Por Alfredo Calva Que Jorge Ramos, exalcalde de Tijuana, hable sobre sus acciones que llevo a cabo durante su periodo gubernamental para depurar la corporación policiaca preventiva, muestra su estructura cínica y falaz, así como su síndrome de lenguaraz ante la ausencia de atención por parte de los medios de comunicación.
El segundo gran depredador de las finanzas municipales, el primero es Carlos Bustamante, no tiene cara para presumir algo, los 500 elementos de la policía municipal que presume haber dado de baja por sus nexos con la delincuencia organizada, fueron el resultado de las acciones llevadas a efecto por el Ejército Mexicano, que en cada ocasión que detenían a una banda de delincuentes, aparecían entre sus filas uno o más elementos de la policía municipal. Asimismo, contribuyo a este saneamiento las querellas que los ciudadanos presentaban ante la Sindicatura municipal en contra de agentes policiacos por abusos, extorsiones y amenazas, quejas que capitalizo Ramos mediáticamente al dar de baja a estos elementos en aras de una aparente depuración. No le queda hacer señalamientos respecto a lo que sucede al interior de las filas de la policía municipal, y no porque esté bien la corporación, sino porque en su oportunidad él fue un fracaso en el tema de depuración policiaca, pero eso si, hizo cabal uso de los recursos económicos que del programa Subsemun se le entregaron. Lo cierto es, que el alcalde del XIX Ayuntamiento, Jorge Ramos, sufre de vanidad y egocentrismo herido y humillado, al ya no ser actor principal en el mundo político, en especial, en este periodo de competencia electoral donde se busca renovar el poder legislativo federal y la presidencia de la republica, contienda de la que por cierto resulto desplazado por la candidata de su partido a la primer magistratura, debido a su pésima reputación. Lo recomendable para Jorge Ramos, es que no se entrometa en lo que no le llaman y que deje que los ciudadanos sean quienes señalen, que ya lo hacen y muy a menudo, los errores y pifias que comete el ¨Rambo¨ de la policía municipal, Alberto Capella Ibarra, que para hacer el ridículo se pinta solo, no requiere de ayuda.
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