Por Gilberto Lavenant
Mucho se ha dicho sobre el asunto de la arbitraria detención del empresario priísta Jorge Hank Rhon, el pasado 4 de junio. Bueno, hasta en el llamado “diálogo por la paz” entre las víctimas de la narcoguerra, encabezados por el poeta Javier Sicilia y el Presidente Felipe Calderón, salió a relucir el tema.
La referencia la hizo Sicilia y Calderón tuvo que reconocer la pifia. Aprovechó para decir que no le avisaron previamente respecto a dichas acciones, como tratando de desvirtuar que la orden había salido de su oficina, al grado que aseveró que eso le había molestado y que incluso había aplicado correctivos. Empero, no dijo en qué forma y a quienes.
El asunto no quedó muy claro. A Hank, presuntamente, se le detuvo bajo sospechas de crimen organizado, al grado de que se le llevó a la capital del país, a la SIEDO, junto con los demás detenidos, pero lo regresaron de inmediato cuando no lograron cuajar el tema bajo esas perspectivas.
Entonces, se le puso en manos de una juez federal, acusado de acopio de armas, la Juez Noveno de Distrito, con sede en Tijuana, Blanca Evelia Parra Meza, quien finalmente determinó que no había elementos para dictarle auto de formal prisión e iniciarle proceso. Esto, no obstante que previamente había calificado como legal la detención.
Hank recuperó su libertad y desconcertó a propios y extraños, cuando en lugar de hacer un reclamo público por su arbitraria detención, declaró que había decidido “dar la vuelta a la hoja”, que optaba por “borrón y cuenta nueva”, que estaba convencido de que “el que se enoja pierde” y que los atropellos contra él y su familia, fueron simplemente virtuales. Cuestión de apreciaciones de sus seguidores, simpatizantes e incluso de sus detractores, que evidentemente exageraron la nota.
Sin embargo, quedaban en el aire dos cuestiones básicas. Entre otras muchas. ¿Quién cometió el atropello?, ¿dónde estaban el General Gilberto Landeros Briseño, Comandante de la Segunda Zona Militar, y el General Alfonso Duarte Mújica, Comandante de la Segunda Región Militar, cuando detuvieron a Hank ?
Porque, se puede aceptar que el Presidente Calderón no haya sido avisado, la madrugada del 4 de junio, que iban a tomar por asalto la casa de Hank, pero los jefes militares de la zona definitivamente estaban enterados y seguramente hasta fueron los que dieron el visto bueno o autorización, para que se llevara a cabo.
Y si Felipe Calderón habló de correctivos, esto puede interpretarse como que pronto habrá cambios de jefes militares en la zona, donde Duarte Mújica, en especial, se había ganado el reconocimiento y respeto de los bajacalifornianos. Seguramente muchos recuerdan la fuerte ovación que recibió en presencia de Calderón, durante la inauguración de Tijuana Innovadora. Ovación que hoy podría transformarse en rechifla.
Pero a esto habría que agregar el otro aspecto, estrechamente relacionado con los mandos militares. El de las armas presuntamente encontradas en la residencia de Hank. Se dice que se le detectaron 78 armas sin licencia, de las cuales 49 son de uso exclusivo del ejército, 9 mil 298 cartuchos útiles, 70 cargadores y una granada de gas.
Aún no se ha explicado, por qué se liberó a Hank y no se dijo de quien eran las armas, de dónde provenían, para qué las querían y cuál era el destino de las mismas. Precisamente, en base a la existencia irrefutable de las armas, Calderón dijo que había delito y por lo tanto cuestionó la resolución judicial que favoreció al empresario.
En los últimos días, han surgido versiones que indican que las armas, son de las que decomisa el ejército en las detenciones de delincuentes relacionados con el crímen organizado y que de manera irregular se dispuso de ellas para el uso de los policías comerciales rentados al servicio de empresarios, como Jorge Hank, y que a raíz de este serio incidente, se determinó cancelar ese “servicio de armería” y se dejará a los empresarios sin guardias armados.
Pero esto no para ahí, pues de ser cierto esto, hay varios eslabones en la cadena que llevó a la práctica irregular de uso de armas decomisadas, a cuya cabeza aparecen precisamente los jefes militares, o sea Landeros y Duarte.
Tal vez esto explique un tanto el hecho de que ambos militares, se han desaparecido del panorama público de Baja California. Ya no se les ve por ningún lado.
Ambos habían dedicado gran parte de su tiempo a convivir con diversos grupos sociales, en los que invariablemente recibían reconocimientos, por los resultados positivos que la presencia militar había logrado en Baja California.
Incluso en fechas recientes, posteriores a la detención de Hank Rhon, siguieron recibiendo invitaciones. Las aceptaban y las confirmaban. Pero al final de cuentas enviaban a un representante. Se supone que era para evitar cuestionamientos sobre el Caso Hank. Respecto del cual la Secretaria de la Defensa Nacional no ha dado ninguna versión.
En el caso de actuaciones arbitrarias por parte de elementos de corporaciones policiacas civiles, lo normal es que los ofendidos presenten denuncias o acusaciones, ante las autoridades competentes e incluso ante las instancias de defensa de derechos humanos. En este caso, no ha habido nada. Simplemente silencio, desinformación, especulaciones, conjeturas. Y las autoridades federales, simplemente han guardado silencio sobre las presuntas responsabilidades de los autores materiales e intelectuales de tales hechos.
Quizás en los próximos días se tengan las respuestas que muchos están reclamando. Quizás.
El Presidente Calderón dijo que aplicó correctivos, aunque el caso amerita destituciones, sanciones e incluso procesos penales, no simples correctivos, pues de otra forma se oficializa la impunidad.
gil_lavenants@hotmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario