Por Gilberto Lavenant
Los verdaderos liderazgos, aquellos que conducen o inducen, que dan rumbo a las acciones de quienes confían en sus propuestas, no requieren de mandos formales, sean gubernamentales o de organizaciones políticas o de cualesquier especie. Su palabra basta.
Los verdaderos liderazgos, son aquellos a cargos de individuos carismáticos, con cualidades especiales como capacidad ejecutiva, de organización, don de mando, visión, certidumbre. Estos se prolongan en el tiempo, no son temporales o efímeros.
Sin embargo, hay liderazgos endebles, casi de papel, temporales, a cargo de individuos que los sustentan o basan en el puesto que desempeñan, sean de carácter gubernamental o partidista. Cuando los ostentan, los buscachambas le siguen, como las moscas al azúcar.
Cuando se acerca la fecha en que ha de concluir su gestión, el momento en que deben dejar el cargo, como por arte de mágia, el supuesto iderazgo empieza a decrecer, hasta que al final, ni las moscas le siguen, mucho menos los buscachambas.
Eso es más o menos los que está experimentando el aún gobernador de la entidad, José Guadalupe Osuna Millán, quien seguramente a fines del 2013, cuando deje la gubernatura, regresará a su empleo de maestro en la Escuela de Economía de la UABC, cuando su estrella política se haya apagado. Cuando su liderazgo temporal, haya concluido.
Su carrera política había venido siendo exitosa. Alcalde de Tijuana, Director de la Cespt, Gobernador de la entidad. Le ganó la gubernatura al prtiísta Jorge Hank Rhon. Se sentía en las nubes. Sin embargo, a partir de la segunda mitad de su gestión, en la gubernatura estatal, le cambiaron las cosas totalmente. El PAN pierde las cinco alcaldías de la entidad y la mayoría de las diputaciones en el Congreso del Estado.
Fue una severa sacudida y no podía entender las causas de tan estrepitosa derrota. Se negaba a reconocer que, acostumbrado a que el PAN ganara de “carro completo” todas las elecciones locales, a partir del triunfo de Ernesto Ruffo en 1989, pues dejó en manos de su entonces Secretario General de Gobierno, Francisco Blake Mora, la organización de la selección de los candidatos panistas a Alcaldes y Diputados. Las imposiciones estuvieron a la orden del día, destacando la de Carlos Torres Torres, para Alcalde de Tijuana, con la que se quisieron congraciar con el Presidente Felipe Calderón, pues era su ahijado de boda.
Cuando vino la derrota, Osuna Millán descargó las culpas en Blake, al grado de que los panistas exigían su expulsión. Nadie se atrevió a reclamarle a Osuna que era el verdadero responsable, como presunto jefe político en la entidad. La situación se suavizó cuando Calderón rescata a su amigo Blake y lo designa Secretario de Gobernación. Como en el cuento de cenicienta, del repudio, paso a la admiración. Sus deficiencias se convirtieron en aptitudes. Entonces, se convirtió en el idóneo sucesor a la gubernatura en el 2013.
Lamentablemente sucedió el trágico accidente y el proyecto del “hermano Blake”, como posible candidato panista a la gubernatura, desapareció súbitamente. Surgieron entonces nombres de algunos de quienes fueron sus colaboradores, y otros más, que al ver el espacio
vacío, empezaron a armar su propio proyecto. Oscar Vega Marín, fue uno de ellos, sobre todo a raíz de que pasó a ocupar la Secretaria Ejecutiva del Sistema Nacional de Seguridad Pública, cuando todo mundo suponía que lo regresaban a la entidad.
No obstante la aparente desventaja, y bajo la advertencia aquella de que en política no hay nada escrito, otros decidieron dar vuelo a sus aspiraciones políticas, aunque cautelosos decidieron agazaparse hasta llegado el momento adecuado para ello. Sobre todo, aunque los comicios del 2010, fueron desastrozos para los panistas, abrigaban la esperanza de que se compusieran en la elección presidencial del 2012.
Para su desgracia, los resultados de los comicios del pasado 1 de julio, fueron peores que los del 2010, pues no solamente perdieron la Presidencia de la República, sino además 7 de 8 diputaciones federales, aunque hayan ganado dos posiciones en el Senado. Además de éstas, ahora sólo les quedaba la gubernatura estatal. Hubo quienes comentaron que si ésta hubiese estado en juego, también la hubiesen perdido.
Si bien es cierto que la derrota del calderonismo, tuvo causas especiales y específicas, lo que más dolió a los panistas es el descalabro electoral en la entidad. Todos voltearon a ver al responsable, el Gobernador Osuna Millán. Ya no estaba el “hermano Blake”, para echarle culpas.
Sin embargo, tratando de descargar responsabilidsades, “lupillo”, como le llaman algunos, volteó a sus alrededores, para ver quien se la pagaba. Más aún cuando que ya le habían empezado a faltar el respeto, pues cada uno de los aspirantes a sucederlo en la gubernatura, estaban armando su propio proyecto, sin siquiera consultarlo.
Entonces alzó la voz, les advirtió a los pretensos que no se aceleraran, que debían esperar los tiempos electorales, porque de no hacerlo, era como burlarse de los ciudadanos, que éstos se los reclamarían. Que primero deberían pensar en el partido. Para que no hubiera duda de su advertencia, anunció que habría cambios en su gabinete.
Esta semana seguramente la inició de malas. Así es que el lunes, llamó a cuentas a su entonces Secretario General de Gobierno, Cuahtémoc Cardona, y lo puso “de patitas en la calle”. La medida le serviría para acentuar su advertencia y disciplinar a los acelerados, además de quitarse de encima al “Temo”, que sólo le había ocasionado dolores de cabeza. La última “graciosada” fue cuando, con motivo de las acusaciones de espionaje en contra del Ejecutivo Estatal, reveló a los diputados priístas que el único que podía espiar era el titular de la SSPE, Daniel de la Rosa, a solicitud del Gobernador Osuna Millán.
Por fin le “dió aire”. Cínicamente, como para salvar el ridículo de la “corrida”, Cardona declaró que renunciaba por sus aspiraciones para contender por la candidatura por la gubernatura estatal. Lo cierto es que el liderazgo temporal de Osuna Millán, ya concluye.
gil_lavenants@hotmail.com
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