Por Alfredo Calva
Después de haber transcurridos 15 días de la artera agresión al periodística Antonio Heras, la PGJE, ha manifestado fehacientemente su deshonroso silencio, en oprobio al agredido, tal parece y es de suponer ante este mutis, que la institución que paupérrimamente titula Rommel Moreno, tiene la pretensa de archivar el asunto en el cajón del olvido.
Las razones para esta actitud solo las ha de conocer el fiscal estatal y los agentes responsables de la investigación, si es que fueron asignados algunos, no será la primera ocasión en que, oscuros intereses y relaciones de personal adscrito a la dependencia y gente externa a ella, se coluden para desvirtuar, en el mejor de los casos, sino, enterrar cualquier tipo de investigación incomoda para alguna de las partes.
Lo sucedido al periodista Antonio Heras, en la capital del estado el pasado 23 de febrero al término de una reunión y camino a su domicilio, demuestro la cobardía de quien no acepta la crítica y los señalamientos y que hoy, ante la apatía de la Procuraduría se ve aderezada con su indiferente silencio.
Ya no se puede permitir que solo en cada ocasión que se da cuenta de un hecho y agravio en contra de un periodista, las autoridades brotan cual maligna plaga para mostrar su solidaridad para con los agraviados, prometiendo eso si, que harán su máximo esfuerzo para dar con los responsables y actuar hasta las ultimas consecuencias.
El gobernador del estado, José Guadalupe Millán, no tardo en ofrecer, lo que por obligación y porque cobra, su inútil Procurador de Justicia, Rommel Moreno Manjarres, tiene que realizar, dar con los responsables para presentarlos ante la instancia correspondiente y sean castigados, sin embargo, en los 15 días que han transcurrido desde la agresión, no ha presentado resultado alguno.
Es por ello que, los comunicadores no debemos de bajar la guardia, tenemos la obligación moral de continuar en el apoyo a Antonio Heras, de tomar su caso como si fuera el propio y exigir a Rommel Moreno haga su tarea o que se vaya, y al gobernador Osuna Millán, que le exija el cumplimiento de sus obligaciones a su subalterno, o bien, que busque otro que funcione.
El momento de hacer de lado los intereses particulares y personales que predominan en los organismos que aglutinan a periodistas y comunicadores, ya llego, de continuar disgregados y desinteresados quienes tendrán siempre la partida ganada serán aquellos que, soterradamente operan para que el periodista se encuentre expuesto a las agresiones y represiones.
Ya se debe de asumir la actitud que desde hace mucho tiempo se debió de tener, la de exigir los derechos que leyes y tratados internacionales otorgan a quienes realizan la labor de comunicar e informar, ya es hora de que el ejecutivo estatal y el legislativo local, dejen su hipocresía y accionen a favor de la comunidad periodística, ya es hora de que adecuen las leyes locales a las federales en materia de protección y auxilio a los comunicadores.
Ahora solo resta preguntar, si se tendrá el valor para actuar y exigir a las autoridades y funcionarios, o como de costumbre, solo será una expresión más de estólida y falsa solidaridad con el compañero agredido.
El gremio decide
Estoy contigo Antonio Heras
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