miércoles, 19 de octubre de 2011

Palco de Prensa: El luto periodístico

Por Gilberto Lavenant
La muerte de una persona, independientemente de su condición social o económica, siempre será lamentable, dolorosa, motivo de tristezas y de nostalgias.
Pero cuando muere un periodista, disculpando la distinción, ocurre un hecho más que lamentable. Sobre todo si en el ejercicio periodístico, el fallecido se distinguió por ser crítico, analista, observador. Se apaga una luz que ilumina.



El domingo, 16 de octubre, a la edad de 70 años, falleció el periodista Miguel Angel Granados Chapa. Su columna “Plaza Pública”, se publicó por última vez el pasado viernes en el periódico capitalino Reforma y en muchos otros más en el territorio mexicano. En ella, seguramente ante un veredicto médico insoslayable, dió su despedida : “Esta es la última vez que nos encontramos. Con esa convicción digo adiós”.



Dos días después, el pasado domingo, cumplió su ineludible compromiso con la muerte.



Duele, no porque el columnista autor de “Palco de Prensa” haya tenido alguna relación de parentesco o afecto con Granados Chapa. Ni siquiera puedo presumir que era su lector asiduo o su fan. Duele, porque cada periodista, de análisis y crítica, es como una luz que trata de orientar, de interpretar situaciones confusas, de fustigar y exhibir, actos bochornosos, vergonzantes.



El análisis periodístico, es una tarea ardua, pocas veces reconocida. Sin embargo, a quien la realiza, le brinda enormes satisfacciones. Se aprende a hablar de frente, a mencionar las cosas por su nombre, sin temor de causar el enojo o molestia de políticos de todos los niveles y condiciones.



Exibir o señalar a los corruptos y a sus actos, referir a los demagogos y sus mentiras, recordar los hechos pasados, supuestamente olvidados por la memoria social, siempre será gratificante.



Sin embargo, los periodistas, los de análisis y crítica, son mucho menos de los que nos imaginamos y menos aún de los que se requieren. Cada día, se pierden los valores morales. Cada día, la corrupción, la impunidad, la ineficiencia, la frivolidad, se fortalecen. Se requiere de muchos más periodistas dispuestos a luchar contra esos males sociales.



Por si alguien lo pregunta, o lo pregona, el periodismo no dá dinero. Aquellos individuos que ostentándose como periodistas, son seducidos por favores o dádivas, no merecen ser llamados periodistas. Ni aquellos que se dedican a extorsionar, “cobrando piso” a los corruptos, supuestamente para no publicitar sus fallas o excesos.



El periodismo, es sacrificio. Es compromiso social. A nadie le gusta que le hablen con la verdad. Los periodistas, suelen no tener amigos. Generalmente tienen que sacrificar relaciones personales, para no resultar incómodos. Como dicen, la verdad no peca, pero incomoda.



Lo más lamentable de todo, para quienes ejercen periodismo de análisis y crítica, es que los mexicanos no acostumbran leer y los políticos aparentan que no leen. Los que no leen, obviamente no se enteran de lo que pasa en derredor. Los políticos, prefieren hacer como que viven en un mundo de fantasías, o en un mundo de ciegos, en el que nadie ve sus fechorías, aunque sean notorias o visibles, o en un mundo de sordos, pues no atienden los reclamos sociales, mucho menos la crítica periodística.



El cinismo o desvergüenza, es otro de los males de que adolecen muchos políticos. No importan las siglas partidistas. En su mayoría conjugan a la perfección verbos como : tapar, solapar, encubrir y muchos otros similares o conexos. Ejemplo : yo te solapo, tú me solapas, él me solapa, ellos nos solapan, nosotros nos solapamos, todos nossolapamos.



Caso concreto, porque luego dicen que los periodistas no se atreven a mencionar nombres, la actitud asumida por los funcionarios del XX Ayuntamiento de Tijuana, respecto de la cochinada que les heredó el XIX encabezado por el panista Jorge Ramos Hernández.



A casi un año de distancia, de iniciada la presente administración municipal, pareciera que se ha dedicado a tapar, encubrir o solapar las irregularidades del gobierno panista. Bueno, 11 meses son más que suficientes para indagar, encontrar y denunciar formalmente posibles irregularidades. Si esa fuese la intención.



Pero, volviendo con la misión periodística y el luto por el fallecimiento de Granados Chapa. La lucha tiene que continuar. Que solo la muerte nos frene o limite.



En lo personal, durante dos años me tocó combatir contra el cáncer. Hasta el momento, puedo decir que he logrado triunfar. Que soy un veterano de esta guerra.



Lamentablemente, otros han sucumbido. El pasado domingo falleció Miguel Angel Granados Chapa, un reconocido periodista, analista, crítico. Se apagó una luz.



El periodismo nacional está de luto. La sociedad entera ha perdido a un valiente. Descanse en paz, Granados Chapa.



Ciertamente, en el panorama nacional abundan los periodistas, muchos de ellos de renombre, por aparecer a pantalla en televisoras nacionales, principalmente. La mayoría de ellos, o al menos los principales, dedicados a encubrir, más que a señalar o denunciar. Lo cual también es sumamente lamentable.



La corrupción periodística, lamentablemente, también es un mal sumamente generalizado. Periodistas como Miguel Angel Granados Chapa, ha habido pocos. Hay pocos. Por ello, su ausencia es casi irreparable. Por eso se lamenta.



gil_lavenants@hotmail.com

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