* La crónica del primer acto de precampaña de Andrés Manuel López Obrador.
Ciudad de México.- Aunque fue una noche fría, el esplendoroso Sol no quiso faltar este mañana al inicio de la precampaña de Andrés Manuel López Obrador en la explanada de la delegación Gustavo A. Madero. Los principales líderes del PRD, PT y Movimiento Ciudadano tampoco se quieren perder este momento. Al parecer, los únicos ausentes son el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard y el ex dirigente del PRD, Jesús Ortega... porque todos los que estuvieron con el tabasqueño en el 2006, aquí están en el templete: Ricardo Monreal, Jesús Zambrano, Luis Walton, Alberto Anaya, Pablo Gómez, Dolores Padierna, Alejandro Encinas... aunque uno que otro, como Javier González Garza, prefieren mirar de lejos, desde la poca sombra.
También por aquí desfilan los aspirantes a ser el candidato o candidata de la izquierda al Gobierno del Distrito Federal: los primeros en subir son Gerardo Fernández Noroña, Martí Batres (quien se trajo su porra) y, con tropezón y todo, sube también Porfirio Muñoz Ledo. Después llegan Mario Delgado, Miguel Ángel Mancera, Carlos Navarrete y Alejandra Barrales.
Quien recibe a todos es el jefe delegacional de la GAM, Víctor Hugo Lobo, quien impone su sello en las banderas más notables que se ven en el lugar. Ondean las amarillas, rosas, negras, todas con el apellido de "Lobo" en grande. Otros más traen playeras con el nombre del delegado inscrito.
Las consignas son las ya conocidas: "Es un honor luchar con Obrador...", "el pueblo, unido, jamás será vencido", y "este es el pueblo de López Obrador, ¿cuál es el tuyo, espurio Calderón?".
El templete es adornado con una enorme manta que advierte: "El cambio verdadero está por venir", la cual es acompañada con una imagen del precandidato que hoy comienza su recorrido por todo el país.
En cuanto se anuncia que ha llegado, todos lo buscan con la mirada. En algún momento lo atrapan. En momentos se pierde, al atravesar los muros de gente, que en conjunto serán unos cinco mil. Más o menos.
Obrador saluda al frente, a los lados y a los que están atrás del escenario. Su mano levantada es una especie de botón que activa gritos de apoyo en su dirección. "Obrador, Obrador". "Presidente, presidente".
Luego de que los tres dirigentes de los partidos políticos den su discurso -un tanto o completamente improvisado-, toca el turno de AMLO:
"Voy a recorrer de nuevo el país porque quiero ofrecer al pueblo de México, de manera humilde, mi experiencia, voy a ofrecer al pueblo de México, mis sentimientos, mi corazón, para poder salvar a nuestra Patria", apunta, mientras su esposa, Beatriz Gutiérrez, lo observa desde atrás del atril, junto con todos los políticos antes mencionados.
Todo marcha bien, hasta que Obrador pide a la gente que informe a todo el país que el boleto de Metro cuesta dos pesos en la Ciudad de México. De inmediato, sus simpatizantes -que en buena parte vinieron en ese medio de transporte- lo corrigen: "¡Tres, tres!". Y de botepronto cambia: "Tres pesos... dije que costaba dos porque cuando fui Jefe de Gobierno, así lo dejé", se excusa.
Que acabe la corrupción, además estudio y trabajo para 7 millones de jóvenes (ninis), son las propuestas que trae bajo el brazo. En las que alarga más la explicación.
Y culmina: "Vamos a serenar a la sociedad... va a haber justicia en México... tengo tres principios básicos: no mentir, no traicionar y no robar".
Aplausos. Fotos. Clic, clic, clic. Todos los aspirantes al Gobierno del Distrito Federal se arremolinan en torno a su figura. "Una foto", le pide a Obrador Mario Delgado, señalando al frente a los fotógrafos. Se la toman. Luego todos los demás quieren y se juntan. Estrechan las manos. Y las alzan juntos. Más fotos. Clic, clic, clic.
Es el primer acto de precampaña. Obrador, como siempre, sale apapachado. Va rumbo a Iztapalapa. En los siguientes días dará la vuelta al DF y, en los siguientes días, al país. Quiere, ahora sí, llegar a Los Pinos.
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