viernes, 7 de octubre de 2011

Contradictorios

Por Teresa Gurza
Lo menos que puede decirse de ellos es que son contradictorios.

Porque su lentitud en reaccionar frente a las denuncias de abusos sexuales cometidos por sacerdotes, es sólo comparable a la rapidez con la que se mueven al ver en peligro alguna ley perjudicial para su poder mundano.
 
Y porque actúan con complicidad y debilidad ante los pedófilos propios, a los que apoyan y cuando no les queda más remedio esconden, pero son prestos para condenar en otros conductas sexuales privadas que consideran “pecaminosas”; aunque muchas veces sean sus seminarios y conventos, semilleros de las mismas.
 
Como habrán adivinado, me refiero a las jerarquías de la Iglesia Católica; que tanto dan que hablar en México y en Chile.
 
Salvo raras excepciones, sus miembros no han entregado a la justicia a curas violadores de niños y muchachas; y cuando lo hicieron, fue en casos escandalosos y sólo por temor a demandas o indemnizaciones.
 
Por el contrario, ha sido común cambiar de parroquias a religiosos embarazadores; y las jóvenes han tenido además, que dar a luz bebés no deseados.
 
Pero con todo y esos obscuros pasados y esa poca autoridad moral para intervenir en asuntos privados, están haciendo lo imposible para impedir se despenalice el aborto y que las parejas del mismo sexo tengan permiso legal para vivir juntas.
 
En los dos países cardenales y obispos, --y según reveló uno de ellos en el nuestro, hasta el Papa mismo--, están presionando.
 
Saben que lo que digan en los pulpitos ya no es muy obedecido; y que ahora, ni asustando con el infierno eterno pueden impedir que una mujer decidida a hacerlo, aborte; o que parejas homosexuales convivan.
 
Por eso buscan influir en las alturas; y parece que con éxito.
 
El  gobierno de México está obligado por el Plan Nacional de Población, que rige hasta el 2012, a garantizar abortos en buenas condiciones higiénicas y de salud, pero su Secretaría de Gobernación está interviniendo para que los ministros de la corte, echen para atrás la legislación.
 
Y será responsable de las muertes de las jóvenes pobres, que se los tuvieron que hacer en malas condiciones sanitarias.
 
En Chile, el gobierno refrendó su compromiso “en contra del aborto y la eutanasia; y a favor de la vida y la familia”, ante representantes de iglesias evangélicas, anglicanas, ortodoxas y católica, que le entregaron un documento de rechazo a la aprobación de leyes sobre al aborto terapéutico; y reconocimiento de las uniones entre personas del mismo sexo.
 
En una "Carta acerca de los valores fundamentales sobre la vida, el matrimonio y la familia", que también fue entregado al congreso, las iglesias declaran "completamente improcedente" que exista siquiera el interés de estudiar legislaciones para “introducir el aborto en Chile”, o aprobar “uniones de hecho” entre parejas de igual o diferente sexo.
 
Este escrito inicia lo que se ha llamado “inédita cruzada conjunta” de los religiosos; porque antes, las iglesias sólo se habían juntado para actuar en materia de Derechos Humanos.
 
Derechos entre los que según los jefes de estas confesiones cristianas, no entran los de decidir la propia sexualidad, unirse con la pareja que se eligió, o a abortar cuando el feto presenta malformaciones o la madre corre peligro.
 
Actualmente en el congreso chileno hay tres proyectos sobre aborto; los tres prácticamente parecidos, plantean permitirlo únicamente por malformaciones graves en el feto o en bien de la salud de la madre; y sólo uno de ellos está por interrumpir el embarazo, en caso de ser resultado de una violación.
 
Al respecto, los correos electrónicos que han llegado a los medios de difusión, son en su mayoría de la misma opinión de los obispos en cuanto al aborto se refiere.
 
Pero no así en relación con las llamadas uniones de hecho, sean o no entre parejas del mismo sexo; que cuentan con el apoyo de más de un 80 por ciento de los encuestados.

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