viernes, 18 de noviembre de 2011

Palco de Prensa: Los exhibicionistas

Por Gilberto Lavenant
Es una necesidad personal, además de una costumbre, que los políticos se exhiban o muestren en todo tipo de espacios de difusión masiva. La foto con la ancianita, o con los niños, el momento en que regalan una cobija, o un vale para paquetes de materiales. La intención es proyectarse como benefactores de la sociedad, obviamente.


Sin embargo, muchos otros ni siquiera usan el pretexto de la benevolencia o generosidad. Simple y sencillamente, en los espacios que contratan, aparece su foto, que lo mismo puede ser de cuerpo entero, de medio cuerpo o solamente el rostro, para que los conozcan, quienes no los han visto nunca. A un lado de la fotografía, un breve mensaje del evento, programa o acción a su cargo.

La mayoría de las veces, dicen los conocedores del tema, esta obsesión por ver sus fotografías en cuanto espacio les sea posible, es algo que le llaman “culto a la vanidad”. Es como pararse frente a un espejo y decir : –Verdad espejito que soy el más guapo, más eficiente y más popular, de todos los políticos. Lo bueno es que los espejos no hablan, porque, de poder hacerlo, la respuesta no sería del agrado del vanidoso.

El exalcalde panista, Jorge Ramos Hernández, exageró en esto del culto a la vanidad. Cualquier pretexto le parecía oportuno para sembrar la ciudad con carteleras en las que aparecía su rostro y pequeños mensajes, que solo se podían leer colocándose a unos metros de distancia. La foto del político, se podía captar a kilómetros de distancia.

Esto lo hacía principalmente a propósito de sus informes de gobierno. Debió haber gastado enormes cantidades de dinero en ello. A la mejor se las colocaron sin costo alguno, a cambio de permitir a las empresas publicitarias, colocar carteleras por doquier, sin permiso alguno, incluso en lugares públicos.

A partir de la próxima semana, inicia la tanda de informes de los alcaldes y ya empiezan a aparecer por ahí, al menos en espacios periodísticos, espacios con mensajes alusivos a dichos eventos. Por supuesto, no podían faltar sus fotos, de manera relevante.

El anuncio, respecto al primer informe del Alcalde de Tijuana, Carlos Bustamante, bajo la leyenda : “Cuando los hechos hablan, las palabras sobran”, en el que se resaltan expresiones tales como: “Inversión privada de 1 mil 106.71 millones de dólares”, “942 nuevos negocios formales” y “14 mil nuevos empleos”, una foto casi ocupa el 50 % del espacio, en la que aparece al centro el Alcalde, a su lado izquierdo Miguel Velazco, Secretario de Desarrollo Económico, a su derecha Mariano Escobedo, y frente a él un industrial. Se trata, precisamente, de la visita a una empresa.

El Alcalde de Playas de Rosarito, Javier Robles Aguirre, es un tanto más exagerado. Su foto, de medio cuerpo, ocupa casi la mitad del espacio. A un lado su nombre y cargo, la leyenda “Primer Informe de Gobierno” y con letras pequeñas, en la parte inferior : “Viernes 2 de diciembre de 2011, 5:00 P.M. Palacio Municipal, Playas de Rosarito, B.C.”

Los señores Alcaldes, salvo que paguen con sus propios recursos dichas publicaciones, no saben, y obviamente ninguno de sus colaboradores les ha dicho, que están prohibidas. Al menos con sus fotos. Alguien debe recomendarles, que lean el Título Séptimo de la Constitución General de la República, relativo a las Prevenciones Generales, concretamente el último párrafo del Artículo 134, que el columnista se permite transcribir :

“…La propaganda, bajo cualquier modalidad de comunicación social, que difundan como tales, los poderes públicos, los órganos autónomos, las dependencias y entidades de la administración pública y cualquier otro ente de los tres órdenes de gobierno, deberá tener carácter institucional y fines informativos, educativos o de orientación social. En ningún caso esta propaganda incluirá nombres, imágenes, voces o símbolos que impliquen promoción personalizada de cualquier servidor público”.

Efectivamente, no hay confusión al respecto : “En ningún caso esta propaganda incluirá nombres, imágenes, voces o símbolos que impliquen promoción personalizada de cualquier servidor público”.

Pero podrá alguien observar que se trata de la Constitución Federal. A quien así lo observe, se le hace saber que el mismo texto aparece en la parte final del Artículo 100 de la Constitución local, también relativo al apartado de prevenciones generales.

¿Entonces, por qué los políticos, de todos los niveles, son muy dados a publicitarse en todo tipo de propaganda o promoción oficial ? Podría decirse que como todos profesan el culto a la vanidad, pues hacen como que no ven, ni oyen. Hacen como que no saben leer y simulan -a lo mejor es cierto- que nunca han leído las constituciones mexicanas, ni la federal, ni la estatal.

Resulta absurdo, e inmoral, pregonar el respeto a las leyes, si los propios gobernantes no respetan las constituciones. En el caso especial de la aludida disposición constitucional, no sólo es absurdo e inmoral no respetarla y cumplirla, sino además es ilegal y quienes la violenten o no la respeten, merecen ser sancionados.

En este tipo de casos, también es aplicable lo previsto en el Artículo 298 del Código Penal, que advierte : “Comete el delito de peculado el servidor público que, para usos propios o ajenos, distraiga de su objeto, dinero, valores, fincas o cualquier otra cosa perteneciente al Estado o municipios, a organismos descentralizados, o a un particular, si por razón de su cargo los hubiera recibido en administración, en depósito o por otra causa”.

Más que cumplir con la obligación de informar, los Alcaldes actúan como meros exhibicionistas y gastan en sus eventos de lucimiento, así como en sus promociones publicitarias, fuertes cantidades de dinero que bien podrían utilizar en obras o servicios públicos. Que conste.

gil_lavenants@hotmail.com

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