Por Gilberto Lavenant
Ocurre con frecuencia, en las pistas de carreras. Uno o más de los competidores, en su desesperación por empezar a correr y lograr ventaja sobre los demás, arrancan antes de tiempo. Algunos, porque quieren aprovechar hasta cualquier segundo y pretendiendo arrancar al mismo tiempo que suene el silbato o el disparo de arranque, se anticipan. Se le llama arranque en falso y se tienen que regresar al punto de partida, para esperar de nueva cuenta.
En la carrera presidencial, varios de los aspirantes están ansiosos por escuchar la voz de arranque. Unos, los que sintiéndose en desventaja frente a otros, incluso de su mismo partido, han decidido empezar a correr, aunque sea fuera de tiempo oficial, tratando de posicionarse. Se trata de que los vean desplazarse en la pista y observen que tienen cualidades para competir. Uno de esos es el panista Santiago Creel.
Hay otros que, aparentemente, aún sin necesidad de pararse en la pista, ni mucho menos en la zona de arranque, se les ve con una enorme ventaja sobre cualesquier otro competidor. Cualquiera podría decir que, considerando las preferencias electorales a su favor, los que van a la cabeza de los demás aspirantes, ni se preocupan, ni tienen razón para preocuparse. Mucho menos cuando que hasta los contrarios les ven triunfadores, antes de iniciar la contienda.
Sin embargo, sabedores de que en política no hay nada escrito, y que los resultados de los comicios, no siempre se parecen a los de las encuestas previas, pues está visto que también comen ansias de que llegue el momento del arranque. Sobre todo, cuando las preferencias electorales, en estos momentos, les son favorables. Como diciendo : ahora o nunca.
Este podría ser el caso del aún Gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, quien es considerado cuasicandidato priísta a la Presidencia de la República, con una ventaja enorme en las encuestas sobre preferencias electorales y quien parecía que ya había arrancado su precampaña.
Esto fue el jueves 7 de Julio, en Toluca, en la Casa de Gobierno del Estado de México. Los dirigentes del PRI, convocaron a más de 300 prominentes priístas, para agradecer su participación y apoyo en la contienda en la que resultó electo Gobernador Eruviel Avila.
Pero el personaje principal del evento, no fue Eruviel, sino el propio Peña Nieto, pues hubo pronunciamientos a su favor e incluso hizo su debut la organización Expresión Política Nacional, cuyas siglas coinciden con las del nombre del aún Gobernador, y cuyo objetivo es precisamente respaldarlo en sus aspiraciones presidenciales. Para que no hubiera dudas sobre las intenciones, a muchos de los presentes se les expidió la correspondiente credencial de la EPN. Lo extraño fue que, aunque prácticamente se trató de un “destape”, como al antiguo estilo priísta, no se dió la tradicional “cargada”. Dicho en otras palabras, no surgieron las adhesiones a favor de Peña Nieto, por doquier, como en otros tiempos.
Lo que surgió, fue una voz enérgica, que rompió el encanto a los seguidores de Peña Nieto. El Senador y coordinador de la bancada de los Senadores priístas, Manlio Fabio Beltrones, cual si fuese un maestro regañón, llamó la atención a los priístas, evidentemente incluyendo al propio Peña Nieto, para que no recurran al “tapadismo”, ni a “la cargada”, los viejos métodos priístas, que durante dos sexenios han permanecido arrumbados en el sótano del sistema político nacional.
Beltrones, les “leyó la cartilla”, advirtiéndoles que en estos momentos, más que candidato, lo que se requiere es el programa, en el que se defina y precise cómo se quiere gobernar a México, de retornar el PRI a la Presidencia de la República. Les dijo que es el momento para que su partido decida por qué quiere ganar la Presidencia y defina un proyecto que saque al país de la mediocridad que vive actualmente. Que lo del candidato, viene luego.
Al ser cuestionado sobre Expresión Política Nacional, creada para proyectar a Peña Nieto hacia la candidatura presidencial, pidió que no se reediten viejas prácticas, en un partido nuevo, “…de un PRI que ha aprendido de los años anteriores y que quiere mirar hacia el futuro, donde hay modernidad”.
“Esas viejas prácticas, que no deben reeditarse, son mensajes equivocados hacia el electorado, de un PRI que no ha entendido la lección, y por eso estaremos muy atentos a que algunos eventos, que pudieran confundirse con el tapadismo, la vieja cargada o lo que podrían ser los candidatos únicos que huelen como a naftalina en un clóset, no aparezcan en el PRI”, señaló Beltrones.
Para muchos, sorprendió un tanto la postura asumida por Beltrones, cual si fuese un maestro regañón, amonestando al mismísimo cuasicandidato presidencial. Seguramente que nadie más se hubiese atrevido a hacerlo. Lo interesante es que, como chavo regañado, Peña Nieto no respondió molesto, sino más bien reconoció que el suyo, en la Casa de Gobierno de Toluca, donde se anunció la existencia de Expresión Política Nacional, fue solo un arranque en falso, que simplemente se dejó querer, que sabe que aún no es tiempo de arrancar la carrera presidencial, que esperará hasta que deje de ser Gobernador y a que el PRI marque las reglas de participación.
Esto es más que interesante, pues no obstante que el mismo Beltrones ha venido señalando que primero es el programa y luego el candidato, en base a los resultados de las preferencias electorales, supuestamente el PRI ya tiene candidato y solo falta elaborar un programa a la medida de este.
El que Peña Nieto haya rectificado, indica que no se siente el dueño del PRI, como muchos pueden suponerlo, y que está dispuesto a esperar a que se dé la voz de arranque, que le entreguen el programa a desarrollar, y que aunque todo le favorece, la contienda priísta del 2012, no será la de un hombre, sino la de un equipo. Seguro que no desea que le pase lo que a Roberto Madrazo, cuando su necedad y soberbia le llevó a enfrentar a los propios priístas. De ahí, su derrota.
gil_lavenants@hotmail.com
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