Por Gilberto Lavenant
Les llaman los “pepos”. Son integrantes de la llamada Policia Estatal Preventiva. Usan pick ups, colores blanco y negro, rejas en la parte posterior. Recorren las calles como “almas que lleva el diablo”. Son más temidos que los propios narcos.
Para ellos, no hay leyes, ni derechos ciudadanos. Los mismo penetran a los humildes hogares, sin órden previa de juez competente, que levantan presuntos delincuentes, a los que no en pocas ocasiones los dan por desaparecidos. No se vuelve a saber de ellos.
Se han dado casos de supuestas acciones valientes y certeras de los “pepos” y luego se descubre que los “cargaron”, que la dizque droga, eran medicamentos o alimentos para ganado.
Las quejas por hechos y actos de los “pepos”, surgen de toda la entidad. Pero las autoridades estatales no las ven, ni las escuchan. Son el orgullo del Gobernador José Guadalupe Osuna Millán y protegidos del Secretario de Seguridad Pública Estatal, Daniel de la Rosa. Para ellos, los “pepos” son sus muchachitos. Como los “dorados” de Pancho Villa : Primero maten, después viriguen.
Como las cosas se estaban pasando de la raya, con fecha 7 de abril, el diputado Marco Antonio Vizcarra Calderón, Presidente de la Comisión de Seguridad Pública de la Legislatura Estatal, además de Presidente de la mesa directiva del Poder Legislativo en el actual período, presentó un punto de acuerdo, para exhortar al gobernador Osuna Millán y al titular de la Secretaria de Seguridad Pública Estatal, Daniel de la Rosa, para que pongan más atención en la actuación de sus “muchachitos” y eviten que cometan desmanes.
En sus consideraciones previas, Vizcarra Calderón señaló que “…Como autoridades, estamos obligados a reconocer los avances en materia de seguridad pública, pero también, repudiar todas aquellas conductas que atenten contra esta fundamental función de gobierno y principal preocupación de los bajacalifornianos”.
A esto añadió que : “…Un objetivo central para esta XX Legislatura del Estado, debe ser sin lugar a dudas, que la seguridad pública sea una realidad y que lo encargados de la misma actúen dentro de la dimensión exacta de la ley, sin excepciones o privilegios”.
Ya encarrerado, aseveró que : “…Más allá de simples aspiraciones o simulaciones, estamos obligados a establecer medidas que solucionen las reclamaciones sociales contra la delincuencia y sus consecuencias; más aún, cuando en la actualidad prevalece entre los ciudadanos un sentimiento de inseguridad y desconfianza hacia los cuerpos de seguridad pública, provocado por la falta de respuestas efectivas y en muchos casos, por la dudosa actuación de policías que incluso han sido materia de denuncias ante las autoridades competentes y en otros casos, ante esta soberanía por un temor natural a represalias”.
Entonces recordó que : “…Con motivo de la creación de la sección de la Comisión de Seguridad Pública del Congreso del Estado, denominada Comisión de Denuncia y Control Social, se han recibido hasta la fecha, innumerables quejas o acusaciones por parte de la sociedad, principalmente en contra de la Policía Estatal Preventiva”.
“…Es inconcebible –dijo- tolerar, encubrir o permitir como una práctica usual, el abuso por parte de nuestras autoridades, principalmente de aquellas que tienen a su cargo la tarea fundamental de tutelar la seguridad pública de toda sociedad”.
Y estableció el compromiso personal : “…Hoy por hoy, reafirmo mi compromiso de representar, escuchar y apoyar a la gente, no obstante los riesgos que para mi persona o familia pueda representar, ya que con motivo de mi actuar también he sido sujeto de denostaciones que de igual forma implican un riesgo; sin embargo, claudicar en éstos momentos equivaldría a fracasar con mi compromiso de representar a la sociedad, al permitir que la seguridad jurídica de todo individuo quede a la voluntad o discrecionalidad de servidores públicos corruptos”.
Las cosas no están como en Chihuahua, con los narcos, pero aquí en Baja California con los “pepos”, conocidos como los “polis del gober”, a los que nadie se atreve a ponerles alto. Por ello el propio Presidente de la XX Legislatura Estatal, al plantear el citado punto de acuerdo, reclamó el apoyo de sus compañeros. “…Tenemos –les dijo- la obligación y el compromiso de asumir con valor y responsabilidad esta realidad. No es concebible mantenernos al márgen o ignorar esta situación que claramente contraviene nuestro Estado de derecho y con ello, las disposiciones y funciones públicas que son elementales para lograr la tranquilidad y convivencia social.
A solo unos días de haber establecido Comisión de Denuncia y Control Social, se rercibieron algo así como 30 denuncias, sumamente graves, contra los “pepos”.
Esto, evidentemente, no fue del agrado del Gobernador Osuna Millán, pues por conducto del Secretario de Seguridad Pública, Daniel de la Rosa, al ser cuestionado sobre la preocupación manifestada por los legisladores, ante las quejas por la conducta arbitraria de los “pepos”, simplemente dijo que en lugar de andar integrando órganos de control, deberían ponerse a trabajar en sus tareas propias, que es el legislar.
Esto dá una idea clara del por qué los “pepos”, son los “pepos”. Porque tienen la anuencia del propio Gobernador del Estado, José Guadalupe Osuna Millán, de cometer todo tipo de atropellos, que pasen sobre los derechos más elementales de los bajacalifornianos, a fin de aportar “cuentas alegres” a las estadísticas nacionales de la narcoguerra de Calderón.
Y luego dicen que la gente habla nada más por hablar, y que los periodistas escriben, lo que escriben, simplemente para molestar al señor Gobernador. Con los “pepos”, pareciera que se vive bajo una dictadura. Ni más, ni menos.
gil_lavenants@hotmail.com
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