Por Gilberto Lavenant
El día 31 del pasado mes de enero, hacía referencia a lo que podría llamarse fenómenos cibernéticos y observaba que aún no se encuentran antídotos efectivos para evitar sus efectos nocivos.
Decia entonces que dentro de esos fenómenos se encuentra la aparición de “Anonymous”. Un fenómeno que aparentemente surge de la nada, pero que a la vez está relacionado con todos y cada uno de los fenómenos cibernéticos, que tanto daño causan a la humanidad, que distorsionan las relaciones sociales, lo mismo que la formación de los individuos.
Hacía hincapié en que Wikipedia, la enciclopedia libre, nos explica que una de las banderas del movimiento y a la vez su forma de representación, es un hombre sin cabeza y traje formal, lo que representa la ausencia de líderes o dirigentes. Que los lemas son diversos : Nosotros somos anónimos, nosotros no perdonamos, nosotros no olvidamos, no especulamos. Se le describe como un fenómeno de internet, como una comunidad virtual o como una asociación voluntaria, que se dice fue fundada entre el 2003 y el 2004. Sus miembros están descentralizados y se puede decir que es un grupo de simple afinidad.
Wikimedia señala que “Anonymous” es una especie de pseudónimo utilizado mundialmente por diferentes grupos e individuos, para –poniéndose o no de acuerdo con otros- realizar en su nombre acciones o publicaciones individuales o concertadas. Y explicaba su estrategia básica : entrar a los portales de internet de políticos o instituciones gubernamentales, para simplemente distorsionar sus contenidos o extraerlos a fin de divulgarlos sin limitación alguna. Decía que es algo así como una rebelión social que se genera a nivel mundial, impulsada por una sociedad sin nombre.
Comentaba que Anonymous ya había puesto sus ojos en Baja California, pues un día antes, la diputada local Claudia Agatón Muñiz, reveló que los “anónimos” se metieron a su página electrónica y la sabotearon. Mostró fotografías de los mensajes que le dejaron : “Somos anonymous, somos legión, no olvidamos, no perdonamos, esperanos !!” y agregan : “Gobierno corrupto : hacked a todos los sitios del gobierno y sus diputados y sus senadores corrupto que solo lo que hacen es robar al pueblo”.
Ayer jueves, un presunto “Anonymous Tijuana”, vía correo electrónico, remitió al columnista un extenso escrito, bajo el preámbulo siguiente : “Anexo en este correo, un breve relato de lo que acontece en las oficinas de la Consejería Jurídica Municipal, preocupado por la decadencia en la calidad de los servidores públicos que “trabajan” para nuestra ciudad con la sola intención de alzar la voz y poner en evidencia las corruptelas que vivimos día a día algunos de los que rondamos por el Palacio Municipal a realizar trámites y visitar amigos, y escuchamos tan impresionantes historias de impunidad e injusticia”.
El personaje central del “anonimato”, lo es el Lic. Edgar Fernández, de quien se dice, entre otras cosas, que para dicho funcionario “…la política municipal no tiene cabida para el servicio profesional, la integridad, la honestidad o por lo menos la prudencia, sino para lo peor que puede alcanzar a representar un cargo público para el ciudadano, el nepotismo, el abuso de autoridad, la corrupción, el acoso sexual, el desvío de recursos públicos para goce personal, entre otros”.
Se dice que dicho funcionario exige favores sexuales a personal femenino, les condiciona el empleo y muchas cosas feas, denigrantes. Incluso menciona nombres de las presuntas afectadas y no se reproducen, porque es mayor el daño que se les haría al identificarlas, sin existir constancia o incluso exstiendo las mismas. En base a un simple anonimato, se les causaría un enorme daño.
Se hace referencia al tema, para precisar que el columnista no avala del todo los anónimos. Aclarando que no es lo mismo cuando alguien remite con su correo personal una denuncia y pide se guarde su nombre, para evitar represalias.
Resulta sencillo exhibir públicamente a una persona, sin aportar constancia alguna de sus presuntas tropelías. Se hace referencia al caso, porque es importante destacar que se requiere valor para denunciar en forma precisa y contundente. Habiendo pruebas que acrediten las acusaciones, el columnista se solidariza de inmediato con la denuncia, independientemente de la identidad del personaje presuntamente denunciado.
Anonymous, a nivel internacional, se distingue por sacar a relucir información confidencial de individuos corruptos o vividores. Por meterse a sistemas de cómputo de funcionarios corruptos e instituciones deficientes. Lo suyo no es propiamente la calumnis, la difamación o la descalificación.
En el caso de “Anonymous Tijuana”, tal parece que se trata de alguien que busca vengarse de una acción personal del funcionario en mención. El columnista estima que independientemente de las intenciones personales del denunciante, se requiere hacer precisiones, en tal forma que resultan más que evidentes las supuestas irregularidades o actos corruptos.
La simple referencia anónima, le resta valor a la denuncia. El adoptar el nombre genérico de ese fenómeno cibernético, identificado internacionalmente como “Anonymous”, no fortalece, ni siquiera medianamente, los dichos. El anonimato genérico, es una cobardía. No se puede alentar como tal.
Los periodistas reciben, con cierta frecuencia, denuncias anónimas, pero que exhiben constancias irrefutables. En tales casos, las pruebas, no requieren del nombre del autor de la denuncia. Valen por sí mismas.
Un documento, una referencia más precisa, los “pelos de la mula”, para poder decir que es de color café o negro. Fechas, montos, actos, nombres. Algo verdaderamente contundente. El nivel del funcionario, es lo de menos, si es corrupto, si está abusando del cargo, si está vejando a los de menor jerarquía, “duro y a la cabeza”. Anonymous ha adquirido cierta relevancia, por sus revelaciones, no por calumniar o difamar.
gil_lavenants@hotmail.com
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