viernes, 4 de febrero de 2011

¿Serán Ciegos?

Por Teresa Gurza
El mismo día en que el presidente Calderón presumió “tenemos la casa en orden”,
la realidad lo desmintió; porque ese martes primero de febrero, se registraron
oleadas de narcos ataques que aterraron a Monterrey, Guadalajara y Zacatecas; y
levantones que dejaron 25 niños vagando por las calles de Nuevo Laredo.
Al día siguiente, fueron otra vez los compatriotas de Nuevo León, Tamaulipas y
Zacatecas, quienes sufrieron pánico por la violencia.

Y al día siguiente… Y al día siguiente… Y todos los días igual o peor, en los
mismos o en otros lugares.

Situaciones que llevaron a la Coparmex a advertir que la inseguridad ha llegado
ya, a niveles intolerables.

“No podemos acostumbrarnos a la violencia e inseguridad, al cierre de empresas,
al miedo ni a la muerte de familiares y amigos… a la falta de coordinación entre
autoridades federales y locales”, dice el resumen del documento de la máxima
dirigencia empresarial, que publicó el pasado miércoles Reforma.

Y es que todos estamos cansados de la violencia y de la pobreza, del rezago y la
desigualdad a los que no se ve salida.

Adolfo Sánchez Rebolledo asentó al respecto en su artículo semanal de La
Jornada, “No es un secreto para nadie que el malestar acumulado por la sociedad
mexicana, agraviado por la violencia que aterroriza al país, puede convertirse
en una pesadilla inimaginable”.


Y lo más terrible es que ni el Presidente ni sus funcionarios parecen
entender lo que está pasando.

No se dan cuenta, o tal vez o prefieren hacer como que lo ignoran.

Su dejadez es tanta, que ante el Comité de Derechos del Niño de la ONU el
gobierno reconoció que no tiene cifras de los niños involucrados en el narco.

Y han incurrido en increíbles contradicciones, que no debíamos dejar pasar por
ser actos graves y violatorios de nuestras leyes, frente a las denuncias de
WikiLeaks sobre el beneplácito presidencial para que agentes gringos interroguen
en territorio mexicano a emigrantes extranjeros, con el pretexto de la guerra,
lucha, o como Calderón quiera llamar ahora, a la pelea que da contra los
cárteles.

¿Serán tan cortos de vista el Presidente y sus funcionarios, como para cambiar
permisos para violar la soberanía nacional por los “espejitos” orales y medio
amables de la secretaria Clinton, aunque unas veces los critique y otras los
alabe?


¿Para fingirse sordos ante las censuras por el fracaso de sus acciones contra el
crimen organizado; y la forma de presentar a los capos que detiene como si
fueran artistas?.

¿Ante las afirmaciones de que se han encontrado “huellas” de los hijos de Marta
Sahagún en uno de los fraudes a Pemex, que ascienden a más de 6 mil millones de
pesos?.

Conducta oficial que ha llevado a que se vean como normales los actos religiosos
para agradecer limosnas narcas, como pasó esta semana en un templo de Pachuca; o
a que en plena cárcel se le inyecte bótox, a una “reina” presa por traficar con
drogas.

Y “ora” sí que no hay para donde hacerse…

Porque con esos candidatos que brincan y maromean buscando sólo su propia
supervivencia política.

Con esos partidos desdibujados que aceptan postular al que les caiga, sin
importar de donde venga.

 Con esos dirigentes que sólo quieren seguir en el poder, así sea podercito.

 Y con esas alianzas confusas y sin identidad, no vamos a llegar muy lejos.

Hablando de otra cosa, si el IFE es tan bueno para ahorrar cada año millones de
pesos, ¿no será mejor reducirle el presupuesto y dedicar esa lana a los
mexicanos más pobres?.

Por fortuna en medio de tanta locura y tanta mediocridad, llega una excelente
noticia que nos hace decir, ¡bien por la UNAM!; porque se colocó como la segunda
mejor institución de educación superior de Iberoamérica y la mejor de habla
hispana en el listado semestral de mejores universidades realizado por el
Consejo Superior de Investigación Científica de España.

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