Por Gilberto Lavenant
Los
Consejeros del IFE, han evidenciado intenciones de hacer más atractivo y
moderno el trabajo electoral, al considerar que es tan aburrido, que
por eso los ciudadanos nada quieren saberal respecto. Que por ello
estuvo a discusión si era más importante para los mexicanos, un partido
de futbol o un debate entre los candidatos presidenciales.
Por
ello, aparentemente, aunque lo niegan, recurrieron al “atractivo
visual” de la conejita. No fue un descuido, sino un acto deliberado y el
mismo cumplió su objetivo. En cuanto se subió a la red el primer
comentario sobre la presencia de la edecán, muchos mexicanos decidieron
cambiar de canal, dejando a un lado el partido de futbol de esa noche y
sintonizando aquel en el que se proyectaba el debate. El interés, no fue
por ver y escuchar a los candidatos presidenciales, sino a la playmate
del escándalo.
Además,
la edecán fue sólo un “gancho”, pues mientras esperaban que saliera a
cuadro la mujer de enorme personalidad, pues tuvieron la oportunidad de
ver la “pelea” entre los candidatos, al grado de que se divirtieron de
lo lindo. Espectáculo erótico y además vodevil político. No todos los
días hay de eso.
Pero
si alguien pensó que el Instituto Federal Electoral, rectificaría y
corregiría su desliz, osadía o atrevimiento -porque nadie les ha creído
que fue un simple descuido- y que evitaría incurrir en lo mismo en la
organización del segundo debate, están equivocados.
El
IFE quiere romper record, en materia de audiencia, y por lo tanto ha
anunciado que el segundo debate será algo así como esas peleas llamadas
“vale todo”, que son tan cochinas, pues se vale todo, sin límite o
restricción alguna. Más o menos así será el segundo “batidero”
electoral, el 10 de junio, en Guadalajara, Jalisco.
El
IFE propuso, el jueves de ésta semana, a los equipos de los candidatos
presidenciales, para el segundo debate entre aspirantes, una “dinámica
abierta”, en la cual los micrófonos nunca estén apagados y se permitan
interpelaciones, así como tomas libres de las cámaras respecto a los
participantes.
El
instituto lo dice utilizando un lenguaje un tanto técnico, como para
tratar de disimular u ocultar que lo que propone, si se lleva a cabo tal
y como lo anuncia, será algo así como una “cena de negros”. Y que
disculpen las personas de color fuerte de piel, pero es una frase
utilizada figurativamente para describir que habrá discusión y golpes,
cuando que al estar a la mesa, se deben guardar las más elementales
reglas de urbanidad. Así dicen.
El
Instituto Federal Electoral, propuso a los candidatos presidenciales
debatir con un formato que permita interpelaciones, interrupciones, y
uso de tiempo según convenga, o sea que cada uno administre su tiempo, a
su gusto. O sea, piquetes de ojos, rasguños, etc.
Según
el IFE, “…La dinámica abierta permitirá un flujo ágil de las ideas, así
como un diálogo permanente que coadyuve al contraste de puntos de
vista, siempre con la posibilidad de que los moderadores intervengan
para vigilar que todos puedan expresarse en condiciones de equidad”.
Como si los candidatos supieran de buenos modales. Ni la burla perdona.
Veamos
esto más despacio, para entenderle mejor. En el primer debate, se
criticó el hecho de que se manejó bajo un formato rígido. Los candidatos
tenían que responder a preguntas específicas y las cámaras de
televisión que proyectaron el evento, estuvieron estáticas, al grado de
que los presidenciables quedaban “fuera de cuadro”, cuando mostraban
objetos, con los que pretendían acreditar o sustentar acusaciones o
descalificaciones.
Sin
embargo, los candidatos se dieron vuelo para lanzarse cochinada.
Primero la candidata panista, Josefina Vázquez Mota, contra el priísta,
Enrique Peña Nieto. Luego le secundaría el candidato de las izquierdas,
Andrés Manuel López Obrador. Obviamente, el mexiquense no se aguantó las
ganas, y también respondió los ataques. El que se llevó la noche fue el
candidato del Panal, Gabriel Quadri, pues, como nadie lo “pelaba”, se
dedicó a exponer sus propuestas. Bueno, también se dió tiempo para
“echarle un ojito” a la edecán.
Pero
si eso hicieron los candidatos, bajo un formato rígido, imaginen nada
más lo que ocurrirá ahora con un formato abierto, prácticamente libre.
En el que pueda haber interpelaciones e interrupciones entre los
candidatos. Desde ahora se puede asegurar, sin temor a dudas, que el
evento será algo así como una pelea “vale todo”.
El
IFE no ha dicho a los candidatos, que lleven caretas y protectores,
además de casco. Los rivales de Peña Nieto, seguramente tratarán de
despeinarlo, arañarlo y darle golpes bajos. Unas clases de artes
marciales, no le vendrían nada mal.
Después
de este segundo debate, los consejeros del Instituto Federal Electotral
deberían incluir en sus objetivos, la de convertirse en organizadores o
promotores de eventos deportivos. Si no cambian las
reglas anunciadas, éste tendrá un “rating”, que ya lo quisieran muchos
promotores de box o lucha libre. Ahora sí, ninguna televisora tratará de
competir. Por el contrario, seguro van a reclamar la exclusiva, con
libertad de comercialización.
Las
condiciones anunciadas para este segundo “batidero”, evidencian que
atrás del IFE hay personajes políticos –el Presidente Calderón, para ser
más precisos- y la intención es aniquiliar al puntero de las encuestas
sobre preferencias electorales, Enrique Peña Nieto. Prueba de ello es
que el IFE no ha querido frenar a Felipe en sus labores proselitistas,
ni a doña Josefina, en la “campaña negra”, realizada a base de spots
pagados con recursos oficiales. Muchos lamentarán que este tipo de
espectáculos, sólo se dan en los procesos electorales.
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