Por Federico Arreola
Esta es una historia que se cuenta en círculos priistas:
Juan Collado, uno de los abogados que han representado a la familia Salinas de Gortari, cumplió recientemente 50 años de edad. Organizó una cena para celebrarlo. Hombre importante, Collado invitó, y asistieron, poderosos empresarios y políticos: Carlos Salinas, Diego Fernández de Cevallos, gobernadores… Entre los que llegaron a la fiesta estaban un funcionario del gobierno de Veracruz, Tomás Ruiz, y la actriz Ana de la Reguera.
En la mesa principal, muy larga, se sentaron los invitados más importantes. La presidía, al centro, Carlos Salinas de Gortari y en uno de los extremos estaban Tomás Ruiz y Ana de la Reguera. Salinas, siempre cautivador, se dirigió a la pareja y preguntó: “¿Cómo está todo en Veracruz?”. De inmediato Ruiz respondió diciendo que en las tierras veracruzanas había desarrollo… y no dijo más. Salinas lo interrumpió: “Un momento, la pregunta iba dirigida a la estrella de cine”.
Eso fue interpretado como una autorización de Carlos Salinas para que Ana de la Reguera expresara, en voz alta y con todo el tiempo del mundo, sus opiniones. Y la actriz habló, vaya que habló.
Ana de la Reguera consideró su obligación manifestar sus puntos de vista políticos e ideológicos frente a Carlos Salinas y los otros destacados personajes que en la cena estaban, como Diego Fernández de Cevallos.
La actriz les dijo que ella apoya a MORENA, el movimiento de Andrés Manuel López Obrador. Y afirmó que ellos, los que estaban en la cena, no representan al pueblo. Que se necesita un cambio. Que ya basta…
Para que aquello no se transformara en un mitin a favor de AMLO, Salinas preguntó a De la Reguera cómo estaba Jorge Ramos, de Univisión, ex pareja de la actriz. La mujer respondió expresándose my mal del periodista que, así se interpretaron sus palabras, se había entregado al poder en México.
Al parecer Carlos Salinas, uno de los hombres mejor informados de México, no sabía que De la Reguera y Ramos habían dejado de ser novios.
Cuando Salinas comprendió que simple y sencillamente con Ana de la Reguera no podía, salió del apuro proponiendo un brindis por el abogado que cumplía 50 años de edad. Y brindaron.
Carlos Salinas de Gortari debe haber quedado muy preocupado. Es que, de plano, no es para menos. El jefe real del PRI está perdiendo habilidad. Quiso lucirse siendo galante con una mujer hermosa, y esta dialécticamente lo aplastó, frente a su público (Salinas jugaba en su cancha, rodeado de paleros y admiradores) recordándole que sobran mexicanos en todos los sectores sociales decididos a luchar contra la mafia de la política.
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