Por Gilberto Lavenant
A partir del surgimiento del movimiento juvenil llamado #YoSoy132, luego de aquella visita del entonces candidato priísta, Enrique Peña Nieto, a la Universidad Iberoamericana, y las agresivas y constantes manifestaciones de protesta en su contra, así como en contra del posible retorno del PRI, surgieron temores fundados, entre los priístas, de que se truncaran sus sueños.
Doce años para regresar al poder, y los sueños parecían desvanecerse.
Era tal el número de jóvenes, en repudio abierto contra Peña Nieto, supuestamente como una reacción normal en contra de las leyendas de un PRI que, al menos a nivel federal, dejó de gobernar a México desde el 2000, que evidenciaba que se trataba de algo inducido. Luego surgiría información que adjudicaban tutorías a diversos grupos o corrientes, contrarias al PRI.
Sorprendidos los mexicanos ante tal enconon juvenil, surgieron comentarios en el sentido de que la juventud mexicana había despertado. Igual o semejante a como había ocurrido en otras partes del mundo. Incluso les adjudicaban casi el carácter de héroes mexicanos, de ser los autores de la consolidación de la democracia mexicana.
El entonces beneficiado por este movimiento, a quien se le ligaba la presunta autoría, Andrés Manuel López Obrador, daba por hecho que con esa reacción juvenil, ganaría los comicios del 1 de julio. Para su desgracia, la realidad no le benefició. Casi logró 16 millones de votos, pero no los suficientes para vencer a Peña Nieto, que recibió 19 millones más 225 mil 745.
Andrés Manuel, seguramente no leyó, o de haberla leído, supuso que eran simples mentiras, que el pasado martes 20 de marzo, poco más de 3 meses antes de los comicios presidenciales, se dió a conocer un estudio sobre la democracia en México, financiado por el Programa de las Naciones Unidaes para el Desarrollo -PNUD- en el que se advertía que a 75% de los jóvenes mexicanos, no les interesa votar. Sólo 25% restante, manifestó estar interesados en la elección de sus presuntos representantes populares.
En dicho estudio, se advertía que esa era una respuesta preocupante, sobre los posibles resultados electorales del 1 de julio. Principalmente al observar que la lista nominal de electores ascendía a 78 millones 552 mil mexicanos, de los cuales aproximádamente 24 millones eran jóvenes de entre 18 y 29 años, o sea el 31% del total.
Con insistencia que remarcó la evidente apatía juvenil respecto a la importancia del voto en los comicios a realizarse 3 meses después. Conforme a las preguntas y respuestas, en base a las cuales se realizó este estudio, los jóvenes coinciden en que la democracia es responsabilidad de todos, incluídos los ciudadanos.
Sin embargo, mucho externaron que después de los comicios, jamás se les vuelve a preguntar, ni a tomar en cuenta, ni sus necesidades, ni sus propuestas. Supuestamente éstas condiciones de marginación, fue lo que hizo surgir al movimiento #YoSoy132.
En otra parte del estudio, se señala la creencia juvenil en el fraude electoral, aún antes de los comicios, y en la desconfianza institucional, como argumento básico para no interesarse en las elecciones presidenciales.
El estudio, a cargo del investigador Enrique Cueva Pérez, jefe del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, observa la poca adhesión democrática entre los jóvenes.
“Si bien –dice el estudioso- se reconocen como demócratas –sobre todo desde esferas cotidianas e inmediatas como la relación con la familia y los amigos-, pocos reconocen la existencia de la democracia en México, y muy pocos confían en la democracia del país como mecanismo de solución a las problemáticas cotidianas.
Refiere algunas expresiones juveniles que dan cuenta del enfado ante temas políticos electorales : -Si no voy –a sufragar-, no pasa nada, ya está decidido. -¿Para qué, si ponen al que quieren? -Es una tomadura de pelo. –Es una ficción, se hace como que se pregunta, pero ellos ya saben quien es el bueno.
La gran mayoría de los consultados, se indica, evalúa la democracia desde un punto de vista cotidiano y alejado del ámbito político.
Las expresiones de los más jóvenes señalan que la democracia sólo es para los políticos, identificados como la “gente que se dedica a eso”, o “los de allá arriba” y surgen insistentemente expresiones como : -Aunque yo quiero cambiar las cosas, ellos deciden, nos dejan las sobras, y se supone que nosotros mandamos.
Entre los entrevistados, se incluyó a dos grupos de estudiantes, universitarios de la UNAM, y alumnos del Colegio de Ciencias y Humanidades, de entre 16 y 18 años.
Esa es la realidad juvenil, la que la mayoría de los mexicanos conocen. Una juventud apática, desinteresada, enfadada ante temas electorales o de política en general. Una realidad muy alejada de la que aparentan los jóvenes que participan en el movimiento #YoSoy132, lo que fortalece las sospechas de que éste es una creación y manipulación de políticos viejos y mañosos.
Esto puede significar un desencanto para aquellos que pensaron que la juventud mexicana despertó. Un despertar que no se reflejó en los comicios presidenciales, salvo en el aspecto mediático que hizo suponer una realidad distinta a López Obrador, quien ya se soñaba con la banda presidencial. Hay una frase popular, que podría aplicarse a este caso : -Bien dicen que Dios no dá alas a los alacránes. Evidentemente el movimiento #YoSoy132, no refleja la realidad juvenil mexicana. Desgraciadamente.
gil_lavenants@hotmail.com
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