estafador Pelayo Torres niega, ante quien lo quiere escuchar, que va metido hasta el tuétano en el millonario desfalco que se prepara en agravio de los ensenadenses, con el cuento de la renovación de luminarias del sistema de alumbrado público, es un asunto más que necesario, de cumplimiento de la Ley de Contaminación Lumínica del Estado, para proteger el espectro de obscuridad que permita al observatorio de la Sierra de San Pedro Mártir continuar sus investigaciones. Puro cuento. En el fondo se trama un robo millonario. En promedio cada luminaria se facturará en 10 mil pesos, cuando su costo es de menos del 50 por ciento. El robo en despoblado, se acredita con el millonario abultamiento de los costos.
Hay que comentar que, de acuerdo a expertos, listos para evidenciar el robo multimillonario que prepara Enrique Pelayo Torres y su pandilla, el cambio no es necesario, pues no existe forma de medir la contaminación lumínica. Lo único que podría justificar el desmedido, tanto como enloquecido gasto, es el ahorro por el cambio de focos, como lo justificó el municipio de Tijuana, cuyo proyecto por cierto, ha sido un total fracaso para los tijuanenses. Los púnicos que ganaron en Tijuana, fue el ratero hijo de Bustamante. En aquel municipio, para acreditar el ahorro, se mantiene a la ciudad casi a oscuras.
Mientras que en Tijuana se invirtieron alrededor de 90 millones de pesos para sustituir 60 mil luminarias, en el colmo de la desvergüenza, en Ensenada se pretenden gastar 160 millones de pesos para cambiar 16 mil luminarias.
Pero el robo que planean con el cambio de luminarias, en cuyo atraco está vinculado un regidor panista (nombres, monto de comisiones y fechorías de cada uno de ellos, los desmenuzo en próximas entregas), se suma en quebranto financiero, a la quiebra en que Enrique Pelayo Torres dejará al ayuntamiento ensenadense.
Hay cómplices del desfalco millonario que se prepara, que se dicen integrantes de un proyecto político superior, encaminado a ganar la gubernatura del Estado, por lo que están errando el camino. Se advierte que buscan cambiar su futuro político por una carretilla de billetes mal habidos y, el riesgo de ser encarcelados.
Así las cosas, hay que estar al pendiente de la forma, a todas luces tramposa, como el alcalde de Ensenada y su comparsa de ladrones integrantes de su cabildo, justifican esa absurda como corrupta inversión.
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