Por Pedro Martínez Serrano
En las semanas más recientes, apareció en Baja California un sujeto que, si bien es cierto es nativo de la entidad, también lo es que no lo conocen ni sus familiares, menos los bajacalifornianos que militan y simpatizan con el Partido Revolucionario Institucional. Es Humberto Lepe Lepe, un sujeto servil que interpreta magistralmente la política de la bicicleta, se agacha con los de arriba y patea a los de abajo.
El ahora irrisorio suspirante por la candidatura del PRI al gobierno del Estado, no está haciendo nada, más que el ridículo. Sabe perfectamente que no tiene ninguna posibilidad. Aún así se empeña en convencer de su estatura política a los representantes de los medios de comunicación. Cada mención, es un punto que gana para, llegado el momento, tratar de negociar con la mayor ventaja.
Y es que el paso de Humberto Lepe Lepe por el Revolucionario Institucional, cuyo mayor cargo fue el de ser gato de la ex dirigente nacional de ese organismo, Beatriz Paredes Rangel. El mexicalense renegado, era el recaudador de la tlaxcalteca, obvio, las historias de sus abusos y corruptelas se multiplican a lo largo y ancho del país.
El servil Lepe, era ocupado para que, con cualquier nombramiento de ocasión, ser enviado a los estados en proceso electoral, para vender candidaturas. Sus abusos y raterías tienen su paquete más abundante de historias negras en los Estados de Morelos y de México. En el primero, hay un largo listado de priístas que le pagaron hasta un millón de pesos por una candidatura a diputado o alcalde de uno de los 33 municipios.
En el Estado de México, tierra de Jorge Hank Rhon, concesionario del Hipódromo de Aguacaliente, su ahora patrocinador encubierto, el mexicalense más ladrón que ha vivido en Aguascalientes, Humberto Lepe Lepe saqueó bien y bonito las arcas de ese partido. También el tráfico de influencias y venta de candidaturas (en este caso se dio vuelo vendiendo regidurías, no tuvo acceso a más), fue el signo que lo distinguió.
Hoy en Baja California, el señor Lepe se da golpes de pecho y se reporta listo, no sólo para ser candidato; se dice preparado para gobernar el Estado, entidad que naturalmente no conoce más allá de los Centros de Gobierno de Mexicali y Tijuana, o de las sedes del tricolor en los mismos municipios, en donde tengo referencias de que la gente no lo conoce.
Hace unos días que anduvo en Tijuana, tenía cita en el Hotel Lucerna. Llegó a tiempo, puntual (no hay ladrón que no actúe con reloj en mano). Espero más o menos 20 minutos en el lobby. En ese tiempo llegaron al lugar cuando menos 10 priístas de siempre, de los que cumplen con sus cuotas y sus votos. No lo saludó uno sólo. No lo conocen.
Por lo anterior, hay quienes creen allá en la Ciudad de México, que a Lepe Lepe le dieron la orden para que buscara la candidatura que, en caso de entregársela, será por una sola razón: la decisión de Enrique Peña Nieto de dejar Baja California en manos del Partido Acción Nacional. Favor con favor se paga. Se enviará un candidato al sacrificio y, obvio, voraz, ladrón y extorsionador como es, el mexicalense más hidrocálido de la entidad, hará lo que mejor sabe: poner candidaturas menores en subasta y, desde luego, asegurar una diputyación para su hijo, el regidor del ayuntamiento de Mexicali, Miguel Abelardo Lepe Bravo.
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